Es hora que Visma tome el toro por las astas con Vingegaard

Jonas Vingegaard (Visma)

Jonas Vingegaard intentó saldar la cuestión afirmando que no tiene intenciones de irse de Visma – Lease a Bike en el corto plazo, haciéndose el desentendido con la fecha de expiración de su contrato en 2028. Un día que hoy parece remoto pero que, en un ciclismo donde ya se manejan contratos que incluso llegan al 2031, es más cercano de lo que se cree. Los últimos meses fueron de rispideces en las declaraciones ante la prensa prensa entre equipo y el entorno de Vingegaard. ¿Podrá esto resultar en una ruptura?

Es hora que Visma tome el toro por las astas con Vingegaard

A primeras vistas, el trono de Vingegaard en Visma, al menos en la jerarquía de corredores de Visma, no parece amenazado. Primoz Roglic, el único corredor que podía disputarle co-liderazgos, dio el adiós hace ya dos años, en una ruptura prematura de contrato que contó con la luz verde de la formación neerlandesa. Richard Plugge, CEO de la escuadra, que solía llamar a Roglic como “el rey”, no tuvo problemas en dejarlo ir. Roglic no tuvo reemplazo directo, ni en términos de grandes vueltas ni en carreras de una semana: esto no solo implicó una esperable caída en las victorias anuales de la formación sino también a un Vingegaard más empoderado internamente.

Esta falta de competencia interna también tiene un costo para el equipo: la necesidad de decir que “sí” a cada uno de los pedidos de Vingegaard. Desde mirar para otro lado en las declaraciones incendiarias, inoportunas e injustas de su esposa, a ajustarse a las demandas tanto en composición del equipo como en calendario.

Los pedidos de Vingegaard ¿van en detrimento del equipo?

¿A que nos referimos en estos dos últimos puntos? Tanto en el último Tour de France como en La Vuelta a España se observó un Visma absolutamente agazapado a su líder, con excepciones contadas como la etapa 10 del Tour donde ganó Simon Yates en fuga o la ocasión que tanto Victor Campenaerts como Matteo Jorgenson y Wout van Aert decidieron irse de escapada en la decimoquinta jornada. El último hecho valió al equipo todo tipo de críticas, incluyendo desde Dinamarca.

Si bien la postura “Free for all” que mostró un equipo rival como UAE en La Vuelta o en el Giro termina jugando en contra de las posibilidades de sus líderes (ya sea Isaac del Toro como Joao Almeida) y dista de ser armoniosa, caer en el otro extremo también es una idea equivocada. Sabiendo que la brecha contra Tadej Pogacar, en este momento, es irremontable y que Vingegaard no tiene grandes posibilidades de mejora –algo que el propio equipo ahora admite– es insostenible una formación 100% delicada a su líder.

Este, desde ya, será un aspecto que seguramente se está discutiendo entre equipo y corredor. La idea de no ampliar el abanico de objetivos en una gran vuelta ya generó la salida de uno de los ciclistas más importantes del equipo: el velocista Olav Kooij. Más allá del sueldo que ofreció Decathlon (el más alto entre todos los sprinters del pelotón), la voluntad de ir al Tour fue un condicionante. Visma nunca le dio la chance. ¿Cometerá el mismo error con Matthew Brennan? Si bien el joven británico posiblemente no debute en el Tour en 2026, de continuar su progresión, lo debería hacer en los años subsiguientes. Con un Vingegaard estancado y en declive, no habrá ninguna excusa para cerrarle el paso.

Un calendario unidimensional

El segundo de los motivos se refiere al calendario. Vingegaard hizo un tour entre los medios de prensa en las últimas semanas para señalar una y otra vez que quiere ir al Giro. Razón no le falta al danés: la ventana de oportunidad entre los ciclistas para obtener una gran vuelta es relativamente corta y nunca se sabe si tendrá más chances para completar su trilogía entre las grandes. El equipo obviamente mostró sus reticencias: es un equilibrio muy delicado lograr que un corredor esté en plena forma (si es que se puede algo similar a ello) tanto en el Giro como en el subsiguiente Tour, “objetivo máximo” de la escuadra como recordó su director deportivo, Grischa Niermann.

Más allá de esta dicotomía puntual, es necesario que el actual Vingegaard –que sigue siendo el segundo mejor vueltómano del mundo- amplíe el abanico de carreras en su calendario, más allá de que haya fracasado en su último intento con su selección nacional. Tanto UAE como Red Bull y Lidl-Trek pagan montos similares a sus jefes de filas, pero, sin embargo, estos (como es el caso de Pogacar, Remco Evenepoel, Mattias Skjelmose, Isaac del Toro o Juan Ayuso, solo para señalar algunos ejemplos) no muestran ninguna reticencia en competir en algunas clásicas y carreras de un día.

