Ciclismo Internacional

Opinión: La forma de Roglic, Bernal, Froome y compañía

Por @pmpalermo

Pese a tratarse de un evento histórico y con entidad propia, el Dauphiné ha sido siempre un banco de pruebas para el Tour de France. Y en este atípico 2020, esa es una de las pocas cosas que no ha cambiado.

Transcurridas dos etapas, apenas si se han visto diferencias respecto a lo acontecido en el Tour de l´Ain, donde Jumbo-Visma barrió a todos, tocando moralmente a un INEOS que parece estar siendo desplazado de su posición como dominador de la vueltas por etapas.

La segunda fracción del Dauphiné, con arribo en un auténtico puerto, sí fue escenario de cierta recuperación de los británicos, que se colocaron al mando con un extenso tren mientras los neerlandeses sólo tenían tres representantes: Roglic, Kruijswijk y Kuss.

Tal como adelantamos hace rato, Froome y Thomas son hoy eslabones débiles en la cadena que mueve la maquinaria del bloque de Brailsford. Ellos fueron los que menos ayudaron a Bernal, incluso con Froome apartándose sin llegar a tirar un metro.

Mientras, los tres Jumbo seguían inmutables. Y cuando Bernal se lanzó, Kuss lo secó en segundos y sin mostrar debilidades. Ni que hablar Roglic, que hizo un solo ataque, sentado, y fue suficiente para reventar a sus rivales. Claramente, un escalón por encima.

Pero lejos de repetir todo lo que se vio, mejor analizar lo que puede suceder. Básicamente, hay dos cuestiones que hoy tienen al mundo del ciclismo en vilo: ¿podrá sostener Roglic esta condición las tres semanas del Tour?¿cuánto más crecerá la forma de Bernal, Froome y compañía en ese mismo período? La respuesta certera sólo la conocen ellos, aunque hay varios indicadores que pueden ayudar a entender mejor dónde está parado cada uno.

Roglic mete miedo, y sus gregarios también. Claramente salieron de la cuarentena a tope y ha quedado plasmado en resultados allí donde tomaron la salida. Eso hace que muchos crean que irá para abajo en su condición, como sucedió en 2019, cuando voló los primeros meses de temporada y fue a menos en el Giro.

Pues bien, el primer punto para eliminar esa comparación es destacar que en este caso se ha exhibido en dos carreras de pocos días, no en tres meses de competición como sucedió el curso precedente, cuando hegemonizó el calendario entre febrero y mayo. Si se quiere, y pese a que no fue tan sólido, hizo podio en una grande tras cuatro meses de castigo, mostrando su peor cara. Para complementar vale la pena mencionar que tomó la salida en esa Corsa Rosa con 20 jornadas de competición en las piernas, y ahora partirá en el Tour con 10.

El segundo, difícil ir contra lo que sea que esté haciendo el equipo del momento en términos de preparación. Y con eso en perspectiva, se antoja lógico pensar que aprendieron del error cometido en 2019, y que si sigue apretando por algo será.

Todo lo contrario, quizás él aún tenga margen y eso es lo que los números del potenciómetro podrían ayudar a descubrir. La diferencia es que sus rivales están más retrasados, y eso hace aparentar una brecha mayor. Seguramente todos vayan para arriba, pero ojo que cuando eso pase, no sea demasiado tarde.

Esto da lugar a poner los ojos en Bernal, Froome, Quintana o quien sea. Del tetracampeón del Tour ya dijimos que, con suerte, irá de gregario a la ronda francesa. Poco más que añadir aquí.

En lo que a los gallos en cuestión refiere, lucen bien y es de esperar una progresión ascendente en su estado físico. Probablemente también en sus escuderos, pero eso implica que Dumoulin hará lo propio, así que no se vislumbra un desempate favorable a INEOS u otros por ese lado.

En definitiva, lo que queremos expresar es que hoy, la forma es la que es para cada uno. Eso no significa que en una campaña normal la brecha sea la misma. Pero ahora eso no importa. Lo relevante es que restan tres días del Dauphiné y luego todos se marcharán a recuperar en la altura, no hay margen para más entrenamientos de calidad, es todo mantenimiento.

Es decir que las mejorías físicas obtenidas en Dauphiné recién las conocerán en el Tour. Y eso puede ser muy tarde para Froome, si es dejado afuera, o insuficiente para todos los demás si las ganancias no equiparan a los Jumbo-Visma.

Seguramente, a lo largo de la carrera sigan mejorando, pero con montaña desde la semana inicial quizás se les haya ido el amarillo. Y una última apreciación: el peor Roglic, sufriendo en el Giro, tampoco perdió tanto ni padeció una explosión en toda regla.

Cualquier cosa puede suceder, es la vida misma, pero en términos de preparación física y forma deportiva, lo que se está viendo se replicará en el comienzo de la Grande Boucle. Estará en los contrincantes de Roglic limitar daños en la primera mitad para ver si el esloveno flaquea en la segunda.

Pablo Martín Palermo

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