Theunisse y Rooks: cuando los corredores altos y sin tradición de escaladores pasaron a ser los reyes de la montaña
Por Oscar Trujillo Marín
A mediados de los ochentas, una vez retirado el mito Hinault, caído en desgracia a punta de persistentes lesiones el fenómeno francés Laurent Fignon, y marginado durante dos años el campeón emergente del Tour de Francia de 1986, Greg Lemond, tras su absurdo accidente de caza, hubo un momento en que parecía que los extraordinarios escaladores españoles y colombianos, iban a reinar en el Tour de Francia: fue un espejismo, bueno, con matices.
Hubo una excepción, en el especial protagonismo de Pedro Delgado y Fabio Parra en la Grande Boucle de 1988. Eso si, con un inesperado gigante holandés en medio de la foto que francamente casi que iba subiendo mejor que ambos. Todo estaba dispuesto para el lucimiento de los explosivos, livianos menudos y espectaculares grimpeurs promedio, tradicionalmente italianos, españoles y desde mediados de la misma década también colombianos, con especial relevancia de Lucho Herrera y Parra.
Era el momento para que alguno de esos extraordinarios escaladores tan vapuleados en las larguísimas contrarrelojs llanas de la época (hasta 100 km por Tour o más, donde el Lemond, Hinault o Fignon de turno solía clavarles mínimo 6 o 7 minutos) aprovecharan su gran oportunidad de vencer en la ronda gala, con los portentosos croners-escaladores top fuera de combate por retiro -en el caso de Hinault- o momentánea sequía por causa de lesiones del francés de las gafas redondas y el bravo estadounidense.
De todos ellos, el único escalador puro que pudo aprovechar esa ausencia de locomotoras en cuesta, crono y llano esos dos años (1987 y 1988) fue Perico Delgado. El español se llevó el Tour del 88. Eso sí, no exento de polémica por el famoso positivo por probenecid* en plena carrera. (*un diurético que en dopaje se utiliza para eliminar restos de esteroides anabolizantes, así como enmascarador de estos y otros productos prohibidos en los controles)
Polémica, quizás en su momento, pero merecidamente ganado en la misma ruta y en aras a la justicia, cabe mencionar que el medicamento prohibido en casi todos los deportes de resistencia por aquélla época y por el COI, en julio de 1988 NO lo era para el ciclismo, para la UCI. Aunque claro, ese mismo año y después del escándalo fue incluido también.
En cualquier caso, la victoria de Delgado en ese montañoso Tour con las normas de la competencia y la UCI en la mano, de ese momento, fue legal. Y sobre el terreno a lo largo del Tour lo fue más aún: Perico demostró ser el más fuerte, su gloria fue merecida, subió mucho más que sus rivales en los momentos clave, con auténticas exhibiciones. Parra estuvo muy cerca, siendo tercero, pero no le alcanzó. Rooks, que fue el sorprendente e inesperado segundo lugar en en podio, -y mejor escalador de la prueba-, confesó años después que compitió durante toda su carrera, (ese Tour incluido) hasta las trancas de anfetaminas y testosterona primero, y luego EPO.
Sin embargo, ese año también se empezó a sentir una inquietante tendencia que terminaría imponiéndose en el ciclismo: los escaladores puros, de raza, parecían ya no ser los más fuertes en montaña, eran incapaces de superar a estos nuevos tanques con ínfulas de infatigables sherpas, no lograban hacer diferencia ante ellos y hasta parciales dejaron de ganar.
Un par de gigantes holandeses Gert Jan Theunisse y el mismo citado Steven Rooks, tipos por encima de 1-85 que hasta entonces -y desde sus comienzos- habían brillado muy poco en las cumbres de alta montaña, de repente eran imposibles de soltar en las duras etapas de los Alpes y los Pirineos. Incluso batían con facilidad a los especialistas en largas cuestas encadenadas. De golpe, habían pasado de subir con dificultad las cotas y muros neerlandeses de 200 metros a no tener rivales en Alpe d’ Huez, Tourmalet, Iserán y el Galibier. Impresionante mutación genética espontánea, insólita y súbita selección natural de habilidades específicas… o milagro. No podía ser otra cosa. Bueno, sí, sí podía. Pero eso lo supimos años después y por boca de ellos mismos.
