Y un día, África lo entendió…
Los atletas de raza negra brillan en todos los deportes alrededor del mundo, es así y no es discutible, su fisiología los avala y es por eso que podemos encontrar a los mejores deportistas de color en la élite de cada disciplina, aglutinados según factores socio culturales, y así Jamaica tiene los mejores velocistas o Etiopía a los fondistas.
Para entender mejor a qué nos referimos un claro ejemplo es África, dónde algunas tribus cazan por cansancio, hiriendo a sus presas y persiguiéndolas al trote por kilómetros hasta que exhaustas se rinden; pero esos mismos factores sociales son los que han mantenido a la raza negra fuera de actividades pensadas para los blancos o tan caras que les era imposible acceder, y el ciclismo es un caso claro.
Es el único modo de comprender que casi no haya ciclistas negros, que recién ahora están irrumpiendo en Europa, en algo que empezó como un negocio para diversificarse a un continente pujante y terminó soprendiendo con el surgimiento de algunas estrellas.
Si bien los primeros o más destacados han sido blancos, ya están en el máximo nivel Natnael Berhane y Daniel Teklehaymanot quiénes podrán mostrar sus habilidades en el mejor calendario posible, con lo que seguro seguirán abriendo puertas.
Pero no es nueva la aventura africana, y no porque el MTN-Qhubeka esté invirtiendo en corredores europeos y apunte al Tour debemos hablar del ciclismo de ese continente, ya que si debe atribuírsele a alguien el “descubrimiento” de esas plazas es a las formaciones francesas, como FDJ o Europcar, un habitual en la Tropicale Amissa Bongó que este año también contará con Lampre, Lotto y Cofidis.
Es cuestión de tiempo para que tengan su oportunidad corredores como el veterano ganador Adil Jelloul de Marruecos o Rasmané Ouedraogo de Burkina Faso, país este último que con su Tour nacional impulsó este deporte en África, en años en que los corredores locales no podían entrenar todos los días por falta de alimento y materiales, ya que al no abundar el asfalto, pinchaban constantemente y no tenían repuestos suficientes.
MTN-Qhubeka no es sólo un equipo de ciclismo, su actividad humanitaria impulsa el deporte pedal en Sud Africa, ya que ayudan a niños carenciados a conseguir bicicletas para ir al colegio; los chicos deben trabajar reciclando basura y al llegar a determinada cantidad se les da una bici nueva. Si antes caminaban o corrían horas para llegar a la escuela, ¿cómo no destacar en maratón?, por lo que no es descabellado pensar que de aquí a un tiempo esto cambie y África sea una potencia ciclística.
Francia ya tiene el ojo puesto en estos emergentes países y de a poco seguirá incorporando corredores, entre los que tarde o temprano surgirán figuras destacadas, porque como dijimos, su fisiología los avala y sólo necesitan una oportunidad, que hasta ahora su cultura y sus impedimentos, no les ha dado.
Pablo Martín Palermo
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