El merecido premio de Atapuma

Por @pmpalermo

En el ciclismo, como en la mayoría de los deportes, diversos factores deben conjugarse para conseguir el triunfo, algo que parece fácil y natural en algunos como Cavendish, Sagan o Valverde por citar nombres, y que cuesta mucho al resto, con la gran mayoría retirándose sin levantar los brazos una sola vez.

No es el caso de Darwin Atapuma, quién rompió ese maleficio el año pasado, en lo que a ciclismo europeo refiere, y desde ayer  puede jactarse de tener una victoria World Tour en su palmarés.

Era cuestión de tiempo para que Atapuma consiguiera el primer triunfo en la máxima categoría para el equipo Colombia, pero además para él mismo, que atesoraba un parcial en el Giro del Trentino, justamente en el Passo Pordoi, final de la primera etapa de este Tour de Polonia, en la que salió segundo.

Y si bien las carreras no se merecen sino que se ganan, nuestro protagonista ya ameritaba este logro, sobre todo si se tienen en cuenta sus prestaciones a lo largo del año, cumpliendo el objetivo de ser top 20 en el Giro de Italia, pese a estar enfermo al principio.

De hecho fue a más, se mostró activo los últimos días de la Corsa Rosa e incluso logró ser noveno en la épica jornada 20 en la que tres colombianos escoltaron a Vincenzo Nibali bajo la nieve de las Tres Cimas de Lavaredo.

Con tan solo 25 años, en el auge del ciclismo de su país y con demostraciones como las de la última semana, su paso a una escuadra del World Tour está al caer, sobre todo de alguna que busque los servicios de un eximio escalador, quién por cierto tiene una fe ciega en sus capacidades.

Apodado el Puma, el nacido en Túquerres ya fue séptimo en Turquía y sexto en Eslovenia, demostrando su regularidad y fiabilidad para las carreras por etapas, además de su gran resistencia, pues recién empieza agosto y tiene 50 días de competición en sus piernas pese a no contar con un cuantioso calendario.

Entrena y vive a 3000 metros de altura, cerca del Volcán Galeras, que dicho sea de paso, propició su otro mote, homónimo del accidente geográfico antes mencionado, y brilló con luz propia en este Tour de Polonia, en el que fue segundo en la jornada inaugural con final en Passo Pordoi y primero en la durísima etapa seis demostrando que no en vano lo incitaron a descolgarse de la escapada en el quinto parcial.

Quizás no tiene el talento natural de Quintana, Urán o Betancur, pero las ganas, la confianza y el profesionalismo bullen a lo largo y ancho de los 60 kilogramos y 168 centímetros del pupilo de Corti, que también corrió y terminó en Algarve, Criterium Internacional y Tour de Turquía, además de las clásicas italianas de marzo.

Con mucho que aprender y margen para desarrollarse físicamente, el ganador de ayer en Bukowina Tatrzanska confirmó su valía y sobre todo, recibió un merecido premio a su tesón e insistencia para no rendirse frente a la adversidad o la mala suerte.