Weening, ocho años después
Por @pmpalermo
Parece que fue ayer cuando en el Tour de Francia de 2005, uno de los siete que no tiene ganador, un joven holandés consiguió un triunfo de etapa, el último para su país en la Grande Bouclé, en un final cerrado como pocos que se definió por milímetros con ayuda del foto-finish.
En esa ocasión, el debutante Pieter Weening batió a toda una entidad como Andreas Klöden, festejó como si fuera la primera y la última vez (por mucho tiempo, así fue) y nunca más se supo de él hasta el Giro de Italia 2011 cuando levantó los brazos de nuevo y vistió de rosa cinco días.
En ese lapso, apenas logró una victoria en el Tour de Austria en 2009, temporada en la que además fue cuarto en la que parece ser su carrera talismán, el Tour de Polonia, el mismo que ganó ayer y en el fue segundo en 2005, llevándose además un parcial.
A los 32 años, con 12 grandes vueltas encima, un rol bien definido y adaptado al cambio de equipo, parece haber encontrado sus mejores prestaciones, esas que durante algún tiempo, hace una década, hicieron que se lo tildara como “la nueva esperanza holandesa”, algo que por cierto pasa con todos los jóvenes que la estructura de Rabobank convierte en profesionales.
Weening empezó el 2013 más temprano que nunca en San Luis y luego fue segundo en el Tour de Langkawi antes de marcharse a Italia para disputar su tercer Giro, en el que se mostró especialmente activo en el inicio con dos top ten en jornadas a su medida: largas y de media montaña, casi como si de clásicas se tratara.
Sin olvidar que también fue sexto en País Vasco y octavo en la Amstel, su momento sobresaliente llegó en Polonia donde fue protagonista toda la semana, terminando entre los diez mejores en cuatro de los siete días.
Pero el premio mayor llegó a último momento, cuando sin presiones y sin pensar siquiera en ello como confesó más tarde, se destapó con la crono de su vida, se vistió de amarillo desplazando a Izagirre y obtuvo su primera competencia por etapas.
Dueño de una planta impresionante (1,86 metros y 67 kilogramos) el nacido en Harkema parece frente a su mejor condición física y lo demostró a lo largo de la temporada más consistente de su trayectoria profesional, en la que lleva 57 días de competición por lo que bien podría ser uno de los animadores de la Vuelta a España.
Afortunadamente para Orica y para el ciclismo, ocho años después de destaparse al mundo, Weening parece cumplir con las expectativas que generó en sus inicios, y tras un largo “impasse”, está de vuelta brillando con luz propia en el exitoso proyecto de Orica Green Edge.
Pablo Martín Palermo
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