Es oficial. Miguel Ángel López fue anunciado como nuevo corredor del Team Medellín tras su salida tumultuosa del Astana por sospechas de dopaje. Ahora bien, ¿representa esto una buena o una mala noticia?
Por @pmpalermo
Considerando que “Supermán” es uno de los mayores talentos de su generación (y eso dice mucho por el altísimo nivel de sus colegas de circunstancias) la noticia es negativa. El de Pesca salió de Europa de la peor manera posible, un tema vinculado al dopaje, una mancha muy difícil de lavar aunque resulte inocente en tiempos donde se es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Pero no sólo fue despedido del ciclismo grande, sino que ha recalado en el “chico”.
Esto indica varias cosas. Para empezar, que su situación con la Operación Maynar no se solucionará en el corto plazo. También que es un corredor con asterisco, porque a su polémica forma de ser (le costó hasta un episodio en el documental de Movistar) ahora ha sumado un signo de atención respecto a su credibilidad.
Es evidente, si regresa a correr en Colombia, que no hay lugar para él en el pelotón internacional, al menos no hasta que aclare su situación. Y eso puede llevar mucho tiempo si se embarca en cuestiones con abogados, apelaciones y todo el circo que rodea este tipo de casos.
Es real que lo que aconteció fue en el cierre de curso, pero las escuadras hubieran hecho fila para tenerlo de haber estado libre de todo cargo. Eso no es así y el exAstana deberá “pasar el año”, tal como él mismo declaró.
Obviamente ganará menos dinero que en Europa, pero eso para él no es el principal problema porque lleva varias campañas recaudando a buen ritmo y en moneda extranjera. ¿Más contras? Calendario más acotado, porque aunque Medellín reciba más y mejores invitaciones quizás no tengan el presupuesto para viajar a las mismas.
Un paso atrás en lo deportivo, claramente. Con todo el respeto del mundo por Medellín, aquí el escalador pasará de correr en las grandes vueltas contra los mejores ciclistas del planeta a disputar un calendario 2.1 en promedio (siendo generosos) y una escasa cantidad de jornadas de actividad oficial.
Pese a que es un buen modo de mantenerse activo, López tiene en juego su legado. Todo lo conseguido la última década está entredicho y la decisión de bajarse de nivel agranda esa sensación. Ya no por ego, sino por eso mismo que mencionamos es que debió permanecer inactivo en lo deportivo y apurando una resolución de su caso antes que retornar a un ciclismo menor que encima cuenta con una de las cotas más elevadas de sancionados por la UCI.
La decisión está tomada y al menos los de este lado del mundo disfrutaremos de cerca a uno de los pedalistas más virtuosos del planeta. Pero la determinación se suma a una lista de elecciones más que discutibles por parte del boyacense: desde golpear a un aficionado o llamar estúpido al campeón mundial, a irse de una carrera o ahora escaparse a casa.
Sólo si es un paso circunstancial, demuestra su limpieza y vuelve al World Tour podrá arreglar el embrollo en el que se ha metido. Hasta entonces, la ha liado peor con un fichaje en el que el único beneficiado es el Medellín, formación que sí hace las cosas bien.
Veremos en qué termina esta nueva andanza de Miguel. Como tantos otros latinoamericanos, extremadamente virtuoso y a la vez, conflictivo y polémico. Ojalá el epílogo de su carrera –porque ya pasa los 30- sea donde debe y merece estar, en el ciclismo más grande.
Pablo Palermo
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