Van der Poel hace de los entrenamientos un infierno

Mathieu van der Poel es, sin duda, el compañero de equipo más talentoso y motivador con el que Silvan Dillier ha tenido el placer de compartir equipo. Su dedicación y espíritu competitivo son una inspiración constante para todo el equipo, asegura el suizo.

Al recordar sus primeros días en el equipo, Dillier describe los entrenamientos como una prueba de fuego diaria. “Cuando me incorporé, prácticamente todos los días eran intensos, casi como carreras”, comenta. Aunque ahora el equipo ha adoptado un enfoque un poco más estructurado y moderado en sus prácticas, aún hay momentos en que el entrenamiento se transforma en una competencia feroz. “De vez en cuando, el entrenamiento explota como si fuera una carrera”, explica Dillier. “Mathieu es el combustible que aviva el fuego cuando decide convertir la sesión en una competencia. Si ese día le apetece competir, no importa lo que haya en el plan, todo se convierte en una carrera”, relata a WielerRevue.

Dillier también recuerda con admiración momentos como el decisivo ataque de Van der Poel en la Paris-Roubaix, que fue una muestra espectacular de su fuerza y estrategia. “Es simplemente hermoso verlo en acción. Creo que he logrado llegar a sus límites, aunque no es mi intención agotarme en una sesión de entrenamiento cuando todavía tenemos una concentración completa por delante”, afirma. Al final, siempre llega el momento en que el equipo decide que ya es suficiente, dejando que el espíritu competitivo de Van der Poel no domine cada práctica, pero sabiendo que ese fuego es lo que le convierte en el corredor imparable que es.

Fernando Estupiñán

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