Tradicionalmente Lombardía es un día de despedidas y en 2023 no es la excepción. Entre todas ellas, la más importante es la de Primoz Roglic y Jumbo-Visma, que pusieron fin a un exitoso ciclo de 8 años que consagraron al esloveno como una institución dentro de la estructura neerlandesa.
Esta relación se plasma en 74 victorias que incluyen un título olímpico, 4 Grandes Vueltas, 1 Monumento, 8 vueltas de una semana y un sinfin de triunfos en etapas y clásicas que posicionaron a ambos en la cúspide del ciclismo.
Indudablemente, Roglic es el origen de toda la gloria que hoy recoge Jumbo. Fue él y su descomunal talento los que pusieron a las abejas en el radar y sentaron las bases para un proyecto que ha crecido desenfrenadamente hasta tal punto de un abrumador dominio que años atrás ellos jamás imaginaban.
A lo que es Di Stéfano al Madrid es Roglic a Jumbo, una leyenda, alguien que le dio estatura y grandeza al equipo cuando era de clase media, poco reluciente. Todo esto por supuesto sin dejar de lado que la evolución de los de Plugge en términos de preparación y rendimiento permitieron exprimir al máximo el potencial de el ex-esquiador.
El divorcio le pesará a los dos, quizás más a los aurinegros, pues pierden a un hombre ganador, que garantiza palmarés y gloria en vueltas por etapas y clásicas explosivas.
Es como terminar con ese primer amor, ese que nunca se olvida, pero que como todo en la vida, tiene su final.
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