Por Oscar Trujillo Marín
Las medidas excepcionales que ha tomado el gobierno español para contener la expansión del cornonavirus han afectado la movilidad de toda la población, que ahora mismo se encuentra en confinamiento obligatorio en sus casas y solo pueden salir si demuestran que es estrictamente necesario por temas laborales, salud, compra de alimentos y medicinas y algunas excepciones puntuales más perfectamente acotadas.
Que son necesarias, por supuesto, pero no por eso dejan de causar un impacto y traumatismo incalculable en la gente que no puede acudir al teletrabajo, vivir de sus ahorros o que su modo de buscarse la vida está en contacto obligatorio con la calle.
Este tema cobra relevancia en todos los apartados de la sociedad y, por supuesto, en la parcela que manejamos, el ciclismo, por que aparte de España ser un país con gran cantidad de corredores en el World Tour, tanto como en segunda división y equipos continentales, es quizás el país de Europa donde más tienen su sitio de residencia y entrenamiento habitual los corredores extranjeros venidos de todos los puntos cardinales del planeta.
En teoría, gestionando un permiso por parte de su equipo ante las autoridades competentes, un ciclista puede demostrar que es su profesión y salir a entrenar en solitario, no debería ser un problema durante este indefinido parón, conservar su forma cuando no compite es también parte de su trabajo. Pero a esta insólita y dramática situación se le añade un escollo (insalvable) más.
El decreto 463 del 2020, expedido el 24 de marzo pasado, es claro y la federación vasca de ciclismo, región donde residen muchos profesionales en este deporte lo ha explicado: “Está contemplado dentro del estado de alarma expedido para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, que queda limitada la libre circulación de personas, lo dice su artículo 7 y sus excepciones se ciñen a unos motivos tasados, dentro de los cuales no se encuentra la práctica deportiva a ninguno de sus niveles”.
Al respecto, la misma federación ha declarado: “Es por ello que desde la entrada en vigor y mientras dure el Estado de Alarma declarado por el Gobierno (período inicial de 15 días) no tendrá cobertura de la póliza de seguro de la ETxF ningún accidente deportivo nuevo que pudiera producirse estos días”, concluye el anuncio de la federación. Es lo que dice la ley consignada en la proclamación del estado de alarma, y deja pocas dudas.
El corredor guipuzcoano Gorka Izagirre en declaraciones al Diario Vasco afirmó: “Estamos en contacto con la asociación de ciclistas profesionales ACP y allí nos dijeron que podemos entrenar al aire libre, porque es nuestra profesión. Pero no tenemos un documento oficial que nos brinde garantías; un compañero de mi equipo salió hoy a entrenar en Benidorm y fue devuelto a casa por la Guardia Civil”.
Como respuesta a Gorka, la leyenda española del ciclismo y ganador del Tour de Francia Pedro Delgado comentó: “Estoy completamente de acuerdo con Gorka. Los corredores que no son profesionales pueden quedarse en casa. Pero un profesional que solo hace deporte, vive de esto y es su medio de sustento debería poder mantener su rutina. De lo contrario, sería un verdadero desastre para su rendimiento en comparación con los ciclistas de otros países no afectados por restricciones “.
Para colmo, el entrenamiento al aire libre está prohibido ahora mismo en España. Cualquiera que sea sorprendido se expone a recibir cuantiosas multas en dinero, sanciones administrativas e incluso penales. El argumento es que el solo riesgo de que el deportista se caiga y termine en el hospital, es una cama menos disponible para un paciente potencial con coronavirus.
Es una situación muy complicada no solo para los ciclistas, si no para la gente que tiene su diario sustento en un mundo de actividades que se realizan en la calle y que requieren salir cada día. Es un momento de demasiada incertidumbre para este oficio y profesión y tantas más.
Por mucho que alguno de los cientos de corredores de élite, segunda y tercera división que viven en España -incluso en Andorra- consiguieran salvoconducto para salir a entrenar, ninguna aseguradora con contrato en vigor se haría cargo de los gastos de un accidente provocado mientras dure este estado de alarma. Asunto vital y nada desdeñable que terminará por disuadir cualquier intento que no sea rodillo en casa. Amparadas por la ley las compañías de seguros se pueden exonerar de hacerse cargo. Y dichas compañías no son, ni mucho menos, altruistas ONGS, por supuesto que todas lo harán.
Oscar Trujillo Marín
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