Ciclismo Internacional

Opinión: Que Bernal flaquee es bueno para el Giro y el ciclismo

Por Oscar Trujillo Marín

La etapa 17 del Giro de Italia, que partió de Canazei con final en el duro puerto de Sega di Ala, ha devuelto la emoción a la carrera de cara a las cuatro jornadas finales. Que el líder haya sufrido, que se muestre vulnerable después de tanta ambición, despliegue y espectáculo brindado las 16 jornadas anteriores, humaniza el ciclismo y mantiene viva la competencia con varios rivales opcionados al título, que es la razón de ser y el ideal de una carrera ciclista de cara a la audiencia y el recuerdo.

Foto: Getty Images

Da gusto ver un corredor con tanta calidad y clase para la escalada como Simon Yates romper el conformismo (o extenuación) del grupo de los demás aspirantes. Es lo mínimo que se le puede pedir a un campeón de tal jerarquía (y lo que por desgracia tantas veces no se hace en las grandes vueltas, cuando mucha gente con enorme calidad se conforma con el puestómetro y el ritmo que le imponga el equipo dominador de turno).

Simon vino a ganar, es lógico que intente revertir su discreto comienzo (marchaba hasta hoy 5° a más de 4 minutos) e inquietar la comodidad del líder o al menos subir al podio. Por eso atacó para crear caos y buscar fisuras. Estando bien nunca ha sido un corredor que se esconda, especule o se conforme con ser comparsa al ritmo que le interese a la escuadra que lleve al primero en la general. Lanzó su ofensiva y le salió bien.

Yates corrió con mucha inteligencia, le importó poco quedarse sin compañeros ya a pie de puerto. Se mostró agresivo cuando tocaba, después de un magnífico trabajo de sus gregarios para endurecer la carrera, que para colmo se fueron al suelo en la caída masiva y empezó la cuesta final solo. Aprovechó la mala pinta que desnudaron muy pronto Vlasov y Carthy. Atacó para asaltar el podio, pero cuando vio que el líder flaqueaba, su clase lo propulsó y quiso más.

Al británico le importó poco también que a Bernal le sobrevivieran en el duro ascenso conclusivo sus lugartenientes más fuertes, Castroviejo y Martínez. Lo intentó generoso, a su estilo, que también da gusto ver cuando carbura, y se llevó un buen botín que lo mete otra vez en la pelea. No tanto porque esté muy cerca en tiempo sino por las piernas que mostró. Esta circunstancia no deja en absoluto tranquilos a Damiano Caruso ni al líder, que ya no se pueden permitir otro día malo.

Cuando hay condiciones de sobra y ambición hay que probarlo. También es bueno (no tanto para los aficionados colombianos, pero sí para el espectáculo y la credibilidad de este deporte) que esa figura del líder incombustible, robotizado, que nunca tiene días malos, desaparezca del ciclismo. No es humano ir 21 días a tope, arrasando. Las laxitudes, distracciones, percances, molestias, enfermedades sobrevenidas o la simple acumulación de fatiga tras los esfuerzos, es normal que pasen factura. Lo anormal es no fallar nunca. Los grandes campeones de la historia lo han sido por salvar de manera decorosa sus días malos y demoler cuando están pletóricos para acumular renta.

En el pasado esa infalibilidad y regularidad sostenida de un líder imbatible en cada ronda de tres semanas que corría, por lo general, ha ido de la mano con ayudas ilegales y métodos fraudulentos que facilitan los milagros. Es comprensible entre atletas de élite, por muy buenos que sean, que puedan tener días, pruebas o temporadas donde el nivel fluctúa. No están exentos de debilidades súbitas, miedos, acumulación de cansancio o mala recuperación.

Viendo los números, la carrera sigue casi igual entre los hombres del podio, en cuanto a diferencias se refiere, muy cómoda para Bernal (estando bien). Solo que ahora al tercer cajón se ha subido el rival más peligroso posible, el gemelo inglés. Pero mirando la imagen tras ese duro km siguiente -tras el brutal cambio de ritmo de Almeida y Yates-, si inquieta un poco saber si fue una pájara circunstancial del líder (muy bien solventada por Bernal, todo hay que decirlo) o una factura por tanto derroche de energía los 16 días anteriores. En Milán lo sabremos.

Precisamente por eso ha ganado en suspenso e interés, incluso dramatismo, un Giro que ya lucía algo resignado y donde el espectáculo solo lo estaba dando entre los favoritos el portador de la ‘maglia rosa’. Bien por Yates, reclamando el lugar que por jerarquía y ofensiva manera de correr en las cuestas le corresponde. Si Bernal consigue defender su bien ganada renta será un merecido campeón. Si Yates logra revertir su flojo comienzo será admirable también. El Giro finalmente se lo van a jugar los dos corredores favoritos por palmarés, lógica, momento e historial.


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Oscar Trujillo Marín

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