Tras años de desgracias, Van Keirsbulck vuelve al World Tour: “Todavía tengo potencial”
Por @pmpalermo
Seguramente muchos recuerdan a Guillaume Van Keirsbulck. Alguna vez señalado como el “nuevo Tom Boonen”, el talentoso belga casi desapareció del mapa en lo que al ciclismo grande refiere, saliendo del Quick-Step por la puerta de atrás.
Sin embargo, ahora tendrá una nueva oportunidad en el World Tour, ya que el CCC Team le dio una oportunidad. De este modo, luego de dos años en Wanty – Groupe Gobert, “GVK” volverá a las clásicas como miembro de un bloque top.
Pero sería injusto no explicar las razones por las que este atleta pasó de ser aspirante a estrella a sumirse en las sombras. Básicamente, porque las tragedias asaltaron su vida una y otra vez, mermándolo en todo sentido.
Todo empezó en 2011, cuando perdió a su novia en un accidente automovilístico que él presenció por el espejo retrovisor de su coche, puesto que viajaba delante de su prometida. “Murió en mis brazos”, confesó a Cyclingnews.
“Se quitó el cinturón unos momentos para tomar algo del asiento del acompañante. En ese momento, el vehículo tocó un bache y perdió el control”, narró el corredor, por ese entonces de duelo debido a la reciente pérdida de su amigo, Wouter Weylandt.
“Tras esa temporada caí en un pozo oscuro”, siguió. “Sin estar compitiendo, empecé a hacer cualquier cosa para no pensar. No sólo bebía, sino que subí de peso”, indicó, evitando hablar de las veces en las que fue visto con una conocida modelo de su país que luego sería su novia, Larissa De Castro.
Y el motivo por el que no hizo alusión a la bonita mujer, es que su relación con ella a sólo siete meses del fallecimiento de su novia provocó revuelo en la prensa. Sí, en Bélgica los miembros del Quick-Step son auténticas estrellas y todo lo que hacen o dejan de hacer aparece en los medios.
Todas estas distracciones lastraron sus temporadas 2012 y 2013. Recién en 2014 pareció recuperar algo del brillo de antaño, pero una lesión en la espalda cerró su campaña tan temprano como junio, puesto que requirió de dos operaciones.
En medio, se separó de De Castro y tuvo otro accidente mientras conducía. “Estaba algo borracho”, reconoció. Y fue ese incidente el que colmó la paciencia de Patrick Lefevere, quien le dio un año más de contrato pero lo forzó a trabajar para el resto.
Lógicamente, Van Keirsbulck dejó la estructura, recalando en el Wanty-Groupe Gobert. No sólo empezó a gozar de menos presión, sino que fue designado líder. Ganó Le Samyn y todo parecía encaminado, hasta que el infortunio lo visitó nuevamente.
Su padre fue diagnosticado con leucemia, algo que ocupó su cabeza el resto de la primavera. “He tenido muchos problemas y la gente lo sabe, pero los olvida”, refirió. “Sin esos percances sería un ciclista mejor, aunque todo es parte de mí”, añadió.
“El problema en Wanty es que cada uno buscaba sus opciones, no había tácticas ni equipo”, reveló, arrojando algo de luz al resto de su estadía en la formación Pro Continental que lo albergó en 2017 y 2018.
“Todavía tengo potencial, puedo lograr mucho más. Espero tener oportunidades en el futuro”, afirmó. “Estoy entusiasmado por volver al World Tour y por poder ayudar a Greg Van Avermaet, enseñando que aún tengo el nivel”, completó Van Keirsbulck, profesional desde 2011.
Pablo Martín Palermo
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