Luego, en 1989 regresó Lemond, para reinar en esa y la siguiente ronda gala, mientras Fignon tuvo en el 89 su último año bueno, cuando perdió ese mismo Tour por ocho segundos. Tras ese duro golpe la llama del francés empezó a apagarse. Por su parte, los escaladores explosivos, menudos y livianos españoles, colombianos e italianos, en su gran mayoría, desaparecieron de los puestos de avanzada en el Tour de Francia, ya no eran los mejores en la alta montaña. En 1991 empezó la tiranía del extraterrestre Indurain, quien le metía 5 minutos en cada crono a todo el mundo y los defendía de forma imperturbable en la alta montaña. Lo único cierto es que los escaladores ya no eran los reyes en su propio terreno y se alejaron aún más de la victoria final en una ronda francesa. Parodiando la canción de Bob Dylan: “Los tiempos estaban cambiando”. Y de que manera.
Dejaron de ser protagonistas, de un día para otro en puertos de primera categoría y especiales. Su figuración estelar la ocupaban ahora en las cimas el Theunisse o Rooks cercano a los 190 cm de turno. Empezaron a salir de todas partes grandes tanques daneses, holandeses, alemanes que nunca habían visto una montaña en su vida y que hasta hacía muy poco no destacaban en encadenados con cuestas largas y duras. Llegaron, salvo escasas excepciones, para quedarse y dominar las cumbres.
Por supuesto, este es un tema muy sensible y aquí el cinismo, el fanatismo, la falta de imparcialidad, el nacionalismo y la doble moral ha hecho siempre que los logros de su ciclista local y favorito estén libres siempre de toda duda, pero no así los de los rivales contemporáneos. En esto los ciclistas nórdicos, anglosajones en general del norte de Europa han demostrado aceptar sin problemas con el tiempo sus errores, confesando ellos mismos, mientras que los del sur de Europa y latinoaméricanos a menos que sean pillados en flagrancia, con las manos en la masa (y ni así a veces) no suelen ser muy amantes de la confesión, la autocrítica o la aceptación de sus errores, trampas o excesos.
Como aquí ni hablamos con la camiseta de ninguna nación puesta, ni con el corazón, la historia, los fallos de la justicia y sus propias confesiones demostraron que la inmensa mayoría de estas súbitas luminarias de la escalada tenían más trampa que una escopeta de feria. Y por respeto a los que nunca dieron positivo por sustancias diferentes al omipresente salbutamol, (que casi siempre ha gozado de exención terapéutica ya que lo primero que se le ocurre a un asmático de niño es hacerse ciclista) no vamos a nombrar a nadie que no haya sido oficialmente pillado y sancionado por dopaje, o que él mismo lo haya aceptado y contado años después.
Parra, Delgado, Herrera, Pino, Chiapucci y compañía, -el prototipo de escalador puro, de raza, bajo y liviano- de repente, fueron desapareciendo de los lugares de privilegio en las míticas cimas del Tour. La irrupción de estos gigantes con poco o nulo pasado brillante como escaladores top, con toda una farmacopea corriendo por sus venas fue la puntilla. Su perfil menudo y liviano simplemente se esfumó de los puestos de honor en las largas y duras cuestas, donde ahora brillaban Theunisse, Rooks, Bjarne Riis y poco después Ullrich junto a un modesto clasicómano tejano de medio pelo (con todo respeto hasta 1998, lo era) que en 1999 ganó sorpresivamente su primer Tour, ya con 28 años, y del que nadie sabía -ni se había dado cuenta- que era el mejor escalador del mundo, como lo fue después durante 6 temporadas más.
Luego, tras el retiro de los entusiastas e hipervitaminados (con media tabla periódica por carrera en su aparato circulatorio) tanques daneses, alemanes y holandeses y con el paso del tiempo, fueron cayendo por su propio peso las verdaderas razones por las que el escalador liviano y de raza simplemente empezó a palidecer frente a estos portentos fuera de serie para la escalada, pero preparados con audaces recetas de ingeniosa alquimia pura.
