¿Por qué todos los ciclistas quieren ir a sufrir al Tour de Francia?
Por Oscar Trujillo Marín
El Tour de Francia no es la carrera más prestigiosa e importante del calendario ciclista mundial por capricho o mero chauvinismo galo. No lo es (aunque también, con el paso del tiempo) por su millonaria, amortizada y justificada caravana publicitaria. No, simplemente es la mejor carrera del mundo, con abismal diferencia, porque la calidad de sus actores es muy superior a cualquier competencia existente.
Ganar un sprint intermedio, un puerto de montaña, ya no digamos una etapa, mantenerse en una fuga (al menos conseguir entrar en ella) hacer podio o vencer en la general es infinitamente más complicado. La dureza está en la acumulación de rivales con demasiada calidad, lo más selecto del pelotón mundial: los mejores trenes de lanzamiento, los gregarios más cotizados y excelsos para llano y las cuestas, los punchers y aventureros más virtuosos del pelotón se pelean a muerte cada milímetro de espacio y cada opción de figurar por mínima que esta sea.
El mérito no es qué ganas, sino contra quienes te tocó batirte, a cuántos cracks, a cuántos súper clase lograste sobrevivir y superar al final de los 21 días. En eso, el Tour cada año no tiene rival. En atraer al mejor cartel posible, de lejos. Cualquier carrera ciclista, hasta una prueba infantil que le dé vueltas al parque del barrio puede ser muy emocionante, -sobre todo si participa alguien de nuestros afectos, una hija o un sobrino, etc.- igual hay tensión, emoción angustia, drama… Pero eso no significa nada en términos de categoría y extrema dificultad en la competencia, que la conceden son los rivales y el ritmo de carrera. Menos que se pueda comparar con un monstruo como lo es el Tour, bien sea la ronda ibérica o transalpina, para no ir más lejos.
Todos los que reniegan de la Grande Boucle por su aparente falta de emoción, o “espectáculo” tienen que aceptar que su trepidante ritmo los vuelve a atrapar cada año, sin que puedan hacer nada para evitarlo: aunque sea para quejarse. En el fondo esas diatribas suelen ocurrir cuando los suyos no destacan o ganan, sino ahí sí sería divino el trazado y el desarrollo de la prueba, claro.
No se trata del recorrido, que cambia cada año. Eso sí, cada vez con menos km contra el cronómetro, por desgracia; a veces con más o menos llegadas en alto, -que no necesariamente significa menos montaña- Sino miren esta edición, la terrible dureza en tanto puerto intermedio y la escabechina que se ha presentado en cada jornada quebrada con diferencias exageradas. Para algunos obtusos solo cuenta la montaña cuando el final de la etapa termina en cuesta larga o pasa de los dos mil metros; por lo visto no lo es cuando se cruzan parciales con brutales encadenados montañosos que cometen el sacrilegio de acabar en bajada. Como si las pendientes negativas no fueran parte obligada de las destrezas que debería tener un escalador o la cara “b” de la misma montaña.
Se escucha a menudo la trillada cantinela que el Giro de Italia es mejor, más vistoso, más compensado en su recorrido (en eso si estoy de acuerdo, incluso aunque lleven varias ediciones sin poder correrse en pleno la etapa reina, siempre por mal tiempo) y su desarrollo más anárquico; que es más emocionante (recordemos las carreras infantiles que también lo pueden ser…) De igual forma algunos afirman que la Vuelta a España con sus distancias para juveniles y sus 10 llegadas en alto, -la mayoría uni-puerto o en cortas cuestas de cabras- son más atractivas, lo cual no deja de ser más un anhelo o la voz del despecho que otra cosa.
Mirando nada más las primeras doce etapas de esta edición 2021 o las del año pasado, por solo hablar de los recientes Tours, es evidente que las otras carreras palidecen ante el altísimo nivel que se ve en esta competencia.
No creo que haya existido corredor en la historia que prefiriera ganar un Giro de Italia o una Vuelta a España que ser primero en el podio de Paris. Tampoco hay corredor que, habiéndolo corrido, no reconozca la dificultad extrema del Tour en comparación con las otras dos grandes carreras de 21 días.
