El otro Tour: cómo Astana ha mantenido a Cavendish dentro del tiempo límite

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La batalla en las montañas suele llevarse toda la atención de cámaras y aficionados, pero la carrera es mucho más que eso. A espaldas de los pocos que se disputan la victoria ruedan un centenar de pedalistas más, todos con condiciones físicas diferentes y, normalmente, inferiores.

Mark Cavendish, Foto ASO

Eso los lleva al límite de la “supervivencia” deportiva, sobre todo a los sprinters, más pesados y poco habituados a subir tantos miles de metros de desnivel. Y en esta edición en particular, el velocista que ha estado más contra las cuerdas es también el que más gloria recibió.

Se trata de Mark Cavendish, que pese a sufrir desde el día uno del evento, resistió y luego batió el récord de triunfos parciales de Eddy Merckx en el evento. Pero claro, trasladar su fornida humanidad por encima de las montañas no fue tarea fácil y, de hecho, requirió de un plan bien trazado.


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Sí, lejos de lo que se pueda llegar a pensar, Cav ha sido arropado y lanzado por un Astana completamente enfocado en él, a excepción de Tejada y Lutsenko, con más habilidades para la trepada. Ayer trascendió un claro ejemplo de lo realizado por los kazajos.

Revisando la clasificación de etapa, entre los últimos ingresaron Bol, Ballerini, Lutsenko y el propio Cavendish. Lo hicieron a 51:35 de Pogacar, es decir, con apenas 1:47 de margen para el cierre del límite.

Y esto no fue por obra del azar, sino que programaron una suerte de contrarreloj por equipos una vez superado el descenso del Port de Lers. Efectivamente, en el llano previo a Plateau de Beille, los celestes apretaron a un promedio de 53km/h.

Aún así, en la base de la mítica subida estaban en problemas. O subían más rápido de lo usual para una grupetta o el británico y su séquito quedaban fuera de acción. Aquí, salvo que aparezcan pruebas de otra cosa, es evidente que cumplieron el cometido porque cruzaron la meta dentro del margen y en el strava de Bol no se aprecian anomalías.

Pero la cuestión era resaltar que Astana acudió al Tour con el objetivo de ganar un día con Cav y lo lograron. Incluso si desde la primera jornada se lo vio retrasado y vomitando, y hoy pelea por ser farolillo rojo, el de la Isla de Man lo hizo, y sus escuderos -usualmente anónimos- merecían la mención por estar siempre vaciándose y, obviamente, al límite de irse antes a casa por hundirse con su capitán.

Pablo Palermo

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