Puede que en esos años, casi todos los escaladores destacados se doparan también, (Pantani, Virenque, y Rominger… no fueron la excepción) pero era evidente que un motor de un tipo grande con mayor capacidad pulmonar, podía tener cierta ventaja y más tolerancia metabólica a mayores dosis de tan mágicas pócimas. Por no hablar que a gente grande, mejor dotados por la naturaleza para ser buenos rodadores y contrarrelojeros, les bastaba con aguantar con los mejores en subida, porque en bajada, llano y crono tenían ventaja física indiscutible.
El caso es que, salvo Carlos Sastre en 2008, y Pantani (sí, Marco era espectacular, agresivo y se le tiene mucho cariño, pero iba hasta las trancas también…) en el vergonzoso y lamentable Tour de 1998, nunca más uno de estos escaladores puros, de raza, bajos y livianos pudieron brillar más en lo más alto del Tour de Francia. Lo más parecido fue Alberto Contador en su momento y Egan Bernal el año pasado, en cuanto a excelentes escaladores, pero sin duda, ambos son ciclistas con más talla y mucho más completos que Delgado, Sastre o los destacados escaladores colombianos de los ochentas.
Para terminar con nuestros dos primeros protagonistas de esta fraudulenta revolución en las alturas, -desde la altura- repasaremos los secretos de los dos emblemáticos holandeses que marcaron el inicio del nuevo paradigma en el ciclismo a finales de los ochentas.
Gert Jan Theunisse. Dio positivo en controles antidopaje en tres ocasiones: en el Tour de Francia de 1988 por testosterona fue sancionado con la escalofriante y devastadora pena de… ¡diez minutos! (Por poco y le piden disculpas) eran otros tiempos, muy malos para el juego limpio, por supuesto. Cayó desde la 4ª posición hasta la 11ª en la clasificación general. Ah, también pagó un eterno mes de sanción tras terminar el Tour que le sirvió para descansar. Luego, en la Flecha Valona de 1990, en abril, dio positivo también por cócteles milagrosos de testosterona, esteroides… (¿hace falta normbrarlas todas?) y demás delicatessen química, que le volvieron a pitar en la Subida de Arrate… ¡pocos meses después! Estos dos últimos positivos le supusieron una suspensión de seis meses por reincidente. Indudablemente, las absurdas y ridículas sanciones de le época en lugar de disuadir, alentaban a los más tramposos.
Steven Rooks: En pleno fin de siglo pasado, retirado ya en 1999 al mejor estilo de Armstrong, Rooks confesó en la Tv holandesa que se había dopado durante toda su carrera, 13 años. Lo hizo junto a sus ex compañeros Marteen Ducrot y “el albino” Peter Winnen. Steven admitió haber usado testosterona y anfetaminas, y a partir de finales de los ochentas también EPO de manera sostenida.
Con ellos empezó esta tendencia que se hizo predominante en los 90’s, época más bien infausta para la honestidad y credibilidad de este deporte, en la que grandes tanques de gran envergadura que no bajaban de 1.85 m tipo Bjarne Riis, o Jan Ullrich (que ya saben también cómo terminaron…) venidos de países sin mucha tradición escaladora y sin mayor historial de destacar en alta montaña en sus primera temporadas, de repente empezaron a subir más y mejor que los mismos especialistas.
Por desgracia, salvo muy pocas excepciones, con el tiempo descubrimos que nunca fue oro todo lo que brillaba; que su turbo no era la voluntad, ni menos las condiciones innatas, naturales, sino la química y farmacia prohibida aplicada al deporte. Que tantos lo hayan hecho nunca será consuelo, el fraude no por ser casi masivo, puede llegar jamás a ser ético.
Oscar Trujillo Marín
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Con razón hubo unas manifestaciones de Rocks durante la polémica del positivo (por sustancia dopante, pero no prohibida en esos momentos) de Delgado en su Tour 88, diciendo que si a Perico le quitaban ese Tour, él iba a Segovia a entregarle el amarillo. Caballerosidad pero implícito reconocimiento de que él, y menos su compañero Theunisse, iban más limpios que el español.
