Siguió la pasión de su padre, sus números sorprendieron y ahora explotó en UAE
Las historias detrás de las historias. Siguió la pasión de su padre, sus números sorprendieron y ahora explotó en el UAE
Siguió la pasión de su padre, sus números sorprendieron y ahora explotó en UAE
La historia del meteórico ascenso de un corredor que podría ser estrella. Siguió la pasión de su padre, sus números sorprendieron y ahora explotó en UAE.
En el 2021 se vieron sus primeros destellos con podios en cronos, en el 2022 ofició como ladero de Tadej Pogacar en el Tour de France y comenzó a ganar etapas en carreras como la Paris-Niza; y ahora lo vemos destacar en cada carrera en la que participa, especialmente si se tratan de contrarrelojes o en competencias de una semana como la Cro Race o la Volta a la Comunitat Valenciana, en las que triunfó en este año que se cierra, lejos, el mejor de su carrera.
El camino de ascensión del estadounidense Brandon McNulty sorprendió a muchos, e incluso a él mismo, quién no creía que podía llegar a ser profesional, ni mucho menos llegar a un equipo top como el UAE. Así lo contó en una entrevista a Velo en donde reseña como fue su carrera desde joven.
De tal palo, tal astilla
El oriundo de Phoenix, Arizona, cuenta que la pasión por la bicicleta la heredó de su padre. “Corría en nuestro estado localmente, pero nunca como corredor profesional. Lo veía salir a andar en bicicleta los fines de semana, así que eso me hizo querer andar con él. Tenía cinco o seis años, era muy joven. Pero entonces iba por un camino de tierra con una bicicleta diminuta. Probablemente tuve mi primera bicicleta de montaña cuando tenía ocho o nueve años”. Es así como McNulty empezó con bicicletas de Mountain Bike ganando incluso una carrera con menos de diez años.
Del Mountain Bike a especializarse en la ruta
Pero, siguiendo nuevamente los pasos de su padre, decidió empezar a probar la bici de ruta. Así, a los diez años, consiguió su primera victoria en ruta en un critérium y combinó ambas disciplinas “hasta los 13 o 14 años”.
“En Estados Unidos, la cosa se pone más seria cuando tienes entre 14 y 15 años. Fui a mi primer campeonato nacional por esa época y fue entonces cuando cambié principalmente al ciclismo en ruta. Obviamente, se me daba mejor y tenía más oportunidades”, manifestó el ciclista de 26 años.
Pasó por varios equipos: primero compitió para Swiss American Bikes –un equipo vinculado a una tienda de bicicletas local-, luego formó parte de las filas de Fly Racing –que definió como un “grupo de chicos de secundaria que competía en la misma zona-, para finalmente llegar a Landis, su “primer gran equipo”.
La confianza en si mismo
Pero aun así, no creía que podía llegar a ser un ciclista hecho y derecho. Recién empezó a creer en sí mismo cuando conoció en 2014 a Clarence Knickman, un compatriota suyo que participó en los Tour de France de 1988 y 1989, y que es recordado por formar parte de una de las mayores fugas exitosas de la historia de la Paris-Roubaix en 1988, que se prolongó por 222 kilómetros. Knickman quedó impresionado por McNulty y lo invitó a formar parte del equipo de desarrollo junior Lux/Specialized que él dirgía. “Se subió a una bicicleta de repuesto, se ajustó el asiento y luego salió y estableció el récord de la carrera”, dijo Knickman en la entrevista.
“Este niño tenía algo especial”
Los números lo dejaron estupefacto. Llegó a promediar 380 vatios al ganar la crono junior de la carrera Valley of the Sun. Jim Miller, entrenador de la selección estadounidense, se preguntó si el potenciómetro estaba roto.
Pero no lo estaba.
Zach Nehr, ciclista que participaba de carreras locales en esa época lo cuenta así en el reportaje: “Yo competí en la crono de 30 minutos de categoría 2 del Valley of the Sun y me permitieron usar equipo aerodinámico completo; Brandon, que competía en la categoría junior, tenía una bicicleta de ruta con rueda de radio y sin ningún tipo de manillar aerodinámico”. Sin embargo, McNulty le ganó. Y lo hizo por dos minutos y medio.
“Venció a 85 corredores en la categoría Pro/1, en una maldita bicicleta de carretera. Este niño tenía algo especial”, manifestó. A partir de allí, comenzó a ganar confianza. Los resultados lo atestiguan: en 2015 fue bronce en la categoría junior en el mundial UCI que se celebró en su tierra natal, más precisamente en Richmond, Virginia.
De las medallas a su llegada al UAE
En 2016 finalmente se llevó el oro en Doha. Un año después, sería plata en la categoría U23 en Bergen. ¿La curiosidad? Ambos podios los compartió con el danés Mikkel Bjerg, su futuro compañero de equipo en el UAE.
“Ni siquiera sabía si todavía era posible llegar a ser profesional. Pero fue entonces cuando conocí el éxito por primera vez”, comentó McNulty en la entrevista. Los equipos se empezaron a codear para ficharlo, pero eligió un camino diferente en una época donde los equipos de desarrollo aún no estaban tan “de moda”: optó por Rally Cycling, una escuadra de nivel continental en donde le dieron un calendario flexible, tanto en Europa como en Estados Unidos.
Allí ganó etapa en el Tour de Alsacia, quedando tercero en la general, y quedó séptimo en la general en el Amgen Tour of California. En 2019 ganó el Giro de Sicilia. “Fue un buen paso para entrar en el WorldTour. No fue un salto tan grande como podría haber sido”, afirmó refiriéndose a los pasos que hoy dan los jóvenes en el circuito profesional.
¿Y el resto? El resto es historia conocida.
El salto al WorldTour era inevitable y en 2020 llegó al UAE, debutando en la Vuelta a San Juan de Argentina, donde terminó cuarto en la general. “Recuerdo que fue un gran paso llegar a un equipo profesional. Estar con el equipo siempre me ha dejado una buena impresión”, recordó. Así fue como McNulty, de seguir la pasión de su padre a su timidez en sus capacidades, llegó a lo más alto. Y aún no sabemos cuál puede ser su techo.
Nahuel Londeix
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