Uno de los grandes voceros contra las trampas en el ciclismo desde la era de Lance Armstrong al presente ha sido Greg LeMond. El tres veces campeón del Tour, que reinó en una época donde tampoco había limpieza garantizada, ha dedicado gran parte de su tiempo a pujar por un deporte sin trampas y se especializó en los motores que echaron sombras sobre el pelotón antes de la pandemia. La clave en la cadencia de los ciclistas que indica dopaje mecánico.
La clave en la cadencia de los ciclistas que indica dopaje mecánico
Hasta la pandemia (e incluso en la era Pogacar), había muchas sospechas de lo que se conoce como dopaje mecánico, algo que derivó en los escáners que hoy se ven en manos de los comisarios especializados de la UCI, quienes verifican bicicletas antes, durante y luego de las carreras o etapas. Pese a que nunca hubo casos probados en el pelotón World Tour, la cuestión es seria y por eso se han realizado diferentes métodos de testeo y también indicadores.
Así lo explicó a Rouleur Live el legendario LeMond. “De golpe, la calidad de las bicicletas, descarriladores, baterías y lo que se les ocurra en términos de tecnología asociada al ciclismo, mejoró muchísimo los últimos años”, empezó el norteamericano. “Pero hoy no creo que tengamos un problema con eso, aunque hay que seguir haciendo los chequeos”, añadió el vencedor de la Grande Boucle en 1986, 1989 y 1990.
LeMond luego explicó cómo se puede identificar o al menos tener sospechas de posible dopaje mecánico. “Hay una relación entre la eficiencia de las revoluciones por minuto (cadencia) y la potencia de salida. Entonces, si ves corredores con hasta cinco revoluciones a esa potencia, está bien. Pero si ves a alguien entre cinco y diez, no es un buen síntoma”, expresó, en alusión a una tabla de parámetros ya estudiada.
“Se podrían chequear todas las bicicletas del pelotón en un minuto”
Pero Greg no se quedó allí, porque contó que propuso un método a la UCI aunque fue descartado. “Hice muchas investigaciones y encontré unas máquinas de rayos-x que no eran baratas pero que podrían chequear todas las bicicletas del pelotón en un minuto”, narró. No hay que aclarar que eso sería ideal, porque por ahora, los controles son dirigidos a los líderes de las clasificaciones, ganadores de etapas y unos pocos al azar, achicando mucho el rango de captura de posibles tramposos.
“Este tipo de trampas están en el límite de lo que se puede controlar. Eso significa que con el método que yo propongo ni siquiera habría que tomar las bicicletas”, comparó. “También creo que si hoy miran las revoluciones mencionadas y sé que hay controles, y eso me da mucha satisfacción”, completó quien por años impulsara esas medidas. Eso sí, aún distan de ser ideales y, por caso, “sólo” 60 bicicletas eran testeadas por día en el Tour, aunque ahora los comisarios tienen la potestada de desarmar las máquinas que consideren sospechosas.
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