Por @pmpalermo
El noveno Tour ya es historia y Dani Díaz celebra su segundo título. Pero al margen de las cuestiones deportivas, hay que resaltar una vez más la enorme cantidad de aficionados que se aproximaron a la carrera para ver más de cerca a sus ídolos.
En general, los atletas se brindaron como nunca con los fans y hubo dos especialmente requeridos a la hora de las fotos y autógrafos: Mark Cavendish y Nairo Quintana. Pero estas dos luminarias no respondieron del mismo modo. Tanto Cav como Nairo son ciclistas predilectos de esta redacción pero hay que hacer justicia al británico, que lejos de comportarse con la frialdad que caracteriza a sus compatriotas, volvió a entregarse al calor popular como si de un puntano más se tratara.
¿Y Nairo? el colombiano fue muy gentil con la prensa, habló como un experto orador en las presentaciones oficiales cuando se lo requirió y paró ocasionalmente para sacarse alguna foto, pero eso fue todo. Así, fue normal ver la camioneta del Movistar con las cortinas bajas y gente de la organización vigilando para impedir que las multitudes hostigaran al campeón de Tunja. Eso sí, cuando podía (o lo dejaban) abría la ventanilla y atendía la larga fila de requerimientos para con su persona.
A favor de éste hay que decir que su escuadra tuvo mucho que ver en el vedetismo con el que se comportó, siempre protegiéndolo en exceso y llamando la atención con las ampulosas escoltas dispuestas a su alrededor, cuando hubiera sido más sencillo permitir a los aficionados unos minutos de felicidad adicionales para aplacar su adrenalina.
Está claro que no debe ser fácil la fama y no se trata de una crítica para el cafetero sino de un halago para Cavendish. Es que el de la Isla de Man, como cada vez que viene, no paró de sacarse fotos con la gente, que se le tiraba encima de a montones con banderas y souvenirs para que les firmara.
Casi como si de una estatua se tratara, Cavendish posó durante largos ratos bajo el sol junto a sus fans, desesperados por tocarlo y comprobar que es el mismo que luego ven por televisión compitiendo alrededor del mundo.
Cav, fiel a su cita, no defraudó. Se lo vio de muy buen humor toda la semana y eso luego quedó reflejado en los resultados, ya que fue 2° en Villa Mercedes y Juana Koslay y vencedor en la volata conclusiva del evento en las calles de la capital sanluiseña.
Muchos dicen amar San Luis pero el velocista de Etixx lo demuestra regresando año a año primero y retribuyendo el cariño después. Probablemente Quintana haya sido la estrella más grande entre todas las presentes, pero si lugar a dudas, el inglés fue la más amable.
Llamado de atención para el conjunto navarro, sobreprotector en demasía, actitud que puede generar malestar entre los espectadores y sensaciones reprimidas en los atletas, que vaya uno a saber cómo pueden reaccionar en algún momento tras estar prácticamente enclaustrados las 24 horas.
Y esto es literal. Durante la semana previa al inicio del evento, los telefónicos casi no bajaban de sus habitaciones y luego salían a entrenar por una puerta lateral del hotel, mientras que en el polo opuesto, el Etixx se paraba a charlar en en la vereda rodeado por el calor popular que a la larga, es el que los hace relevantes. Dos estrellas, dos equipos y dos extremos diferentes de la fama.
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Pablo Martín Palermo
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