Por @pmpalermo

Cada año 198 ciclistas toman la salida en el Tour de Francia  con una misión diferente, es cierto,  pero con el mismo objetivo común, llegar a París luego de tres semanas que dejaran sus cuerpos exprimidos en todo sentido.arcotr

Y es que ver la Torre Eiffel en lontananza después de sufrir la agonía deportiva, física y mental a la que están expuestos, puede asemejar a lo que siente un náufrago al ver tierra tras estar perdido en el mar.

Es que no es fácil completar las 21 jornadas rumbo a los Campos Elíseos, con una primera semana plagada de trampas en forma de carreteras demasiado angostas para doscientos tensos participantes con afán de mostrarse o gastar energías acumuladas.

Caídas, pinchazos, cunetas, curvas, bordes, rotondas, bronquitis..todo es un potencial peligro para la integridad física de estos valientes que, igualmente, superan los escollos uno a uno.

Pero no todos son afortunados, y detrás de cada abandono hay circunstancias distintas:  Jurgen Van den Broeck o a Jani Brajkovic,  llevaban  un año preparando el Tour para verse fuera y con serias lesiones debido a las caídas, sin tan siquiera probarse en su terreno.tdf1

Lieuwe Westra, por su parte, quedará en la historia pues se vio obligado a irse a casa en el último parcial, el del Paseo por los Campos Elíseos, a tan solo 40 kilómetros del final, imposibilitado de seguir el ritmo tras tomar antibióticos las 48 horas previas y con tres semanas de competición en sus hombros; tanto nadar para morir en la orilla…

Casos similares podrían ser los de Jack Bauer o Marcel Sieberg, velocistas que aguantaron hasta la última semana, de montaña además, pero sufrieron un desliz en las bajadas que los dejó out cuando solo les quedaban dos jornadas de trabajo.

Los ejemplos se cuentan por decenas, llegando a “escasos” 29 abandonos en la edición centenaria; pero no todo son amarguras, y aquí es donde los pedalistas demuestran que están hechos de otra madera.

No se puede instaurar un premio ya que los 169 que terminaron lo merecen, pero hay ejemplos que rozan lo épico, como lo fue Chris Anker Sorensen hace un año al concluir con los tendones de una mano desgarrados.zubeldia

En este caso, Haimar Zubeldia se fracturó la mano en el quinto día de actividad e igualmente cruzó la línea de meta en el 36º lugar de la general, mientras que David López sonreía como pocos al atravesar la llegada,luego de estar al borde del retiro en la primera semana con una extrema debilidad a cuestas; ayer logró ver a su capitán campeón a la vera del Arco del Triunfo.

Sería absurdo gastar líneas en cada uno, todos lo merecen, desde los fracturados Peraud, Noval y Boasson Hagen, hasta el deprimido Pinot o el novel Van Poppel, pasando por los fuera de control de Kiryenka y King.

Todos, de Froome a Tuft, son ganadores, pero fundamentalmente son héroes, anónimos en su gran mayoría, olvidados por las cámaras que se centran sólo en el podio y por eso desde aquí, nuestro reconocimiento para ellos…

Pablo Martín Palermo

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