Ciclismo Internacional

Opinión: La mejor actuación de Movistar fuera de España

Por @pmpalermo

Para cerrar el capítulo del Giro del centenario optamos por un artículo algo más personal, dejando de lado tediosos repasos de los equipos o momentos significativos que, al margen de una diarrea que ya es famosa, escasearon.

En este caso, las líneas giran en torno al Movistar Team, escuadra a la que hemos criticado duramente en el pasado por sus tácticas conservadoras que, casi sin temor a equivocarnos, los llevaron a perder el título del Tour 2015.

Nadie pone en duda los conocimientos de Eusebio Unzué, por algo guió al éxito a Miguel Indurain y “Perico” Delgado (lo de Pereiro fue diferente). Pero una cosa es dosificar en las montañas sabiendo que tu líder hará destrozos en la crono, y otra atar a un escalador puro que poco tiene que hacer sobre la cabra.

Ahora bien, esa situación se revirtió en el Giro 2017. No olvidamos la Vuelta a España pasada, pero los azules siempre rindieron bien en casa y, por eso, el enfoque recae en los hechos más frescos y llamativos.

Desde el inicio mismo del evento, los telefónicos demostraron ser el bloque más fuerte y no escaparon a su responsabilidad. Así, se los vio rodar adelante en los parciales planos, protegiendo a Nairo Quintana de los codos de los sprinters y de cualquier otra contingencia posible.

Ni que hablar en la montaña, terreno en el que se manejaron a sus anchas y con diferentes estrategias que luego no tuvieron el rédito deseado, probablemente, por la fortaleza de Dumoulin y las flaquezas de un Quintana más humano que nunca.

Para ejemplificarlo correctamente, recordaremos algunas situaciones puntuales. La primera, en el Etna, vio a un “segunda espada” como Amador neutralizando el intento de Nibali, accionar que ahorró a Nairo poner la cara al viento en un día donde tenía planeado rodar con calma.

Por contrapartida, el Blockhaus fue testigo de un recital azul, con los gregarios dando relevos a tope en el colosal puerto hasta asfixiar a los jefes de fila rivales. Ese día, De la Parte y Anacona fueron protagonistas excluyentes, en tanto que Amador ni entró en acción por decisión de Quintana.

El boyacense saltó a más de 7 kilómetros de la cima y soltó de rueda a todos sus adversarios, atacando hasta en cinco ocasiones. El triunfo fue el broche a un día perfecto de los españoles que, quizás, se soltaron la mejor perfomance en años fuera de su patria.

La etapa 11 vivió un ajedrez ciclístico en el que Movistar se llevó la partida forzando a los oponentes a desgastarse. Al cierre de la jornada, Amador escaló posiciones en un movimiento  -por ese entonces- valioso desde lo táctico de cara al futuro inmediato.

Oropa, puerto corto y en una etapa sin dureza previa, sólo ofrecía una posibilidad: acelerar en la base y lanzar. Y eso hicieron, aún en medio de un caos de ataques. Luego Quintana se topó con alguien mejor -Dumoulin- que no sólo lo alcanzó sino que luego lo pasó de largo y levantó los brazos.

La brutal fracción 16 ofrecía Mortirolo y Stelvio para lastimar a Dumoulin, y Movistar aplicó presión temprano enviando a Amador y Anacona por delante. El puente estaba listo pero, la inacción de Nairo, por respeto a la diarrea del puntero y la falta de piernas (cuando debió seguir a Nibali) porque ya iba tocado, frustró todo lo planeado.

Distinto fue el escenario en el 18° día de actividad. Un nuevo puente, que esta vez sí se concretó, quizás con una equivocación que fue encontrar a sus soldados cuesta arriba. Si trepan menos, que por algo son gregarios, lo ideal hubiera sido que Nairo llegara hasta Amador cerca de la cima para recibir su ayuda en el descenso y llano posterior, donde el “tico” sí es superior.

En la etapa 19, sin estar fino, Nairo recuperó el rosa a base de un ritmo duro de sus laderos que minó las reservas de Dumoulin. Antes de eso, aprovecharon el error de Sunweb y cortaron al puntero en una bajada, demostrando estar atentos y sólidos desde el minuto uno.

Lo mismo quedó expuesto en la etapa 20, aunque compartiendo esfuerzos con Katusha. Los escuderos de Quintana hicieron lo que pudieron con las energías que les quedaban, poniendo una marcha elevada que hizo tambalear a Dumoulin en Monte Grappa.

Cómodos campeones por equipos una vez más en grandes vueltas, estrenaron ese rótulo en la Corsa Rosa y lo obtuvieron corriendo por el escalafón individual, no en el grupal como en carreras precedentes.

No es ningún misterio que la prensa forma opinión y somos parte de ese colectivo. Pero estas líneas vienen a colación de las fuertes críticas propinadas a los de Unzué que, lejos de corresponderse con lo vivido en el Giro, responden al pasado.

Nos genera orgullo que se repitan algunas de nuestras ideas, siempre y cuando lo hagan con responsabilidad y coherencia. Por eso, consideramos necesario alabar la actuación de Movistar en este Giro, donde el que no estuvo a la altura (por lo que sea) fue su capitán, que encima se encontró con un adversario inesperado que casi no falló.

SECCIÓN GIRO DE ITALIA

Pablo Martín Palermo

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