La evidencia es contundente a favor de la ronda gala. No hay prueba más difícil, disputada, implacable por su infernal velocidad, la ambición superlativa con la que se corre y la enorme acumulación de corredores de excelsa calidad. Gente que en el Giro o la Vuelta suelen brillar, aquí no les da ni para ganar una etapa o meterse al top 10.
Así ha sido siempre y por eso la ronda francesa es la prueba reina de lejos y lo seguirá siendo. Las diferencias entre los treinta primeros -con 10 días por correr aún, en esta edición 2021-, son brutales. El parte de bajas en hombres ilustres y favoritos de este triturador de ilusiones no se compara con ninguna otra carrera; el estrés, la tensión y el nivel marca la diferencia. Wout van Aert, el corredor libra por libra más completo del mundo ahora mismo, con envidiable palmarés en clásicas de postín y triunfos parciales en pruebas por etapas, declaró esta semana que su victoria en la etapa del doble paso por el Mont Ventoux ha sido su logro más importante y grato hasta ahora. Poco que añadir.
El espectáculo y los méritos no son monocromáticos
Causa hartazgo ya escuchar (siempre en función de si el crítico es paisano o no del ciclista) cómo buena parte de la afición -bien sea europea o suramericana- por mucho ciclismo que hayan visto en su vida, se niegan a entender que hay distintas maneras de lograr un objetivo, y que ese “estilo” lo da las heterogéneas, diversas capacidades, talentos y virtudes de cada cual. Que no siempre, ni mucho menos, tienen que coincidir.
Al igual que sucede en el fútbol, y me perdonan el símil pero es pertinente, es tan espectacular y admirable ver a Messi driblando y repartiendo juego con genialidad única, como ver a un atleta de gimnasio, caso de Cristiano Ronaldo definiendo como le quede la bola -y como le caiga- de manera magistral y letal; también ver al legendario Maldini, en su momento Pasarella o Godín defendiendo en la zaga, infranqueables por aire o tierra; o disfrutar a perros de presa, picapiedras infatigables en el medio campo como Gatusso, Simeone o Patrick Vieira; o a Khan, Buffon o Neuer atajando lo imposible. Cada uno brilla con sus dones naturales e intenta hacer ganar a su equipo con sus particulares virtudes.
A nadie con dos dedos de frente se le ocurriría pedirle a Gatusso que drible o defina como Messi y Cristiano. Pero todos los técnicos del mundo quieren un Gatusso en su equipo, sin ellos tampoco hay triunfo. En el ciclismo ocurre igual. Cada uno intenta vencer, imponerse con su talento (y los hay de muchas clases) Es tan loable atacar a lo bestia con el ímpetu juventud y clase de Pogacar o Bernal cuando está bien, o en su momento Contador; como ser astuto, leer muy bien las carreras, saberse regular, destacar en todo aunque no se sea el mejor en nada, y ser un derroche de pundonor y constancia a pesar de sus evidentes limitaciones y falta de un organismo privilegiado como los genios generacionales anteriormente nombrados. Este es el caso de Rigoberto Urán tan criticado por no hacer ataques (bastante le cuesta con seguir a los mejores y no es su fuerte) Pello Bilbao, Enric Más o el mismo Kruijswijk de sus mejores temporadas. Su forma de destacar tiene el mérito de sus enormes limitaciones.
Gente como Urán no tiene, ni de lejos, el talento natural genial, privilegiado y carácter explosivo de Tadej, Egan o Alberto en sus días dorados. Hay mucho mérito en permanecer en la élite tanto tiempo, aunque aficionados ignorantes los tilden de ruederos de manera despectiva. Como si ser tantas veces top 10 o 5 o podio en vueltas de tres semanas estuviera al alcance de cualquier gil o fuera muy fácil quedar siempre entre la media docena de elegidos en las etapas más duras. Como si fuera muy fácil seguirle la rueda al trío de cracks generacionales de turno y más aún en el Tour de Francia donde siempre va la pléyade del ciclismo mundial en su más alto pico de forma.
