Segunda semana del Giro de Italia 2024: ¿siempre nos quedará Paris?
Por Óscar Trujillo
19 de mayo de 2024, zona montañosa limítrofe con Suiza al norte de Italia. Cielo santo, qué pobreza se ve por allí. 222 km y 5500 metros de desnivel positivo. ¿Puede usted, querida lectora (con o sin gónadas) recordar una etapa de alta montaña parecida en distancia y dureza en los tiempos modernos, digamos en la última década, corrida en el Tour de Francia o la Vuelta a España? No, no puede. Ya no las hacen.
Excepto en el Giro de Italia, claro, que siempre se han visto y aún, (por suerte) se corren estos esfuerzos encadenados de alta montaña de más de 6 horas. En el resto de carreras de largo aliento, (o mejor de mal aliento) el concepto de “fondo” -que definía por antonomasia a las 3 pruebas de 21 días-, se ha tornado en una duración, kilometraje y metros de desnivel hacia arriba más propios de pruebas juveniles. Fondo light, (carente del mismo) cervecita sin alcohol, café expresso… descafeinado: fast food, que la gente lo mira y digiere más fácil. Solo por eso, por desafiar las preciosas cuestas y paisajes del escarpado norte transalpino ya ha valido la pena ser espectador de esta bonita procesión de atletas profesionales del sufrimiento que nos ha brindado este Giro de Italia 2024. Manerva del Garda – Estación de esquí del Mottolino. Recuérdenla, esa anacronía que hoy vimos, era la esencia del ciclismo de ruta y fondo, como lo es que una maratón tenga 42 km o que las 24 horas de Lemans duren… un día, nunca menos. Estéticamente la etapa de hoy fue hermosa.
Me esfuerzo, pero nunca consigo esa esquiva excelencia que quisiera. Con mucha humildad tengo que reconocer que no sé nada de ciclismo, nada. Me decepciona mi falta de tino, bagaje y capacidad de análisis. Tras el primer tercio de carrera, escribí, aquí mismo, el domingo anterior, que, al terminar la segunda semana, luego de la crono llana del viernes y la etapa reina de hoy, el resto de los invitados a dar pedal al lado de Tadej, concurrentes (nunca rivales al triunfo, ni favoritos) que buscan un cajón en el podio estarían a más de 8 minutos… ¡y solo se hallan a siete! Lo siento, de verdad.
Tiene más opciones el Chapo Guzmán de recibir la libertad condicional, es más factible que Milei abrace el marxismo, es más probable que Piqué sea perdonado por Shakira, y esta le haga una canción autocrítica donde le reconozca que “si te acuestas con niños amaneces meado”, que O Connor, Geraint Thomas, o Martínez puedan descontarle al menos 10 milésimas de segundo a Pogacar en un duelo mano a mano, con un ataque de lejos, seco y certero.
Ah, por cierto, hoy es lunes segundo día de descanso en la carrera, ya lo han visto y leído en todas partes, como diría Héctor Lavoe: “Tu amor es un periódico de ayer / que nadie más procura ya leer…” No les voy a hablar de la nueva exhibición (sí otra más, aún más espectacular, pero no por eso menos predecible) de ese ciclista de categoría mayores que abusa día sí, y día también, que se exhibe cada día con los niños de Kinder. Puede que hayan estado distraídos este fin de semana, y no se hayan enterado, pero solo el domingo en 6 km del penúltimo ascenso (13 km al 6.5%) les clavó 3 minutos a sus máximos rivales y echó por tierra una fuga con uno de los mejores escaladores, de la última década (que al igual que Di Caprio tras el ataque de la osa, lucía ayer “renacido”) y, que a su vez, llevaba una renta de 3 minutos. Diferencia que tras el rutinario ataque de Tadej, iba cayendo a velocidad de vértigo, como cae la arena en un reloj cuyo recipiente de cristal no tiene cintura.
No somos los dueños del otrora prestigioso diario Marca, ni de la Gazzeta dello Sport; no compramos los derechos del Giro, ni tenemos inversiones en las grandes marcas que patrocinan el ciclismo, podemos decir que el emperador va en pelotas, no hay nada que perder: No se confundan por favor… ¡el Giro no es emocionante! Lo es, ver correr a Pogacar -que es algo muy distinto-, pero solo hasta que con cien pedaladas marca un minuto de renta y ya. Es admirable, maravilloso y tal, pero se acaba muy pronto la intriga, la emoción, el suspenso.