Para cubrir el agujero, Visma tiene que recurrir a otros corredores y, en algunas carreras como es el caso de las Ardenas, prácticamente no tiene representación a falta de un ciclista total como sus demás equipos rivales lo tienen. En ese marco, resulta al borde del ridículo que Vingegaard y su entorno cuestionen que Visma esté “exprimiendo el limón” en cuanto al calendario viendo lo que demás jefes de filas hacen en el pelotón. Si bien los vueltómanos puros siguen existiendo, ya cada vez más es un paradigma del pasado.

¿Necesita rivales internos?

Es necesario que Visma pase al comando del poder decisorio sobre Vingegaard, lo cual no quiere decir que el danés no tenga palabra en los planes de la escuadra. ¿Quizás sumarle competencia interna ayudaría? Ni Simon Yates ni Matteo Jorgenson parecen opciones confiables a mediano y largo plazo. El británico ganó el último Giro, pero se tratan de circunstancias difíciles de repetir en un lineup que quedó descabezado tras los abandonos de Roglic y Ayuso. En tanto, el estadounidense, cuya ayuda como gregario es invaluable, parece más apto para carreras de una semana que a lograr un podio en una grande: dicho objetivo sería forzado en un ciclista con sus características. No estamos contando a Sepp Kuss, quién desde este año dejó de lado el intento fallido de continuar siendo un vueltómano, una concesión obligada tras ganar La Vuelta 2023.

En ese panorama, el foco de la escuadra neerlandesa debería estar puesto en los jóvenes quienes, además, permitirían asegurar un futuro sin el danés, ya sea porque este decida marcharse a otras pasturas donde den más libertad o porque se retire. Aquí el panorama no luce alentador en términos de vueltómanos (si, en cambio, en otras especialidades con Brennan y corredores interesantes en el equipo de desarrollo como Ashlin Barry, Henry Hobbs o Matisse Van Kerckhove): Cian Uijtdebroeks, con la inestabilidad que lo caracteriza, decidió romper una vez más un contrato tras haber hecho lo mismo con Bora hace dos años. Visma no pierde mucho aquí: entre lesiones y sus limitaciones (entre otras, la contrarreloj), el belga no lució nunca como un nombre ganador tras su destacada Vuelta 2023 con Bora.

De hecho, su primera victoria como profesional recién llegó este año en el Tour de l´Ain. Luego, si bien tuvo un destacable Giro dell´Emilia, no le pudo ganar a Junior Lecerf y a Paul Double en carreras de nivel 2.1. Su insólita exigencia de liderar o tener un rol libre en una gran vuelta luego de sus pobres performances, allanó el camino para que Visma lo dejara irse a Movistar, donde gozará de más libertad. Algunos corredores deberían ser más conscientes del nivel que tienen y, con 22 años, no exigir tener un calendario que todavía no corresponde con la progresión que se presenta.

Es hora de salir al mercado

El único con perspectivas es el noruego de 20 años, Jorgen Nordhagen. Su primera temporada en el WorldTour combinó luces y sombras. En el Tour de Romandía, su primera carrera WT de una semana, terminó octavo en la etapa reina de Thyon 2000 codeándose con los mejores y finalizó decimotercero en la general. Luego, terminó cuarto en el Giro Next Gen (pudo ser más de no ser por el estrepitoso fracaso táctico de Visma en dicha competencia) y tercero en el Tour de l´Avenir.

El equipo confía en su potencial en el futuro y no hay razones para pensar que no crezca en su trayectoria: ya cuenta con una buena habilidad tanto como escalador como contrarrelojista. Sin embargo, dejó sabor a poco en una temporada donde hay corredores que impresionaron con edad similar a la suya (como Del Toro) o incluso uno o dos años menores como Seixas, Jarno Widar y Lorenzo Finn. Resulta lamentable tener que comparar ciclistas de esa edad y que recién empezaron sus carreras, pero así son las cuestionables exigencias entre los equipos profesionales hoy en día.

Quizás más que depender en lo que Nordhagen pueda o no pueda hacer, Visma necesitaría salir al mercado para buscar ese corredor a futuro de generales que ya demostraron un buen potencial. De nada sirve salir a buscar en el mercado más escaladores que hagan de gregarios para Vingegaard o que ya no tienen más capacidad de mejora.

Ya sea que haya sido un rumor cierto o inventado por su representante (como parece serlo), la incorporación de alguien como Enric Mas carecía de pies y cabezaNombres como Seixas y Finn podrían ser la respuesta a ese futuro cada vez más cercano de un Vingegaard que ya no podrá disputar generales con Visma, ya sea por un declive natural o porque habrá dado el portazo. Arriesgarse a llegar a ese escenario sin un plan “B” –como, en cambio, ya lo tiene UAE con Pogacar o Red Bull con Roglic y Evenepoel- es algo a lo que Visma no querrá llegar.


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