Tiene mérito y es espectacular que corredores tan limitados lleguen tan lejos a punta de tesón, capacidad de sufrimiento rigor y disciplina, aunque su cuerpo no les dé para lanzar ataques a pie de puerto o derrapar dos mil metros sostenidos en cuesta. Tiene mérito y es espectacular que un ex esquiador y ciclista tardío, que hasta el 2017 solo era especialista al cronómetro nada más, como es el caso de Primoz Roglic, sea capaz de ir en la cabra tan bien como los más destacados, de bajar tan bien, de ganar clásicas duras con repechos y de llegar con los mejores escaladores del mundo en las cimas más altas -sin ser especialista nato- y tener arrestos para rematarlos. Tiene mucho mérito también morir en la orilla siempre como Mikel Landa o Miguel Ángel López (cuando logran sostenerse sobre la bici varios días sin besar el suelo) que dinamitan las carreras, aunque siempre otros con más suerte o destreza con la máquina (que también juegan) se lleven la gloria.
Habría que aprender como aficionado a exigirse un poco más de cultura, (al margen de las bajas pasiones chauvinistas, devastadoras e irracionales) Aprender que hay muchas maneras de ganar de acuerdo con el organismo y dones de cada cual. Que todas son válidas y admirables a su manera; que no todo el mundo nace para ser Merckx, Contador, Hinault, van der Poel o Pogacar y sostener un ataque, siendo favorito durante 40 km.
Por eso cuando alguien más débil o menos tocado por los dioses gana a punta de oficio, capacidad de sufrimiento, inteligencia y coraje, es cuando más se humaniza el ciclismo y mejor sabor tiene para el aficionado imparcial. Sería espectacular que sufridores natos y versátiles como Rigoberto Urán o Pello Bilbao pudieran ganar algún día el Tour de Francia, que por una vez que a los más débiles se les alinearan los astros, ver derrotados a los intratables Dioses por un voluntarioso y sufrido mortal. Eso sería lindo, que en la vida real David pudiera abatir de vez en cuando a Goliat. Quedan ocho etapas -con la de hoy sábado- para saberlo y que el destino nos sorprenda.
Oscar Trujillo Marín¿Te gusta lo que hacemos? Seguínos en Instagram y TwitterSumate en facebook: Ciclismo Internacional
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Leo el articulo y me asombra que el periodista (si es que lo es) trata de dejar claro a toda costa ( y vaya ver el que me contradiga…) que el tour es lo mejor.
“Todos los que reniegan de la Grande Boucle por su aparente falta de emoción, o “espectáculo” ………..En el fondo esas diatribas suelen ocurrir cuando los suyos no destacan o ganan, sino ahí sí sería divino el trazado y el desarrollo de la prueba, claro.”
O sea el periodista de antemano aniquila cualquier opinión contraria a la suya.
Me parece súper pendejo este artículo, es como si le hubiesen pagado para lisonjear al Tour, y como niño mimado se enoja si alguien le contradice.
El Tour es la carrera que mueve más dinero y por eso se vende como la mejor….
Pero bueno es mi humilde opinión y espero que Oscar Trujillo me perdone
Mauricio, como cualquier artículo de Opinión, tiene algo de subjetividad. Óscar dice que para él van los mejores al Tour y lo argumenta. Pero vos podés tener otra opinión diferente, con tus argumentos, y también es igual de válida.
No, no quiero aniquilar ninguna opinión contraria, supongo en los lectores la suficiente inteligencia para emitir una réplica con argumentos que generen un debate sano. Todos esos prejuicios y suposiciones son solo suyas. Y efectivamente creo que el Tour tiene más nivel, mejores corredores en contienda, más ritmo, es más dificil de ganar y eso la hace la mejor carrera con diferencia, la más seguida, la que genera más expectativa y la máxima ambición para cualquier corredor del mundo así sea en calidad de gregario. Un saludo.
