Stetina esquivó el retiro gracias a “un ataque mágico”

Por @pmpalermo

Surgido como una de las máximas promesas norteamericanas de su generación, Peter Stetina nunca cumplió con las expectativas, en parte, porque el infortunio se cebó con él. Así, tras sufrir un brutal accidente en la Itzulia 2015, confesó que estuvo a punto de retirarse hace unos meses.

Pero eso cambió durante el Tour de California 2016, cuando coqueteó con la victoria en la etapa 3, dejando atrás cuatro operaciones y una larga y dolorosa rehabilitación. El de Trek volvió a sentirse ciclista y, como recompensa por su esfuerzo y buen nivel, se ganó un pasaje al Tour de France y una renovación de contrato.

Increíble, si se tiene en cuenta que pensó en cambiar de profesión. “Es cierto”, confirma el pedalista a Velonews. “No daba más. Había hecho todo lo posible por recuperarme y en los puertos me quedaba antes que los sprinters”, añade.

“No estaba ni cerca de lo que yo había sido alguna vez. Tanto dolor para volver y no rendir. Empecé a cuestionarme por qué era ciclista y sufrí muchos altibajos”, amplía el yankee con un dejo de emoción, que revela a las claras el calvario vivido.

Y para quienes no están al tanto, parte de ese tremendo camino de regreso se inició apenas sufrido el accidente. Todo roto (fractura de tibia, cuatro costillas y la rótula destrozada) y sin compañía, demoró cuatro días en arribar a los Estados Unidos.

Increíblemente, pudo volver a colgarse un dorsal en agosto, completando el Tour de Utah, para luego abandonar en el USA Pro Challenge y viajar al otro lado del mundo, donde cerró el peor año de su vida con un 29° puesto en la Japan Cup.

Así llegó al 2016, y empezaron a rondarlo los “fantasmas” del retiro, finalmente autoimpuesto para el Tour de California, en su estado adoptivo y de residencia. Stetina pensó en decir adiós allí y dejándolo todo en el asfalto, motivo por el que decidió atacar.

Pero dicho ataque fue -según él mismo dice- “mágico”, porque las piernas empezaron a responderle “como en los viejos tiempos”. Y pese a que Alaphilippe (luego campeón allí) le birló el triunfo, el de Trek ya había ganado.

“Ese día comprobé que estaba de vuelta y me sirvió para impulsar nuevamente mi carrera. Eso me salvó”, indica el escalador de 29 años, quien según pudo corroborar ciclismointernacional.com, estrenará el 2017 en la Vuelta a San Juan.

“Mi pierna está al 100% de nuevo y ser un ciclista profesional normal es música para mis oídos”, completa el exBMC, que dejará en suspenso los planes de retiro durante -al menos- otros dos años, tiempo que le queda en su flamante contrato actual.

En plena madurez, con lo peor -teóricamente- en el pasado, el de Boulder tiene todo para brillar. Recuperó su salud, corre en un equipo que lo quiere y confía en él y, sobre todo, enterró sus miedos -o mejor dicho los descolgó- en las empinadas rampas de Gibraltar Road.

Pablo Martín Palermo

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