Contador: ¿Seguir o abandonar?

Por @pmpalermo

En una muestra de lo imprevisible del ciclismo y, especialmente, de las grandes vueltas, Alberto Contador pasó del cielo al infierno en un abrir y cerrar de ojos y en el momento menos pensado, ya que se fue al suelo a metros de la línea de meta de una intrascendente jornada llana.

No en vano los favoritos al título suelen afirmar que no hay etapas de transición en pruebas de tres semanas, motivo por el que se los ve corriendo adelante, mezclados con los equipos de velocistas para evitar problemas.

Sin embargo, las precauciones no sirvieron ayer a Contador, que se vio envuelto en el espantoso accidente de Danielle Colli en pleno lanzamiento del embalaje y, aunque cruzó la meta sin daños aparentes, luego reveló al mundo que no había acabado bien librado ya que no pudo ponerse la Maglia Rosa en el podio.

Rumores al margen, el madrileño salió del incidente con un hombro dislocado, situación compleja que lo deja mal parado de cara al título (y quizás del Tour) cuando era el hombre más fuerte en el pelotón.

Contador resistió la extensa etapa 7, un tramo sin mayores exigencias que la distancia, en el que se limitó a rodar sentado todo lo que pudo, con auxilios varios por parte de sus gregarios. Allí, tal como anticipamos ante la oleada de conjeturas reinante, ni Aru ni Porte atacaron al español.

Pero distinto panorama deberá afrontar el de Pinto mañana, porque el terreno se tornará en su contra y los oponentes deberán abandonar el fair play. Es que los 186 kilómetros entre Fiuggi y Campitello Maltese aglutinan dos puertos categorizados, incluido el final en alto de 1° y varias ondulaciones más.

Allí, antes que Aru o Porte, será su propio cuerpo quien ponga contra las cuerdas al líder de Tinkoff Saxo, un escalador puro afecto a saltar sobre la bici, apoyando gran parte de su peso sobre el manillar, algo que no pareció ser un problema en la etapa 7, aunque no es lo mismo demarrar cuesta arriba.

Además, no debe obviarse que cualquier nueva caída o cambio de clima que lo obligue a ponerse un chubasquero en competencia será fatal, por más que muchos creen que ya está bien porque se pudo colocar el maillot de líder en el podio de Fiuggi.

La disyuntiva es tremenda y pone en entredicho meses de preparación específica y sacrificios, tales como no disputar a tope el calendario previo al Giro. ¿Arriesgarse a seguir aún con riesgo de no estar a la altura y dañarse más el hombro? ¿bajarse y pensar en el Tour de Francia?

Contador es un atleta acostumbrado a lidiar con percances, que han acompañado su trayectoria desde el inicio y no lo dejan en paz, tal como reflejamos aquí hace unos meses. Con eso en perspectiva, desde esta redacción creemos que el español no se marchará a casa, pero la duda pasa por saber hasta cuándo aguantará, ya no el dolor, sino las posibles pérdidas de tiempo.

Supongamos que el hombro progrese positivamente, dependiendo de diversos factores, nunca estará al 100% en esta competencia puesto que se estima un plazo de entre cuatro y doce semanas para que ese tipo de lesión quede en perfecto estado.

Dicho panorama no es alentador de cara al futuro inmediato, pero tampoco pensando en la Grande Bouclé: Contador podría poner en riesgo sus dos objetivos de 2015 si equivoca la decisión.

Está claro que no hablamos de alguien más, sino de un ciclista que ganó la pasada Vuelta a España semanas después de haber sufrido una fractura en la meseta tibial de su pierna derecha. Pero tampoco será agradable para él regalar ventajas cuando busca obtener rédito del más mínimo detalle, como se pudo apreciar en el cambio de bicicleta realizado antes de la ascensión al Abetone.

Por otra parte, no son pocos los que creen que Contador está magnificando su dolencia y todo esto se trataría de una treta para quitarse presión y responsabilidades. No estamos al tanto de ello, pero es otra hipótesis dentro de una “guerra deportiva” en la que todo vale.

De todos modos, nunca se sabrán ciertos entretelones alrededor de estas novelas. Por ejemplo, ¿cuál será el pensamiento de Oleg Tinkov respecto al posible adiós de su pupilo? Kreuziger es un gran corredor pero no está al nivel de su capo, y para el magnate ruso, los resultados priman.

Con 32 años, seis grandes en su currículum y mil batallas superadas, el de Pinto enfrenta uno de los desafíos más importantes de toda su carrera, en la que siempre salió airoso. ¿Podrá el madrileño superar este nuevo reto?

Sólo el tiene la respuesta y dentro de algunas semanas sabremos si escribió una nueva página en su historial de gestas o, caso contrario, si fue victima del desgraciado incidente. En caso de que así sea habrá que estar atentos a lo que haga en el Tour y a posibles modificaciones en sus deseos de retiro, algo que él nunca negó pero supeditó a gozar de sus dos últimas campañas sin problemas.

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Pablo Martín Palermo

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