Buen artículo. Excelentes argumentos para explicar todo. El Tour es lo más grande, pero no enamora. Sus recorridos no enganchan. Pido entonces que vayan a un ritmo más suave, y den más espectáculo. El calor no ayuda tampoco.
Amigo el tour es como las olimpiadas.
todo el mundo quiere ganar alli y es dificil .
Que no te guste es otra cosa pero como dicen los corredores el tour es el tour !!
El recorrido de este Tour, es durísimo, la montaña repartida desde la etapa 1 ha sido durísima. No me canso de defender lo que vengo escribiendo desde hace meses en notas de CI, el recorrido es tremendo, creo que estos primeros 12-13 días de carreras han sido los más duros en las 3GV desde hace años. Y no solo el recorrido, las etapas han sido implacables en cuanto a ritmo, nervios, y calidad en las fugas. Hasta ahora un Tour fenomenal en cuanto a calidad. Solo me hubiese gustado un Roglic sano para poner algo de presión sobre Pogacar que por ahora está varios escalones arriba de sus oponentes.
Yo creo que si el ciclismo levanta pasiones, es por causa das gestas, es decir, ataques y espectáculo. Pienso que cualquier aficionado sensato, no pide que todos sean Pogacar, Bernal, van Aert, MdvP, etc, pero si que al menos intenten en ciertas circunstancias algunos ataques.
Si bien tiene mérito aguantar a rueda de los mejores, en mi opinión, eso le quita atractivo a la carrera. En lo personal a mi no me gusta el estilo de Urán, pero los mismos que valoran el esfuerzo de él (porque dicen que corre con inteligencia), critican a Nairo porque según ellos es un ruedero. Supongo que es por el hecho que Urán es más carismático.
No sólo en el ciclismo, sino en la vida misma, se ha visto que muchas veces no gana el mejor, sino el más disciplinado e inteligente. Habrá que ver como se termina de dar este tour, pero pienso que es mejor intentar algo, a esperar que se alineen los planetas y que le pase algo a Pogacar.
En lo particular es porque detesto a los tramposos y no cabe duda razonable de que aquel giro fue robado por unzue, los directivos de la carrera y quien haya participado de eso.
El problema York es que Urán, Enric Más, Bilbao o Kruijswijk, por ejemplo no atacan más ni hacen hueco o diferencia no porque no quieran, si no porque no pueden, No poseen ese privilegiado punto genético de genialidad por encima de la media que si tienen los cracks generacionales que suelen ser a lo sumo dos o tres por década. A ellos solo les queda apretar los dientes, aguantar, perseverar, intentar estar a la altura de los genios sin sus virtudes y esperar que esas constancia y regularidad algún día tenga premio; eso es loable también. No todo el mundo (aunque quiera) puede ser Michael Jordan, Federer o Messi; y cuando con sus armas más limitadas a punta de rigor y disciplina otros destacan o triunfan también es muy grato y emocionante. Un saludo.
A veces la publicidad nos engaña y vemos cosas que no son. Pero a los que nos gusta el espectáculo, en los últimos años eso de los trenes del Ineos, Sky y Jumbo, hicieron de esta carrera la más aburrida de las 3 grandes.. Pero para Mí este Tour, incluso sin considerar las etapas que faltan ha sido el mejor espectáculo que he visto en los últimos años: los triunfos de Alaphilippe, Van Aert, Van der Poel, etc. la cacería al fugado en los últimos 200 mts, las fugas, el ataque de Vingegaard, Higuita, Cavendish, Hoy Mollema con 34 años ganando, la pelea por la camiseta de pepas, el ataque de Carapaz; la unión de Rigo, Carapaz y Pogacar para alcanzar a Vingegaard, y tantos hechos más que han sucedido, Sin considerar este Tour, lo único rescatable de los Tours anteriores como espectáculo fue la volata de Froome en el Tour para vencer a Dumoilan y la espectacular contrarreloj de Pogacar el año pasado.
