El renacer de Wiggins

Por @pmpalermo

Bradley Wiggins ha demostrado a lo largo de su carrera que es un atleta excepcional capaz de lo mejor y lo peor a causa de su talento y mentalidad, con la que dicho sea de paso, fue capaz de forjar todo un ganador del Tour tras una vida dedicada a la pista.

Lejos de las siete medallas mundialistas de Cancellara o de las cinco de Martin, Wiggo acumula “sólo” dos podios en cinco participaciones en cronos por el arco iris y no por falta de capacidad, sino por compromisos en su otra disciplina o simplemente por no proponérselo.

Tras ganar todo lo que se le puso por delante en la pista hizo su irrupción definitiva en el ciclismo grande durante el Tour 2009, donde encontró una nueva motivación en el maillot jaune. 

Gracias al gran deseo de superación habitual en todos los deportistas pero casi sobrenatural en nuestro protagonista, éste se sometió a entrenamientos brutales para perder peso y adaptarse al calor, tales como pedalear en un invernadero con estufas hasta desmayarse o llevar una dieta adecuada con la que pasó de 82 kilos en 2008 a 69 hace una temporada.

Tras obtener finalmente el triunfo en 2012 se quitó una pesada loza de encima, como todos luego de cumplir un objetivo, pero potenciado en este caso ya que el camino del Tour lejos estuvo de su relajado estilo de vida en el que, por ejemplo, el alcohol es protagonista, aunque ya no del modo excluyente de antaño.

Ya sin ansias de triunfo y con Froome desafiando sus galones, 2013 fue la cara opuesta y nuestro hombre pasó del cielo al infierno, hundiéndose definitivamente en el Giro donde no logró seguir el ritmo del grupo en el llano aquejado por una enfermedad pero también por su cabeza, enmarañada en la falta de motivación y en la vergüenza de no ser el jefe en Francia para defender el amarillo.

Descartado para la ronda gala por una lesión en la rodilla, deslizó que no volvería a disputarla y muchos hablaron de la “muerte deportiva” de Wiggins, quién mientras tanto salió del ojo de la tormenta, recargó baterías, fijó nuevas metas y se puso una vez más el chip de atleta profesional que tan bien le queda.

¿El nuevo plan? Aumentar de peso y recuperar la forma para ser competitivo en el Mundial y posteriormente en la pista, a la que según parece, anhela regresar. En el camino y como no podía ser de otro modo, dejó pinceladas de su talento, ganando la crono de Polonia frente a Cancellara, finalizando 5º la del Eneco Tour y consagrándose campeón en la vuelta de su país con un nuevo triunfo en la especialidad.

El de SKY llegó a Toscana con la confianza de estar bien preparado, sabedor de que con Tony Martin en otra liga, el 2º lugar era el máximo galardón al que podía aspirar y lo consiguió gracias a una soberbia demostración sobre la cabra con la que terminó desbancando a Cancellara.

El inglés basó su medalla de plata en el conocimiento de si mismo para dosificar el esfuerzo al inicio de la extensa prueba, en la que concluyó tan sólido que sacó al suizo del segundo escalón del podio puesto que, y a modo de referencia,  sólo dejó 8´´ con Martin en el tramo conclusivo del recorrido.

Con la presea en el pecho y la satisfacción de haber sido el mejor de los mortales en la competencia, no es descabellado pensar que Wiggins se replantee su renuncia a la carretera, y si bien no será el líder en el Tour, todavía tiene talento, edad y equipo para disputar el Giro o la Vuelta con opciones.

Es casi obvio que un año después de arrasar a lo largo y ancho del calendario, Sir Bradley no había perdido su capacidad y sí la motivación, como admitió luego, algo que tras su gran actuación de hoy parece haber quedado en el pasado.

Por eso, con los tres últimos meses en perspectiva, no es descabellado afirmar que podríamos haber presenciado el renacer de Wiggins, que selló con un valioso podio el periplo de 12 semanas en las que se dedicó en cuerpo y alma a construir su nueva figura en busca de un objetivo que finalmente consiguió y que vaya uno a saber si no será tan sólo el inicio de un nuevo camino por la senda del triunfo.

Pablo Martín Palermo