Mi apreciado Óscar difiero de su concepto cuando afirma que Perico había sido el más fuerte de ese TDF 1988 , cuando la mismos organizadores de la ronda francesa presionaron hasta el último momento para que Delgado fuese penalizado, pero la firme intervención de Luis Puig, presidente de la UCI, impidió que consiguieran su propósito. Todo se originó cuando Perico en una inusitada y exhuberante exhibición había ganado la cronoescalada de Villard de Lans etapa número 13. El análisis había detectado la presericia de probenecida, una sustancia que el Comité Olímpico Internacional (COI) consideraba doping, pero no así la UCI. El contraanálisis confirmó el resultado.
Salo, sabe cual es el problema de esto, es que no se puede juzgar un positivo en tu deporte si no hay norma explícita que lo prohíba, por mucho que en otros si lo esté. El positivo existió, es indudable, la sustancia estaba en la orina del corredor. Pero lo que es evidente también, (y en esos e basó la automática defensa) es que para el ciclismo de momento (julio del 88) NO estaba prohíbida. Si la organización del Tour, con todas las ganas que tenía de que se expulsara a Delgado no pudo hacer nada, es por que no tenía nada que argumentar en un tribunal, la razón se la darían al corredor. Ese resultado que era punible atletismo, marcha, esquí etcétera, pero la UCI no lo consideraba entre las sustancias sancionables. Eso no es culpa de Delgado. Piense que si ahora mismo las testosterona lo los esteroides no estuvieran prohibidos por la UCI, (con las evidentes ventajas que dan) dudo mucho que los ciclistas no los utilizaran, por mucho que otras disciplinas si los prohibieran.
Tremendo, por eso muchos sospechamos de esos rendimientos exagerados y milagrosos de algunos ciclistas, que no solo ganan con trampa, sino que frustran la gloria de quienes compiten limpios.
Bien, Óscar. Ahora es otra época, pero cuál es tu opinión sobre los pisteros de oro olímpico transformados en poderosos escaladores y campeones del Tour, tipo Wiggins, Thomas? Hay cierta similitud en la “metamorfosis”, si bien no estoy implicando que los dos mencionados se doparan.
Hola Víctor mi opinión es de profundo escepticismo ante una impoluta conversión relámpago de pisteros a escaladores top: sean del Sky o de donde sean. Si el año entrante Gaviria o Viviani ganaran in Iseran, sería igual de escéptico de su “limpieza”. Si ud revisa de manera desapasionada la historia de los grandes de todos los tiempos, excepto Induraín y Froome, que dieron positivo pero por salbutamol y se libraron ambos de sanción (que gústenos o no tiene exención terapéutica) ninguno de los mitos de este deporte se ha librado de uno o más incidentes de dopaje en activo, (Anquetil, Merckcx, Fignon, Contador…) o ya después han terminado contándolo en sus memorias y biografías. Dicho esto, que es muy subjetivo por mi parte y obedece tan solo a mi experiencia de casi 40 años siguiendo el ciclismo, desde niño he visto a demasiado ídolo que jura su inocencia ser condenado años después con pruebas irrefutables; delatado por compañeros, vendido por sus “druidas”, o confesando por un ataque de honestidad tardía. Con todo y eso, sería irresponsable y ruin por mi parte condenarlos a todos.
No puede haber “presunción de culpabilidad”, mi premisa es: mientras él mismo no lo confiese, o no pite en un control por una sustancia explícitamente prohibida y sea sancionado, para mi no es culpable de dopaje. Se que muchos colombianos o franceses dudan de la limpieza de Indurain (si Miguel fuera colombiano o francés, según el caso, no lo harían, le defenderían a muerte) en una época que todos los destacados iban hasta las cejas de “ayudas” Pero honestamente Induraín no pitó NUNCA por algo grave, tampoco ha confesado nada, por tanto, al igual que todos los colombianos que nunca han pitado por algo grave o no han sido condenados, para mi Indurain no es culpable de dopaje. Hasta que él mismo o la justicia demuestre lo contrario.