Para mi Oscar es el pogacar de la escritura en esta página, (no porque se dope hasta los queques y que algún dia lo descubrirán) sino porqué con mucha distancia es un espectacilo leerlo aún cuando difiera en ciertas cosas. Sin duda es exagerada la declaración de falta de talento de Uran por ejemplo, quien esta canso de demostrar su enorme talento, quizá no al nivel de indurain, pero si de una pequeña elite histórica, que ademas destaca por su ética, aunque a muchos aquí eso talvez le parezca un complemento insipido, para algunos representa lo mas importante en la vida y el deporte. Esta mañana me delitaba solo recordando como en mi niñez me soprendia y me iniciaba en el tema de la aerodinamica el casco de fignon viendo el tour mientras mi mamá traia bagre para hacernos caldo los domingos. El tour es simplemente incomparable. Te he leido mejores columnas Oscar, pero esta tambien es muy buena. Saludos.
Hola Quimio, no quise ser despectivo con “falta de talento” en hombres diesel como Urán, Bilbao o Mas, lo decía en relación con los increíbles dones naturales de fábrica que trae gente como Pogacar, Contador, a veces Remco o Bernal; el mismo Froome de sus buenos tiempos, o ya más lejos Merckx, Indurain o Hinault. Era a eso que me refería. En los noventas todos los basketbolistas juveniles del mundo entrenaban para ser como Michael Jordan, pero tan solo Kobe Bryant se le pudo acercar. Hay mérito en el Ginobili, en el Lebron James, Tim Duncan de turno aunque nunca lleguen a alcanzar los números y espectacularidad agresiva de un genio como Jordan. Eso era lo que quería recalcar. Urán no ataca a muerte porque no tiene tanto talento natural como los genios, sus virtudes se sustentan en el pundonor, la garra, la astucia para leer las carreras, el coraje y el aguante. Un saludo.
Excelente nota Oscar… lástima el símil con ese cuasideporte….
Coincido, el tour es más grande que las otras carreras, así a veces ocurra que las otras nos cause más emociones…..
Hola Arturo, utilicé el símil futbolero porque es el deporte más universal y sus protagonistas son muy conocidos, lo podía haber hecho con basketbolistas de la NBA o tenistas a lo largo de la historia, pero quería que fuera elocuente y claro. Un abrazo, y no sabes cuánto me gustaría que ganara alguien distinto al coco fuera de serie de turno.
El Tour es la carrera más antigua de las 3 grandes y simplemente por eso es considerada la más grnade. Porque la propaganda la vende y ya está.
Si hablamos de ciclistas participantes el año pasado la vuelta sólo le faltó Pogacar para tener mejor plantel que el Tour y si este año van todos los que han dicho que van va a tener una participación más importante tb, sólo hace falta ver el Ineos que va a la Vuelta y el que ha ido al Tour.
En resumen, el Tour es la carrera más importante porque los que mandan lo han decidido así y seguramente sea porque es la carrera más antigua.
Si el día de mañana quisiesen hacer de otra carrera la más importante bastaría bombardear en los medios de información.
Basta ver lo que han hecho con el covid la prenda vendida al mal para darse cuenta que la mayoría de personas creen en lo que las televisiones le dicen.
Apagar la tele y no seréis borregos del sistema.
Estuve comparando las diferencias luego de la primera semana y son similares al tour del año pasado pero a la altura de la etapa 17. Por otra parte están las declaraciones de De Gent que a pesar que está moviendo los mismos vatios iban 70 por delante de él. ¿Será entonces que este año están volando fueron las caídas y el recorrido lo que marcaron la diferencia?
