El ciclismo internacional está viviendo una nueva era en la que se están erigiendo como punteros y referencia países que antes no figuraban entre los grandes expertos. Este es el caso reciente de los países escandinavos, sobre todo con Dinamarca como gran ejemplo a seguir, que ya ha colocado a algunos de sus compatriotas en las primeras posiciones de la clasificación general de la Unión Ciclista Internacional. Sin ir más lejos, tres de los diez mejores colocados son compatriotas suyos, algo que solamente puede decir también Bélgica.
En este artículo, analizaremos los motivos de esa consolidación de los países del norte de Europa, en detrimento de los del sur, como se puede observar con la bajada de rendimiento de naciones con gran tradición como Italia o España. Aspectos como la cultura, la creación de referentes o el hecho de contar con un equipo nacional son clave para hacerse un hueco en la élite de las dos ruedas.
Una tradición y referentes actuales
Los daneses, así como Noruega, considerada la otra gran escuela emergente, tienen la tradición y cultura de la bicicleta muy arraigada. Desde hace ya varias décadas cuentan con una red de vías que garantiza la seguridad, y un nivel socioeconómico alto que permite a las familias poder hacer un desembolso para este medio de transporte. Todo ello sumado provoca que, desde una edad muy temprana, los más jóvenes ya se familiaricen con el ciclismo en su rutina diaria y lo vean como una actividad deportiva asequible con la que están habituados.
Por tradición, los países del norte de Europa, han sido buenos en deportes de invierno, como queda demostrado cada cuatro años con la celebración de los Juegos Olímpicos. También son muy practicadas otras disciplinas de masas como el fútbol o el tenis, pero desde hace ya algún tiempo van comiendo terreno las dos ruedas. El hecho de tener a profesionales en lo más alto y con gran visibilidad hace que los más jóvenes los tomen como ejemplo y se conviertan en referentes a seguir, como sucede, hoy en día, con el campeón Jonas Vingegaard.
A su vez, también cabe poner en valor el trabajo hecho en categorías inferiores. Por un lado, en los países escandinavos, incluidos Suecia y Finlandia, donde la tradición es menor, hay un circuito de carreras muy bien trabajado e ideado para que los corredores primerizos puedan ir creciendo. Por otro, los más punteros cuentan con buenas condiciones para centrarse en ser profesionales y se esquiva la precariedad, algo que en muchos otros territorios no ocurre y se traslada en un abandono de la actividad antes de tiempo, aunque uno tenga talento.
Una Dinamarca con grandes referentes
Si hablamos de ciclismo en la actualidad, es de obligada mención el nombre de Jonas Vingegaard, considerado como uno de los corredores más en forma de los últimos tiempos. A sus 26 años, ya ha conseguido la gran vuelta francesa en 2022; además de otras carreras de prestigio como la Vuelta al País Vasco o la Critérium del Dauphiné. Según el ranking de la Unión de Ciclistas Internacional, es el cuarto mejor corredor del mundo. Conseguir repetir título en la presente edición en tierras galas, lo haría escalar algunos puestos en la tabla.
Y es que el danés sigue en las primeras posiciones de la presente edición del Tour de Francia, el que supondría su segundo mallot amarillo consecutivo. Ya arrancó la cita, según las previsiones de la casa de apuestas deportivas, como uno de los grandes favoritos para el territorio francés. Y no está decepcionando. Junto al esloveno Tadej Pogacar, lidera con mano de hierro la clasificación y, salvo sorpresa en mayúsculas o algún incidente imprevisible, uno de los dos entrará como flamante ganador en los Campos Elíseos de París el domingo 23 de julio.
Pero hablar de Dinamarca y ciclismo no se reduce solamente a la figura de Vingegaard. En el pasado ya destacaron Bjarne Riis, aunque con victorias fraudulentas; mientras que en el presente también se merece una mención Mads Pedersen. En solo tres años como profesional, ya es un habitual de las grandes citas del calendario internacional de este deporte y su gran victoria hasta la fecha fue en 2019 cuando consiguió en Yorkshire enfundarse el maillot arcoíris y coronarse como campeón mundial del ciclismo.
Toda una promesa de futuro es Mattias Skjelmose Jensen, ya número nueve del ranking mundial de la UCI. Empezó a despuntar en carreras danesas hasta conseguir un puesto en el equipo estadounidense Lidl-Trek. En 2022, ya tuvo participación en un Giro de Italia y la presente edición del Tour de Francia es su primera participación en la gran vuelta francesa. Aunque el joven de 22 primaveras está descartado para la victoria, su rendimiento está siendo de los más destacados y permite soñar con otro gran candidato de futuro a enfundarse el maillot amarillo.
Un equipo noruego UCI Pro Team
Noruega, aunque a nivel de ciclistas en primera línea no presente el plantel de los daneses, tiene otro motivo por el que estar orgullosos y que reimpulsa este deporte más allá de sus fronteras: cuentan con un equipo oficial UCI Pro Team. Desde 2021, el grupo Uno-X Pro Cycling Team ascendió de categoría y, en este 2023, es la primera vez que corren la gran vuelta gala con una selección de corredores todos nacionales. Su gran referente y líder del equipo es el veterano Alexander Kristoff, de 36 años y con más de quince temporadas en equipos profesionales.
Pero si hay un joven al que tener en cuenta del país noruego, este es Tobias Foss, un especialista en contrarreloj. De hecho, en dos años consecutivos, 2021 y 2022, se proclamó ganador de Noruega en ruta de contrarreloj; y en 2022 también salió como campeón del mundo contrarreloj en el Campeonato Mundial que se disputó en Wollongong, en Australia. Recientemente, el corredor de 26 años anunció que dejará el Team Jumbo-Visma cuando termine la temporada y ya suena para reforzar otros grandes nombres del circuito como Ineos o Bahrain.
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