Por @pmpalermo
Empezó la temporada baja y, con ella, los rumores. El más importante por estos días, uno que sitúa a Chris Froome en la salida del próximo Giro de Italia, carrera que el británico no tiene en su palmarés y que, para seducirlo, incluiría suficientes kilómetros contra reloj en su trazado.
Es cierto, la ronda italiana es la única prueba del “Grand Slam” ciclista que le falta a Froome y, de ganarla, lo elevaría al selecto grupo de campeones en las tres Grandes Vueltas, integrado por Anquetil, Contador, Gimondi, Hinault, Merckx y Nibali. Pero no son pocas las razones por las que dicho logro deberá esperar.
Es que, por más importancia que tenga la Corsa Rosa o mezclarse con la élite del deporte pedal en un reducido club de vencedores de Giro, Tour y Vuelta, es por todos conocido que el “keniata” está a un paso -como si fuera tan poco- de unirse a otro grupo, aún más pequeño, el de los pentacampeones de la Grande Boucle, donde lo aguardan Hinault, Merckx, Anquetil e Indurain.
No en vano la ronda gala es la más importante del planeta y, convertirse en uno de los pocos en obtenerla cinco veces, es una cita con la historia más grande del ciclismo. Mucho más que vencer el Giro o completar el círculo de las tres grandes.
La mejor evidencia de ello se aprecia cada verano, con los equipos enviando a sus mejores hombres rumbo a París; las marcas presentando sus novedades en simultáneo, y con los principales vueltómanos de cada generación centrando sus años top en la puja por el amarillo.
En plenitud, pero al borde de iniciar su declive, Froome no tiene motivos para cortar su racha ganadora, más conociendo todos los secretos del evento francés. No así de la cita transalpina, con la que acumula pocos y no muy alentadores antecedentes (NdR: un 36° puesto e 2009 y una expulsión, 2010).
No sólo eso, en caso de ir al Giro, cometería el mismo error que Quintana en 2017, es decir, acumular cuatro Grandes Vueltas en un año. Y al igual que con el colombiano, quien les habla no cree posible dicho doblete, mucho menos con semejante castigo a cuestas.
El incentivo de las cronos puede ser tentador para un especialista como él, pero insuficiente como para tomar una decisión del género. Lo mismo la semana extra que tendría de descanso una vez acabado el Giro y hasta el comienzo del Tour, debido al Mundial de fútbol. Ni que hablar de dinero, no lo necesita.
Es real, si hay alguien capacitado en el ciclismo moderno para acometer el doblete con garantías es Froome. Porque está en el mejor equipo, con mayor presupuesto, gregarios de lujo para las dos carreras y, obviamente, por su capacidad y versatilidad.
Pero ni así se me antoja posible que tenga suceso. Y menos con el récord a su alcance, en una de sus últimas oportunidades. Recuerden que, en julio de 2018, el líder de Sky tendrá 33 años y que ya acumula muchas temporadas al máximo nivel, algo que puede pasarle factura en cualquier momento.
En mi opinión, Froome sí irá al Giro, pero cuando compruebe que ya no puede imponer condiciones en Francia. Y, en consecuencia, se corte su racha triunfal, por ahora, de tres ediciones consecutivas.
Hasta entonces, el pupilo de Brailsford respirará por y para la cita gala. Incluso, no sería raro verlo levantar el pie del acelerador en la Vuelta -¿pensando en el Mundial?-, porque ya la consiguió, y dichos esfuerzos luego se pagan. Siempre, antes o después, esos kilómetros le cobran un peaje al organismo. Y allí está Nairo, en la mejor edad, para confirmarlo.
Un punto adicional que “Froomey” no puede dejar de lado es el de los rivales. A los de siempre -Quintana o Bardet- hay que añadir a gente como Richie Porte y Tom Dumoulin. Atletas más completos que los escaladores antes mencionados, con atributos que pueden demandarle esfuerzos al de Sky.
Fue el propio “tetra campeón del Tour” quien reconoció que las diferencias han sido menores en 2017 debido a una mejoría de los adversarios. Y si lo dijo, con el control que lleva de todos los factores, no se arriesgará a no ser parte de la historia más selecta sólo por responder a cada reto que alguien le propone.
Es más, ¿y si Froome ganara el quinto Tour? Le quedaría sobre la mesa la empresa de convertirse en el número uno de la carrera más importante. Más motivos para patear hacia adelante la oferta del Giro.
Total, si afirmó que correrá cinco o seis años más, le sobrarán temporadas para adornar su currículum, no sólo en Italia, sino en diversos eventos que tiene al alcance por cualidades y en los que no toma la salida por calendario.
Por todo esto creo que Froome no correrá el Giro 2018. Porque él sabe mejor que cualquier periodista, que estas líneas son verdad y que la ocasión de hacer historia no se presenta todos los días. Para la mayoría, nunca.
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Pablo Martín Palermo
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