De todas formas, no se les haga raro que a última hora sea cancelada. Suiza no habría llegado tan lejos en su altísimo nivel de vida de no ser por su pragmática y poco dada a sentimentalismos visión del mundo. De hecho, ya hay un plan “B” (o más bien “C” porque los mundiales ya fueron movidos este curso) que intentaría situarla en abril del próximo año, justo después de la Lieja-Bastoña-Lieja. Situación excepcional que provocaría que en 2021 se coronaran dos campeones mundiales en menos de 6 meses. Lo cual no le haría mucha gracia al primero que luciría su jersey arco iris menos tiempo que nunca.

Esta solución, a día de hoy es desdeñada por delirante, aunque se le deja un resquicio… visto lo visto esta accidentada temporada de cancelaciones y aplazamientos: “Esta opción no está completamente descartada, pero es poco probable que la utilicemos”, indicó Nicolas Voide, uno de los dirigentes de la organización. Lo mismo dijo en marzo Prudhomme acerca de un probable aplazamiento del Tour, y ya vemos como fue pasado a septiembre por primera vez en su historia. Si es que este simpático 2020 no nos tiene otra sorpresita de aquí al comienzo de la ronda gala.

Que se dude de las justas en Martigny y Aigle es razonable por esa especie de democratización de los sueños frustrados que nos ha traído esta singular peste. Este virus cosmopolita y multicultural, es de las pocas cosas a las que todos los habitantes del mundo tenemos derecho y nos podemos permitir sin distinción de clases, raza, credo o religión.

Teniendo en cuenta que la situación diaria del coronavirus es más volátil que el carácter ciclotímico de Donald Trump, ¿quién es el valiente que se atreve a apostar por si o por no? Los organizadores y la UCI no tienen más remedio que ser optimistas, les pagan para eso. Las autoridades y gobierno de los cantones de Valais y Vaud no tanto.

Temen cualquier pequeño brote, no tanto por temas de salud pública, sino por cualquier amago en pérdida de réditos electorales. Suiza, honestamente, ha sido un país muy poco castigado con las trágicas cifras de muertes en sus vecinos. Si al virus le da la gana y no hay contagios durante el Tour de Francia se pueden salvar los mundiales. Si no es así, se aplazarán como la vida misma de casi todos nosotros para el año entrante. O para después, si es que aún seguimos así.

Oscar Trujillo Marín

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