Por @pmpalermo
Se veía venir desde hace un par de temporadas que esta generación del ciclismo colombiano era diferente, muy parecida a la de los escarabajos que reinaron en los años 80 y por ello, capaces del asalto al más alto nivel.
Pero ni el más optimista hubiera imaginado que, en apenas un par de campañas, el circuito World Tour contaría con una veintena de sus representantes disputando codo a codo con los poderosos europeos, poniendo en entredicho décadas de hegemonía.
En 2013 explotaron definitivamente y se rozó el cielo con las manos gracias a los 2° puestos de Rigoberto Urán y Nairo Quintana en Giro y Tour respectivamente, sin olvidar las actuaciones de Betancur en las Ardenas y en la misma Corsa Rosa, y de todos los demás cafeteros que dejaron su marca allí donde tomaron la salida, de enero a octubre.
Así, no es extraño que la ronda italiana haya sido arrasada por los oriundos de la orgullosa nación sudamericana, que cumplieron con el siguiente paso lógico copando la general con un histórico 1-2, logrando cuatro triunfos parciales, liderando en casi todos los apartados estadísticos y protagonizando siempre las escapadas.
Con todo esto sobre la mesa y dejando de lado muchos otros lauros que ocuparían varios párrafos más, es evidente que la temporada 2014 que recién termina su tramo inicial, ingresó en la historia grande del deporte latino, pese a que muchos obnubilados por el fútbol no logren apreciarlo en su justa medida.
No es casualidad que las grandes escuadras cuenten con algún integrante de la armada colombiana, algo que se volvió indispensable en su afán por conseguir los máximos resultados y lo mejor de todo es la juventud de estos atletas, que garantizan al menos una década de gloria que puede extenderse si el gobierno mantiene sus políticas y la UCI elimina el dopaje.
Todavía está muy fresco y tomará algunas semanas caer en la cuenta del momento histórico que presenciamos, la gesta de tener a un latino por primera vez en la cima de la clasificación del Giro y encima secundado por su compatriota, un capítulo clave en los anales del deporte de Colombia.
No debe obviarse que el camino lo abrió el enorme Cochise Rodríguez, que siguió con la Vuelta a España de Lucho Herrera y que hoy son Nairo y Rigo las puntas de lanza de una camada que ya mejoró todo lo hecho por sus antecesores y que está apenas en sus albores.
De este modo, se festeja el magnífico 1-2, pero dicha estadística que marca que se terminó con la supremacía europea, también implica el arranque de la nueva era de los escarabajos, que volvieron para quedarse y dieron su primer recital en carreteras transalpinas.
Pablo Martín Palermo