A mi también me parece que falta cultura. Tengo muchos amigos que se están iniciando en el mundo del ciclismo como espectadores. Y me hacen preguntas porque se supone que yo sé algo -o por lo menos más que ellos -. Lo primero que me dicen es “Si Cavendish es el que gana más etapas porqué no gana el Tour”. Y allí les hago la analogía de Usain Bolt y que cuando gana una etapa llana gana por 0 segundos y cuando pierde una etapa de montaña alta pierde 20 minutos. Y preguntan: ¿Por qué? Y hay que explicarles qué es ser un Caleb o un renacido Cavendish. Pero que el ciclismo, como el golf, es un deporte de regularidad y explicarles que el tiempo acumulado es lo que importa. Y luego te pregunta ¿por qué Sagan es tan famoso si nunca ganó un GV? Y tienes que explicarles que es tres veces campeón del mundo seguidas, ganó una Paris roubaix, te metes en el terreno de las clásicas y explicarles que corredores como MVDP o WVA son muy importantes para el show aunque nunca ganen una gran Vuelta. Y poco a poco van entendiendo que cada ciclista tiene una función específica. Ser gregario de montaña, ser lanzador de sprint, ser clasicómano, ser cazador de etapas, liderar un equipo o el que lleve el agua, pero todos son ciclistas, todos soportan grandes presiones y forman parte de un mundo de elegidos, y que esto no está dado por la VOLUNTAD, sino por las cartas que la biología y la genética te quiso regalar. Y mejor les preguntas: “¿En tu vida haces lo que quieres o lo que puedes’”? Y en general, luego de pensarlo, te contestan lo segundo. Uno no pudo ser el Messi que quiso ser y terminó jugando en la cuarta regional; otro no creció más de 1,80 y no pudo ser el Jordan que sóño para sí mismo, y otro nació en Lima donde no hay canchas de Golf y no pudo ser el Tiger Woods que le hubiera gustado ser. Luego están los cracls, los que ellos escuchan por la tele. Egan, Tadej o Roglic. Esos son los que hacen la diferencia. Porque quieren y pueden. Son una casta de elegidos y mueven pasiones. Pero luego te dicen, pero yo he visto y escuchado, bajo el relato apasionado de una argentino que cuando van subiendo cada vez van que quedando menos. Y no quieres entrar en las leyes de Newton, la teoría de las cuerdas, y solo atinas a decir “Es que son los mejores escaladores”, son como los Keniatas maratonistas. Pueden aguantar mucho tiempo subiendo a un ritmo que solo unos pocos elegidos pueden. Pero te dicen, “Yo veo a los mismos de siempre aferrándose a ese grupo de elite y cunado uno parte muy pocos los pueden seguir”, pero siguen allí, sufriendo, a punto de quebrarse, pero están allí. Y les dices, con la -poca o mucha cultura que tengas”, ah esos no pueden tirar, esos van a rueda. Y es explicas la diferencia entre tirar de un grupo, atacar a un grupo e ir a rueda. Son excelentes, y lo demuestran sus innumerables podios, pero pocos triunfos. Están esperando que los elegidos por los dioses tengan un pésimo día, una caída o una fatalidad para poder ganar. Porque por más que quieran hay una limitación física, no metafísica en ellos. El destino fue tan cruel que les dio un porcentaje de talento y capacidad física mínima con respecto a los elegidos, pero diferencia al fin. A veces son solos segundos de diferencia en una etapa reina, pero se van acumulando hasta parecer una eternidad ¿Y cómo les llaman a esos, esos sujetos que aguantan a los elegidos, aquellos que pueden estar allí, pero puede que en un momento ya no estén allí? Ruederos, amigo, ruederos, así se los llaman. Pero, agregas, hay gente que lo toma como un insulto y otra que lo toma como un hecho objetivo, es los que tocó en la vida. ¿Pero son malos? Qué va, amigo, son la elite misma. Son mejores, escalando, que el 99 por ciento de los demás ciclista del planeta. Están allí con los mejores, y tienes que agregar: Lo peyorativo está en el que lee ( o escucha), y no en el que escribe ( o dice). Un gusto leerte, OTS, como siempre.
Excelente artículo. Llevo varios en la página.
Los colombianos o los que se sienten afectados por cada país, incomoda….los colombianos somos proactivos, pero criticamos todo, somos negativos. Felicitaciones nuevamente.
El ciclismo lo mejor. Y opinar estoy de acuerdo.
El día que los mejores ciclistas dejen de ir al tour ese día deja de ser la mejor carrera, eso es todo. El día que Brasil, Alemania e Inglaterra dejen de ir al mundial deja de ser el mejor espectáculo, y así en todos los deportes.