Theunisse, lo recuerdo como el hombre que almorzaba con 2 tarros de salsa de tomate y otros alimentos…
Cierto Oscar, épocas oscuras y tristes que provocaron que el mejor escalador del mundo de la época se retirara a los 33 años porque no podía asimilar que tanques de 80 kg subieran más “livianos” que el…
Soy consciente que el fenómeno era mundial, pero sin pecar de fanatismo ciego, los colombianos siempre fueron muy limpios comparados con los europeos y la razón es sencilla, aquí había que hacer vaca hasta para comprar unas lenticulares o un uniforme decente… Incluso lo que se le endilgó a santi, yo aún lo dudo porque lo vi correr al lado en un universitario en la nacho año 95 o 96 y el era un super dotado
Oscar Trujillo. Yo creo que la UCI sabia que el probencid era una sustancia dopante, la prueba es que solo menos despues del Tour, fue incluido en su lista prohibida. Pero tecnicamente no lo era y es ganador del Tour queda ahí. Pero eso es como cuando un criminal sale libre en un juicio por un tecnicismo, se puede decir que no era culpable?
Y en cuanto a los casos de estos gigantes holandeses o como ahora se les debe decir, neerlandeses, también deberían ser borrados de los podios. Aunque confieso que en su época me gusta ver subir a Theunisse, con su pelo largo, la balaca y su estilo sobre la bici.
Es cierto “2A” por un tecnicismo jurídico y artificio de leguleyada, muchas de las anomalías y trampas obscenas creadas por el hombre, disimulando sus vicios, lo obscuro lo tiñen de transparencia y lo contaminado lo quieren convertir en saludable, este el mundo del hombre y para el hombre, lo terrenal imponerlo por encima de lo celestial.
Hola Anibal, no podemos especular con eso. Lo único cierto es que en julio de 1988 el probencid no era una sustancia prohibida por la UCI. Eso no es culpa de Delgado. De nada nos sirve para argumentar en un tribunal que en otros deportes si lo era, cuando en el ciclismo estaba permitida: jamás nos darían la razón. No fue una leguleyada, no era en absoluto ilegal en el mundo del ciclismo aún y punto. Si en el código de circulación de trafico y la ley de un estado no es delito ir a 150 km en una autopista, no te pueden sancionar por ir a esa velocidad si no hay norma explícita que te lo prohiba, por mucho que en todos los estados vecinos si lo sea. Por cierto, a mi de chico también me encantaba Theunisse, su estilo era muy elegante y de clase sobre la bici, y esa pinta de rockero le daba un toque rebelde acorde con mi inmadura y díscola adolescencia.
Oscar Trujillo. Tu argumento es correcto. No se puede dabatir lo ya juzgado. Pero te pregunto y pregunto a los demás: para o porqué Delgado usa ese medicamento?
Hola Anibal, en medicina convencional se usa para la “Gota” potencia la eliminación de ácido úrico por intermedio de la orina. Por supuesto un ciclista con gota no es algo en absoluto común y ellos, es evidente, no lo han usado para eso. En el ámbito deportivo no supone ninguna mejora de rendimiento… pero… Es un gran enmascarante de la tetosterona y de los esteroides anabolizantes en general, por desgracia, su uso ha sido muy común en halterofilia boxeo atletismo y por supuesto en ciclismo hasta que lo prohibieron, ya que, vaya mala suerte, en los controles salía demasiado probenecid a mansalva en gente que jamás había padecido gota.
Oscar. Me estas respondiendo. Si, Delgado ganó y no se le puede quitar ese Tour. Pero que fue justo o un merecido ganador? Ahora dirás que es que lo otros iban hasta las cejas. Entonces que le devuelvan todos los Tours a Armstrong porque sus rivales también iban hasta las cejas.
Anibal hay un abismo entre las dos cosas. A Armstrong se le comprobó (para colmo el lo aceptó) uso sistemático de testosterona, hormonas de crecimiento, esteroides, autotransfusiones y EPO, entre otras cosas. A Delgado habría que condenarlo por sospecha, su positivo fue por un enmascarante que ni siquiera era ilegal en el ciclismo en ese momento. No es comparable, sé que el manto de duda quedará en que hacía ese probenecid en su cuerpo, pero suponer con eso que ya llevaba un mundo de cosas no es justo, no era ilegal, no le comprobaron en esa muestra nada más. Lo de Lance si era colosal, comprobado, delatado por médicos y compañeros y aceptado por él mismo.
