Por @amatiz12
La etapa reina de la Vuelta a San Juan, aunque impropia para sacar conclusiones concisas por lo prematura que se localiza en el calendario, sí dejó reflexiones interesantes con dos de sus grandes estrellas: Miguel Ángel López y Egan Bernal. No es el propósito de este texto entrar en comparaciones, simplemente analizar dos situaciones por demás opuestas pero llamativas y mediáticas por el prestigio de ambos.
¿A quién no le pareció inaudito ver a un ciclista de un Continental pegándole un repaso a los WorldTour? Claro, la inmediata respuesta será que se trata de ‘Supermán’, uno de los mejores escaladores del mundo, que ha batido en plenitud a los eslovenos en montaña y que posee un talento innato cuando la carretera se inclina.
Pero ahí es donde va la contrapregunta de este servidor: ¿Qué carajos hace un corredor así corriendo en un equipo como ese? Eso es lo verdaderamente insano, que con unos vatios más que suficientes para brillar en el ciclismo de primer nivel y que por consiguiente son obviamente exagerados para la categoría en la que ahora compite, haya tenido que rebajarse a semejante ambiente, uno donde su victoria de hoy será el logro más reseñable de toda su temporada.
Hace varios días se cuestionó en este espacio la decisión de López de correr en el Medellín mientras espera que se resuelva su problema por su presunta conexión con la red de dopaje de Maynar. Aunque a título personal, me parecía correcta la idea de mantenerse activo, la exhibición en Colorado me hace verlo de otra manera: es muy triste que tanto talento tenga que desperdiciarse en un calendario de tan bajo calibre.
Es que si en la competencia más difícil que tenía programada en su cronograma se sobró como si nada, ya es fácil imaginarse lo que será el resto de su 2023 en el calendario colombiano, donde los WT no se asoman y menos un rutero de talante similar.
Lo que irá transmitiendo el boyacense al público a lo largo de estos meses no es satisfacción por sus buenos resultados, sino desilusión, decepción de ver que en lugar de tener esas piernas compitiéndole a los mejores en un Tour de Francia, las deba malgastar en una Vuelta a Colombia.
Sí, ganar es ganar, a todos les gusta ganar, pero seámonos sinceros, tendría más valor ganar en estas carreras si lo hiciera en el epílogo de su trayectoria, luego de dejar huella en Europa, no ahora con cortos 29 años (casi) y en pleno techo de rendimiento. Si algo como lo de hoy, que fue contra varios de los mejores del mundo y que bien podía ser interpretado como una cachetada al resto y una muestra de rebeldía, dejó esa sensación a poco o nada, ¿qué será en un Clásico RCN, Vuelta a Boyacá, entre otros?
Del otro bando está un Bernal al que no se le dedicarán tantas líneas como a su compatriota, pero que sí resultó ser una noticia positiva. Recién cumplido un año de su fuerte accidente, que bien pudo costarle vida, ya pudo estar adelante en pleno fogueo contra varios pedalistas de nivel en una cima a algo más de 2600 metros.
Bien es cierto que no es punto de partida para ya afirmar que volverá a su mejor versión y que estará para ganar el Tour de Francia o cuanta otra prueba con la que la gente se quiera ilusionar, pero sí demuestra claramente que ha venido progresando y que ya no es -o está a punto de dejar de ser- ese ciclista convaleciente que lucha por volver a ser un profesional en el aspecto deportivo.
Si apenas en septiembre del año pasado su meta era tirar del lote en etapas planas y culminar carreras -que ni lo lograba-, queda certificado que ya superó esa fase de la recuperación y que al menos está en capacidad de ser alguien competitivo, cuestión aparte es ver hasta qué punto.
No asuman esto como una venta de humo o algo por el estilo, pero para ser Egan alguien que tuvo que superar más de 20 fracturas al tiempo, con traumatismos y demás, y que en apenas 1 año ya haya logrado rendir en un escenario importante, lo que transmite es admirable y hasta esperanzador. Para caso, Froome que tuvo algunas lesiones similares, apenas en 3 años ha logrado dar chispazos de calidad lejanos a lo que enseñó Bernal hoy.
Como segunda espada de un Ganna fascinante, a quien por demás ahora muchos quieren convertir en vueltómano -ojalá que no-, se desenvolvió con nota alta. Su evaluación está en el día a día, carrera por carrera, pero este es un inicio adecuado en volver a ser quien era antes del accidente.
Alejandro Matiz
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