Ciclismo Internacional

Opinión: Tour Colombia, una 2.1 diferente

Por @pmpalermo

El Tour Colombia 2019 será largamente recordado. ¿Cómo? ¿Una prueba 2.1 en plena época de pretemporada? Sí, porque en años en los que las principales citas del calendario suelen ser tediosas y muy igualadas, la ronda cafetera regaló algunas de las mejores escenas ciclísticas en mucho tiempo.

Foto: BettiniPhoto.net / Movistar Team

Por más que haya que destacar un cartel de participantes al nivel de una gran vuelta, eso se ha visto en otras rondas del género y no es lo llamativo. Aún así, resaltar la presencia de los Froome, Quintana, López, Urán, Alaphilippe, Gaviria, Bernal y un largo etcétera que atrajo las miradas del mundo al bello país sudamericano.

Pero además, y he aquí lo reseñable, casi todos ofreciendo esfuerzos generosos. Situación poco usual en estrellas de este calibre, en febrero. Allí están los datos que ratifican lo fuerte que se corrió, con etapas disputadas a toda velocidad y ascensiones con números de primera línea, como los 6 w/kg que Nairo empleó en Las Palmas, a 2500 msnm.

Más ejemplos: aún luchando por el título, López, Martínez o el francés Alaphilippe se metieron en fuga, en tanto que Sky puso su tren a tope en las fracciones de montaña, Sosa y Bernal trabajaron al unísono y muy agresivamente; Urán mostró los dientes -literalmente- mientras se vaciaba por Martínez, Nairo buscó y encontró su etapa pese a no ir del todo fino, en vez de dejarse ir como Froome tras su trabajo de selección, etc

Por supuesto, con un alto componente local entre las figuras del evento, no podía ser de otro modo. Claro está, con sus objetivos a meses vista, bien pudieron correr más tranquilos, pero su orgullo patrio impidió eso, casi que forzándolos a ofrecer el show antes mencionado. Y esa es la distinción respecto al resto del planeta.

Difícilmente se aprecie algo similar en otra parte del mundo. Y puede ser mejor o peor en lo que a la preparación estacional refiere, pero sin lugar a dudas, pocas competiciones en el calendario serán escenario de una puja tan emotiva como la que se vivió esta semana.

Es que, un factor adicional que favoreció las emociones, fue que los protagonistas no estaban en plenitud. Ya se sabe de la paridad en el ciclismo actual debido a los métodos de entrenamiento, algo que aquí no influyó y ayudó a los ojos de los aficionados.

Eso, más el interés de los World Tour colombianos, propició una competición con tres fracciones de alto calibre deportivo y emocional: la 3, la 5 y la 6. En todas se disputó casi a la colombiana o, para los europeos, al estilo aficionado. Es decir, con ataques y contragolpes por doquier, incluso sin pensar en lo táctico.

Poco pudieron hacer los continentales, que fueron relegados por el altísimo nivel de base de sus pares de la categoría principal. Sería interesante ver qué pueden hacer en una condición como la que suelen ostentar en Vuelta a Colombia. Eso sí, varios mostraron destellos de un futuro magnífico, como por ejemplo, Alejandro Osorio, Kevin Rivera, Harold Tejada o Diego Ochoa.

Para otro artículo quedará el tema de la preparación física y cómo ha influido la globalización en el ciclismo actual. Pero aún con el pelotón estando fino de enero a octubre, Colombia marcó una diferencia substancial en la temática y el hecho de que los intérpretes hayan sido top, resaltó más la situación.

Pablo Martín Palermo

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