Por @amatiz12
Aunque Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar estén separados en la general por 2’22”, el título del Tour de Francia no está definido. El debilitamiento del bloque del Jumbo-Visma reduce todo a un mano a mano que pese a que sea difícil de vaticinar, presenta algunas ventajas para quien ocupe actualmente la 2º casilla.
Previo a lo vivido el domingo, las cosas ya se anticipaban muy difíciles para el esloveno, pues en solitario, tenía que jugar al ataque frente a un tren tiránico y repleto de unidades que podía salvaguardar a su máximo adversario. Y aunque su rol ofensivo no ha cambiado, lo cierto es que en 24 horas, las bajas de Primoz Roglic y Steven Kruijswijk hacen más realista la idea de que sí puede marcar la diferencia, pues básicamente tendrá que lidiar codo a codo con el danés, al margen de lo que pueda hacer Wout van Aert.
Sí, el belga se convierte aquí en ese gregario clave que echará en falta Jonas. La versatilidad que lo caracteriza, escasez de lugartenientes del equipo y el tener el verde asegurado, hacen que sea esa pieza de lujo. No incluyo a Sepp Kuss, quien pese a tener días donde puede estar a la par de los mejores cuesta arriba, justamente no es prenda de garantía por su irregularidad, por lo que existe un 50-50 de chances de que escolte al líder en los momentos determinantes.
Pogacar va a probar martes, miércoles y jueves hasta conseguir lo suyo. La ventaja es que ahora tendrá menos oposición porque todo depende de los alcances de Van Aert y si Kuss está inspirado o no, y eso comparado a tenerlos a ellos dos, más Rogla y Kruijswijk controlando, es un escenario más benevolente, porque no deberá gastar mucho para romper esa barrera del equipo y tendrá mayores reservas para emplearlas directamente en contra de Vingegaard.
Además de que en el imaginario colectivo está la acertada idea de que apostar todo en los últimos kilómetros no bastará y eso significa que si su rival queda aislado en puertos de paso, se le puede complicar más de la cuenta mantener todo bajo control -algo irónico, pues ese mismo discurso aplicaba para Jonas cuando estaba en desventaja-. En especial la jornada del miércoles, que encadena varios puertos duros y mejor adaptados al joven de 23 años, podría ser todo un escollo por ese mismo motivo.
Claro, es lógico que para arribar a tal escenario se requerirá de fuerza, pero justamente ese es el factor que entrega incertidumbre a esta resolución. Esos más de dos minutos no provienen necesariamente de una superioridad de Vingegaard sobre Pogacar, sino de una maniobra táctica brillante de Jumbo, que masificando ataques desde lejos al hombre del UAE, logró quebrar su resistencia y llevarlo a un hundimiento nunca antes visto en él. Cierto es que existe un enorme mérito en el ahora portador del amarillo en tener las piernas para rematar toda esa faena, pero no es como si fuera igual de capaz de sacarle todo ese tiempo llegando mano a mano al último puerto sin un esfuerzo previo de tal magnitud.
Sin duda alguna, sin esa ejecución impecable de su elenco –al que este servidor criticó hace una semana– Vingegaard no estaría en la posición en la que reposa actualmente. Gran porcentaje de este éxito parcial, se lo debe a esa estrategia valiente, que por demás fue bien planeada y ejecutada, sin obviar lo fundamental que fue el pundonor de Roglic, a quien poco le importó ceder sus pocas chances de ganar en pro de ablandar el camino a su coequipero. Eso sí se llama trabajo en equipo.
Salvo eso, ambos han estado parejos el resto de días. Ni Tadej ha sido capaz de soltar a Jonas o viceversa. Existen unas fuerzas equiparadas, pero volátiles a sufrir una fuerte variación para este último bloque competitivo. Aquí todos vienen de dos semanas intensas, sin descanso, donde se ha rodado rápido incluso en los días de “transición”, algo que sí o sí hará que la fatiga pese en las piernas de todos, la duda es a quiénes castigará más a quiénes menos.
Todo esto es siempre especulación, pues sólo en la interna directores y ciclistas conocen los números, pero considero que hay un elemento que puede beneficiar a Pogi. Hasta ahora Vingegaard no ha tenido el día de malo -como ya lo tuvo el chico eslavo en el Granon- y es alguien que viene volando incluso desde antes del Tour sin estar en esa categoría de “extraterrestre” como sí lo está Pogacar, algo que engendra dudas sobre si tiene el tanque para alargar ese pico de forma, entonces, ¿por qué negar la posibilidad de que puede pasar dificultades en esta tercera semana?
Que nadie le quite lo bailado, pero afrontar esa tercera semana -siempre desafiante en cualquier gran vuelta- con lo dura que ha sido la carrera e intuyendo que viene con ese nivel desde antes, va a endurecer ese reto de un Vingegaard, que además nunca antes ha estado en una situación de estas.
En cambio, Pogacar, ya amoblado a la travesía de ganar sin ayuda y más codeado en disputas importantes, aunque sea la primera vez en que deba remar contracorriente, puede sacar ventaja de eso, pues tampoco anduvo de más previo a la Grande Boucle y usualmente es regular en estos esfuerzos de fondo. Otra cosa será si está lo suficientemente bien como para recortar esa brecha o si su oponente quiebra más de la cuenta.
Por cierto, muchos piensan en la crono como un arma letal del esloveno. Sin embargo, no hay que olvidar que pese a su biotipo, Jonas se ha fajado cronos monstruosas y no es notoriamente inferior a Tadej, por lo que apostar a recortar toda esta desventaja en ese parcial no es opción e incluso si es posible, sería mejor para Pogacar llegar con el Maillot Jaune al ejercicio cronometrado.
Para redondear, desde esta óptica, la previsión es que Tadeo juega con más puntos a favor por forma, experiencia y vulnerabilidad colectiva del otro ya sea para que él gane la carrera o la pierda Vingegaard. A lo mejor el hueco en tiempo entre ambos resulta ser largo, pero la lucha está viva y Pogacar tiene todavía con qué pelear.
Alejandro Matiz
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