Por Oscar Trujillo Marín
Para un ciclista muy joven, talentoso, llamado a ser uno de los grandes de la historia, pero sin apenas experiencia en los vaivenes y abismos del deporte (y la vida en general), esta intempestiva cancelación de pruebas ciclísticas y objetivos -en el mejor momento de su corta pero fulgurante carrera- está siendo muy decepcionante.
En el documental de reciente aparición en Bélgica “Ik ben Remco” de Het Laatste Nieuws, un medio de su país, el joven y genial atleta dejó sus impresiones acerca de una situación que corta de un tajo la fantástica progresión que traía, y el obsesivo trabajo que desde noviembre venía realizando con rigurosa planificación de cara a estrenarse en una grande, el Giro de Italia. Carrera que, como todos saben, se aplazará para empezar algún día de este año, o no. Ya saben, estos son malos tiempos para los profetas, pitonisas y augures. Al virus desatado le da igual nuestros planes.
“No estoy seguro de qué pensar o cómo entrenar”. Con esta declaración de firme incertidumbre empieza Remco a dar sus impresiones acerca de la súbita crisis que detuvo el ciclismo y de paso la cotidianidad del resto de la humanidad.
Continúa el portentoso corredor belga: “El coronavirus nos tiene desconcertados, atrapados. Ahora mismo debía estar en Tirreno-Adriatico, pero mírame, estoy en casa y trato de terminar el entrenamiento lo mejor posible y no enfermarme “, confiesa resignado Evenepoel. “Ese virus nos da la sensación de no tener respuestas para nada. Realmente no sé cómo entrenar. Ya que todo ha sido cancelado o aplazado sin fecha. Pero habrá que, de alguna manera, continuar”, añadió con forzada conformidad el campeón vigente de la clásica San Sebastián.
Después de 15 días de cambio drástico de rutinas con respecto a una progresión milimétrica estudiada, y efectuada durante meses, el trabajo y nivel de forma se empieza a perder a pasos agigantados. Eso lo saben los expertos en rendimiento deportivo, pero es tan de sentido común (nos pasa incluso a los corredores amateurs) que no hace falta ser una lumbrera para entenderlo. Remco ha modificado de forma radical, sobre la marcha, su entrenamiento. “En realidad, ahora entrenamos como en invierno. Rutinas sin apenas salir pero solo de resistencia y no intensivo ”, dice. “No tiene sentido machacarnos en intensidad si no sabemos exactamente para cuando volvemos a correr, cuando eso ocurra, no queremos comenzar de rodillas ”, matizó Evenepoel.
Sus grandes objetivos del año son (¿o eran?) el Giro de Italia para evaluar sus verdaderas condiciones en tres semanas y alta montaña encadenada, y los Juegos Olímpicos, donde al menos en crono y ruta (haciendo parte del Dream Team belga) en verdad tendría opciones de medalla en ambas pruebas. Pero sobre todo contra el cronómetro.
Ante este asunto Remco explica su desconcierto aludiendo a lo que se puede explicar como una especie de comprensible efecto mariposa: “De ser en junio el Giro, entonces, sinceramente, no sé si eso encaja en mi programa”, replica el corredor flamenco con franqueza. Es evidente que Giro terminado casi en julio ya no es lo ideal, ni tan compatible con JJOO como al principio lo estaba. Al respecto el joven prodigio del deporte dijo: “Aunque realmente quiero comenzar el Giro, pero es solo que, si empiezas a cambiar algo tan importante… todo lo demás tiene que cambiarse también de forma inevitable”, explicó la figura del Deceuninck.
Pase lo que pase, córrase la mitad de la temporada o no, levántense los vetos y restricciones o no, incluso -en el peor de los escenarios- si la amenaza no remite pronto y consigue que se cancele casi toda la temporada, si se fuera todo al garete, Remco al igual que un puñado de corredores, Pogacar, Quintana, Ewan…que ganaron varias cosas y dieron su mejor versión de manera precoz este año, serían los únicos tranquilos en el obligado parón dentro de todo el pelotón.
Evenepoel la única “obligación” que tenía era consigo mismo, confirmar que el enorme nivel que mostró en el anterior curso de debut, no había sido casualidad, o suerte de principiante poco marcado. Lo logró con el matiz de la asignatura pendiente en grandes vueltas. A día de hoy, pocos se atreverían a negar que es un depredador y tiene enormes condiciones para este deporte.
Además cuenta con apenas 20 años, le quedan mínimo 15 temporadas más para intentarlo de nuevo. Supongo que Gilbert o Valverde que apuran sus últimas oportunidades lo llevarán peor. “Fue realmente bueno que ya haya ganado carreras tan pronto, he podido lograr cinco victorias, así que eso me deja una sensación diferente, de confianza para enfrentar este incierto periodo ahora”, sentenció el ganador de la Vuelta a San Juan y Volta ao Algarve.
No cabe duda que la incertidumbre se lleva mejor con victorias y exhibiciones previas, con haberse ganado más respeto aún por parte de los rivales. La confianza y la autoestima se prodigan más con los triunfadores.
Oscar Trujillo Marín
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