Por Oscar Trujillo Marín
En los tres últimos años han salido más jóvenes super dotados para el ciclismo que en todo lo que va de siglo. Los resultados casi desde niño avalan a Thomas Pidcock como otro de ellos. Su precoz trayectoria intimida.
El codiciado y versátil corredor nacido en Leeds empezará su andadura profesional a partir del próximo año en el poderoso equipo INEOS Grenadiers que, como viene siendo costumbre, a golpe de chequera suele acaparar y fichar los mejores prospectos cada año y con mayor razón los locales.
Esta nueva generación de precoces cracks no es solo que apunten maneras, que sean promesas menores de entre 18 y 22 años, sino que van arrasando donde quiera que corren y una vez son ascendidos (de forma prematura para la costumbre) a profesionales del World Tour, empiezan ganándole a los veteranos sin despeinarse en citas de prestigio o destacando sin ningún tipo de complejos. Ya hemos visto de lo que son capaces Bernal, Remco o Pogacar antes de cumplir los 23 años, edad en que hasta hace poco se empezaban a ascender poco a poco a los jóvenes prometedores a la máxima categoría y en la que hoy ya algunos son los máximos ídolos mundiales, por resultados y logros conseguidos.
En breve será comunicado por INEOS Grenadiers, quien con la distracción (y decepción) del Tour tan reciente no había tenido tiempo ni querido solapar la buena noticia . Así lo ha manifestado The Telegraph, sin embargo era una llegada anunciada por las conversaciones previas y el interés de ambos. Pidcock arrasó hace unos días en la edición sub-23 del Giro de Italia destacando en las jornadas de montaña.
Sobra decir que Thomas es otro miembro ilustre de esta generación de fenómenos superclase que de juveniles van barriendo donde que corren: ganó el Campeonato del Mundo Júnior de Contrarreloj en (2017) ganó también la edición júnior de la Paris-Roubaix en 2017 y la sub 23 en 2019. Al parecer le rinde en la crono, escala con los mejores y es capaz de ganar sobre piedras.
El joven británico está haciendo el exitoso también en esa tenencia de paso de cracks del ciclocross que se decantan por la ruta, pues ya ha sido campeón del mundo de ciclocross en juniors en Bieles (2017) y dos años después en Bogense (2019) en categoría sub23.
El inglés es un caso curioso que desafía las leyes de la física, ¡mide apenas 1-57 y pesa 50 kilos! Un biotipo más de escalador puro por razones obvias, -que en efecto lo es y de manera muy destacada-, pero sus victorias en clásicas y sus buenos ejercicios contra el cronómetro desconciertan un poco para bien, tiene un motor comprimido con una potencia fuera de lo común.
Desde el año entrante puede empezar a demostrarlo y comprobar en la élite si está para igualarse a los últimos fenómenos precoces que han empezado con pie derecho su andadura profesional y ya han corroborado su enorme calidad muy rápido obteniendo resultados de mucho prestigio: Bernal, Evenepoel y Pogacar tienen otro rival generacional que nos se ciñe a la lógica ni la historia.
Pero peor lo tienen los veteranos que ya no ganan para sustos viendo salir tanto joven talentoso cada temporada que aterriza en élite, sin pedir permiso, a quedarse (sin pagar si quiera su cota de un par de temporadas de adaptación y novatada como sucedía antes) con lo que hasta hace poco ellos solían ganar. Pidcock ha llegado al equipo de su casa, al más poderoso del pelotón internacional, tendrá todo a favor para triunfar, ahora depende solo de él.
Oscar Trujillo Marín
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