Opinión: La muerte del Team Colombia, un agujero en el pelotón (y en el alma)

Por @pmpalermo

Malas administraciones, pobres presupuestos, pésima planificación deportiva y mal clima laboral. Esos son algunos de los puntos salientes que desembocaron en la desaparición del Team Colombia, un equipo con más significado simbólico que deportivo, como salta a la vista con la enorme repercusión mundial que tuvo su “muerte”, comparada con otras estructuras que corrieron igual suerte habiendo sido más exitosas.

Aquí ya no se trata de analizar en detalle los apartados antes mencionados, porque se habló hasta el cansancio de ello y, colegas más empapados en el tema, como Gustavo Duncan, arrojaron luz sobre la situación de un modo impecable que no deja lugar a ningún aporte.

De ahora en adelante, se mencionará todavía del tema, al menos, hasta que Coldeportes salde las deudas con los atletas, principales damnificados por las burocracias de un gobierno que, encima, recortó el presupuesto para el deporte. Dicha maniobra, camino de los Juegos Olímpicos, deja a las claras cuánto le interesa a Juan Manuel Santos, el presidente de la nación, a Andrés Botero, director de Coldeportes, y compañía el porvenir de sus mejores embajadores.

Algunos apuntan a que la reducción del patrocinio se debió a los pobres logros de 2015, y es cierto, porque el Team no estuvo en el nivel de antaño, cuando por cierto, contaba con algunos nombres de mayor relevancia que los actuales, hombres que huyeron espantados cuando conocieron que había una realidad mejor, donde les pagaban en tiempo y forma y nos les vendían sus propias bicicletas.

Cosas malas suceden en todos lados, pero de este lado del Atlántico (‘tercer mundo’ que le dicen) es más normal y, por consiguiente, coto de caza liberado para gente como Corti, que hizo su negocio mientras pudo y se marchó apenas se le torció el panorama. ¿Por qué no apeló a alguno de los contactos de los que tanta gala hizo en estos años para conseguir el copatrocinador necesario para seguir?

La culpa no es del chancho sino del que le da de comer, en este caso, Coldeportes. Dicha estructura, demostró reiteradamente su ignorancia en todo lo relacionado al ciclismo, que le regaló preciosas horas de publicidad, solamente, con los podios de Duarte o Pantano en etapas del Giro de Italia. Si se tratara del fútbol, lloverían los millones sin importar los fracasos.

Paradoja

Pero la cuestión sobre la que queremos enfocarnos es otra, que no hace más que incrementar la furia general de todos los amantes del ciclismo, porque no sólo se va un equipo del pelotón, sino que lo hace el único representante de los escarabajos (y de Latinoamérica) a nivel escuadra en los primeros planos.

No somos necios, sabemos que sólo atletas y nombre eran colombianos, y que todo el resto respondía a Italia, como no podía ser de otro modo con Corti de por medio. Sin embargo, su sola mención y la pasión que despertaba en los fans, bastaba para relacionar la camiseta negra con la orgullosa nación cafetera, así como sucedía con Euskaltel, el naranja de su maillot y los aficionados vascos.

Lamentablemente, hasta que otro conjunto llene el espacio, se dará la paradójica situación de ver a Colombia con vencedores de etapa y carreras por todo el mundo, o en la cima de los rankings del World Tour y por países, pero sin una formación propia corriendo en dichos eventos.

Nairo Quintana, Rigoberto Urán, Carlos Betancur, Esteban Chaves y demás figuras, seguirán o, incluso, mejorarán sus prestaciones, y su sola presencia garantiza resultados, mientras que, en su patria, la interminable cantera de pedalistas seguirá fabricando talentos. Pero, así y todo, faltará una estructura que sirva de punto intermedio y motivación a los aspirantes a estrella y que, además, otorgue presencia de modo global en las grandes citas, donde ahora no se hablará de Colombia más que indirectamente, cuando alguno de sus embajadores logre una de las gestas a las que acostumbran.

Duele reconocerlo y muchos aún no caen en la cuenta de ello, pero el equipo Pro Continental daba una identidad que ni siquiera las estrellas antes citadas otorgan al país americano, uno de los más fuertes del pelotón, donde ahora hay un hueco imposible de llenar, por lo menos, hasta que otra formación con ADN cafetero ocupe sus zapatos y devuelva la bandera tricolor al lugar que se merece.

Pablo Martín Palermo

Copyright © 2015 Ciclismo Internacional. All Rights Reserved