Porte se descubre a sí mismo

Por @pmpalermo

Parece repetirse la historia en el equipo Sky, que desde el Tour 2012 vivió situaciones dignas de un programa de espectáculos  más que de un equipo profesional de ciclismo, cuando Chris Froome dejó mal parado públicamente a su jefe de filas en plena competencia

En aquella ocasión, el nacido en Kenia respetó finalmente las jerarquías, pero no sin antes dejar cortado a Bradley Wiggins en la subida al Peyresourde, hecho que provocó la cólera del capitán de la escuadra (que cerca estuvo de abandonar la carrera) y una disputa mediática entre las esposas de los implicados.

Finalmente Wiggo se vistió de amarillo en París, pero lo sucedido en las semanas previas dejó en claro que las relaciones estaban rotas y ya nunca volvieron a ser normales, más aún luego que Froome tomó el relevo en 2013 con el respaldo general al tiempo que el campeón saliente se hundía en sus dudas.

Si bien la historia es súper conocida, valía la pena traerla a colación ante un nuevo episodio, que si bien no reviste de gravedad pues por ahora son sólo palabras, podría generar controversia en el seno del conjunto inglés.

Es que Richie Porte, gregario de lujo de Froome y pieza clave en su triunfo en el Tour, declaró no estar del todo conforme con su rol de lugarteniente y avisó que dejaría el equipo en 2015 al terminar su contrato.

El inconveniente reside en que difícilmente rinda al mismo nivel que el exhibido si, con un vínculo recién firmado y la más que probable libertad de capitanear el SKY en el Giro, ya piensa en su salida de la estructura.

Lejos de ocultar sus pensamientos, el australiano fue más allá, puesto que afirmó que es imposible derrotar a su jefe de filas compartiendo equipo, aunque vistiendo otro uniforme todo puede pasar.

Lo curioso es que Porte tiene garantizado por contrato ser líder en al menos una de las grandes al año, de hecho, ese fue uno de los motivos de la salida de Rigoberto Urán que se marchó a Omega donde tendrá la capitanía garantizada en la Corsa Rosa.

¿Cuál es el motivo entonces de este repentino cambio operado en el ganador de la París Niza?. Suponiendo que no haya inconvenientes personales entre los protagonistas de esta novela, y todo indica que así es, sólo resta pensar que Porte se descubrió a sí mismo.

Es que tras ganar la Carrera del Sol, finalizar segundo en Dauphiné, Vuelta al País Vasco y Criterium Internacional y ser decisivo en la victoria conseguida en la Grande Bouclé, el aussie cree, con fundamentos, que tiene la ronda gala en sus piernas.

Con semejante palmarés, obtenido casi siempre trabajando para otro, el ego del pedalista se infló y si a eso se le suman sus impresionantes cualidades físicas no es ilógico que pretenda tener opciones dado que ingresó en sus mejores años.

Muy bueno en la montaña y excelso en las cronos, Porte tiene lo necesario para asaltar una carrera de tres semanas  y su error fue atarse al SKY sabiendo que estaría tapado por Froome y que sus ambiciones son las mismas.

Ahora sólo puede esperar que pasen las dos temporadas que tiene firmadas, aunque a diferencia de lo hecho por su propio jefe en detrimento de Wiggins, el carácter de nuestro protagonista no parece anticipar una lucha de egos que comprometa el futuro deportivo de la escuadra.

Tampoco es para dramatizar ya que no será ni la primera ni la última vez que un gregario crece y sube de categoría, pero con los antecedentes cercanos de SKY, sería trágico y hasta significativo que se repitiera la historia por lo que lo más prudente de parte de Brailsford y compañía es mantener feliz a su emergente pupilo.

En este contexto, parecen aumentar las chances de portar los galones en Italia, prueba en la que además demostrará finalmente si merece lo que pide o si, por el contrario, debe agachar la cabeza y continuar aprendiendo mientras cumple sus funciones como ladero.

Lo cierto es que Porte se expresó y tarde o temprano las repercusiones se dejarán sentir, aunque si las partes aprendieron la lección, no se repetirán los problemas de antaño, todos dejarán los egos de lado y buscarán llegar a la fecha límite en 2015 de la mejor manera.

Pablo Martín Palermo