Por @amatiz12
El destino favoreció a Mathieu van der Poel y le jugó en contra a Wout van Aert en Paris-Roubaix. Una avería mecánica lo cambió todo, pues de no ocurrir, el desenlace podría haber sido diferente. Incluso, el propio ganador lo admitió.
“Noté que su ritmo era bajo, así que sabía que algo le pasaba”, relató sobre los últimos metros del Carrefour de l’Arbre, donde el pinchazo tomó lugar y sacó a su contrincante belga de la ecuación.
El de Alpecin es consciente que lo más probable era que hubiese definido en el velódromo en un mano a mano. “Es desafortunado, porque si no llegábamos los dos a meta”, opinó Mathieu, que de todos modos sabe también de la importancia de la suerte en esta cita. “Es parte de la carrera, se necesitan piernas y suerte, y yo tuve ambas”, resumió.
En lo personal, es una jornada que quedará en su memoria. “Tuve uno de mis mejores días sobre la bicicleta”, señaló, dando una calificación alta a esta primavera. “He tenido mi mejor temporada de clásicas”, agregó sobre un curso en el que también ganó Sanremo y fue segundo en Flandes.
Alejandro Matiz
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