Los paisajes son hermosos sí, sobrecogedores. Los recorridos ingeniosos, más duros y audaces que en la Vuelta a España o en el Tour de Francia, sí. El estilismo es sofisticado, el exquisito gusto para vestir y decorar, La pasta, el café, el limoncello, lo hacen como en ningún lugar del mundo también. Monica Belucci y Claudia Cardinale son las mujeres más hermosas de la historia del mundo mundial, si, desde luego. Pero ver un giro de Italia donde corre un tipo que le saca 3 minutos en cada etapa crucial a sus contendores (sobre el papel) no es por nada, pero aburre. Lo demás, son milongas para atraer clicks. (Por favor, al final de esta nota no olviden dar me gusta y suscrbirse a nuestras redes, atrévanse a nadar contra la corriente)
¿Qué nos queda entonces? Supongo, tal como diría Humprey Bogart, que “siempre nos quedará parís” Al menos ustedes, los creyentes, pueden rogar a todo el santoral judeocristiano para que Vingegaard se recupere y en el Tour de Francia haya alguien que le haga contrapeso al prodigio de Klanec, implorar para que el danés -al igual que Pinocho tras su terrible accidente y tras salir del hospital de los payasos-, pueda llegar con una forma decente a la ronda gala; que Evenepoel alcance siquiera el 50 por ciento de fiabilidad y fondo como vueltómano que alcanzó su paisano Merckx. No sé, que pasé algo extraordinario, algo: ¡lo que sea que evite que repita este espectacular y predecible monólogo!
Si esperan una lucha encarnizada por el podio piensen en que los escasos y tímidos tres ataques propuestos por hombres de la general al margen de los siempre letales de Pogacar fueron: el de Tiberi en la primera llegada dura en alto, de 300 metros, sin descolgar a nadie. De O connor en la primera cuesta del segundo día, durante 500 metros, donde casi se funde y se dejó un minuto, y uno de Dani Martínez este domingo de 400 metros cuando intentó (enternecedor) seguir la estela de Pogacar tras su estampida.
Desde luego, alguno se caerá (el espíritu de Coppi y Bartali no lo quiera) y cederá su plaza. Alguien puede enfermar o desfallecer por un mal día, también. De alguna manera se puede subvertir un poco el actual orden en procura del segundo y tercer cajón, que en ningún caso puede salir del australiano del Decatlón, el galés del Ineos y el colombiano del Bora. Por valentía lejana y heroica que marque la diferencia, no va a ser: la gente mundana está muy igualada el brutal desfase lo causa el otro con su enorme calidad y voracidad. Hasta hace poco era posible para algunos hombres al margen del líder de la general ganar también en llegadas en alto y picar tiempo. Con Vingegaard y/o Pogacar en pruebas por etapas ya no.
¿Realmente a largo plazo es esto bueno para el ciclismo? ¿Por qué los mejores ciclistas del mundo al margen de ellos se encuentran no uno, sino dos o tres escalones por debajo? ¿No comen igual? ¿No estiran igual? ¡no ven tutoriales en Youtube de “mejora tu cadencia en siete días”? ¿Entrenan menos? ¿no son Virgo y sagitario y esa es la verdadera causa científica? ¿Sería divertido ver jugar a Michael Jordan en su época de esplendor en los Bulls, en una cancha de barrio en un “vibrante” uno contra uno, ante el temible onanista, el adolescente Anónimo Pérez, el nerd de quinto grado? Repito: y tócala una vez más Sam… ¿Siempre nos quedará Paris? ¿En serio? O de aquí para adelante ya va a ser así… Nos vemos la próxima semana en este fantástico recorrido por los bellos paisajes y arquitectura transalpina. Con un poco de suerte, Pogacar suda o se despeina.
Óscar Trujillo
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La verdad no tengo calificativos para describir los escritos de este Sr Oscar Trujillo, se los voy a dejar sencillo; super agradable leerlo.