Que poca grandeza en materia de honestidad la de Miguelón el gran fanfarrón…
Su fama cubierta por un oro marchito que ya no brilla por el corrosivo cinismo que envuelve cada uno de sus títulos, una verdad que habla en medio del silencio y el fanatismo español, hipócrita y descarado.
Fanáticos, periodistas, técnicos y compañeros que recubren dentro de una olla podrida una mentira que pide a gritos ser destapada, para dejar salir de una vez por todas esa verdad teñida de trampa, que todos los aficionados del ciclismo queremos dejar atrás, pero imposible!!! Mientras avanzas llevando a tus espaldas un olor nauseabundo de una época oscura dónde induráin es el rey de las tinieblas.
Germán sus comentarios van a levantar ampollas entre el mundo ciclístico y UD se está refiriendo a Miguelón ídolo de los españoles e intocable, pues le hago un apunte adicional que de seguro generará inquietudes entre los foristas: Miguel Indurain dio positivo por la misma sustancia en 1994 (salbutamol) que se le cuestionó a Chris Froome y de la que también fue eximido.. La Federación Francesa quiso investigar más en profundidad pero la UCI le exoneró. Indurain dió valores anómalos de salbutamol en un control antidopaje del año 1994. Por otra parte hacia el año 2013 Lance Armstrong en una entrevista concedida a Cyclingnews dijo que él era el “chivo expiatorio” y que su generación no era diferente de cualquier otra”, salpicando a las anteriores generaciones y a grandes ciclistas como la de Coppi,Bartali, Anquetil, Merckx, Gimondi y la de Indurain.
Me asombra lo del salbutamol, está siendo usado desde hace mucho tiempo con claros beneficios para quien lo usa en detrimento de sus rivales y no pasa nada, algunos seguramente lo seguirán usando y ganando títulos en detrimento de quienes van limpios y el único castigo será divino, ojala no resulten todos con problemas respiratorios.
A mediados de los 90’s estaba de moda las peleas gringas de la WWE, yo, en plena adolescencia,me enrolaba en las tardes observando ese espectáculo de lucha acrobática, no tardé mucho en ser aterrizado al saber que estos corpulentos tipos mas que atletas eran actores y de ahí en adelante sentí que era una pendejada seguir viendo eso.
Las transmisiones en vivo de las pruebas ciclistas anterior a la internet eran muy escasas y eso sumado al poco tiempo disponible que tuve gracias a compromisos académicos y laborales puedo decir que en la década anterior vi muy, muy poco ciclismo, aun así pude sentir algo similar cuando destaparon lo de Armstrong, sentí que al haber visto muy poco ciclismo igualmente no me había perdido de mucho. Con la irrupción de la nueva ola de escarabajos y gracias a disponer de algo mas de tiempo me enrole mejor como seguidor en este deporte y gracias a espacios como este he podido sentir que no estoy solo en el sofa viendo etapas sin tener con quien debatir o celebrar pues no tengo amistades apasionadas por el deporte de las bielas, de hecho en este espacio me siento a gusto de expresar con mas receptividad lo que no puedo o no a gusto con algunos amigos que son mas futboleros. Pero por tercera vez volví a sentirme defraudado con el caso de Froome absuelto mediante un extenso estudio de zonas grises (clásico en los amaños de personalidades políticas) que termino dervituando el reglamento en los estrados y tuve un momento fugaz que me volvía a sentir un defraudado adolescente como lo vivido en la lucha libre.
Soy un apasionado del ciclismo, pero eso sí, me indigna por no decir que me emp… verracamente, que al igual como pasa con los “patriarcas políticos” se tenga que admitir de dientes para afuera que son dignos caballeros después de un fallo judicial y hacer un acto de fe para creerles “que desconocían la norma, pero que ahora sí van a tener en cuenta ese aspectito para no ser mal interpretados”