Los momentos que marcaron el Tour 2014
Por @pmpalermo
-Millones de personas en Inglaterra: no es raro ver que las grandes vueltas comiencen en otros paises y por ello, no fue extraño cuando se anunció que el Tour 2014 arrancaría en Inglaterra. Pero lo que realmente llamó la atención fue el modo en el que el público británico se volcó con la prueba, copando los costados de las rutas durante los tres días que el eventó transitó el suelo de la reina. En un trazado sin montañas, los aficionados hicieron una fiesta de cada colina en el camino y regalaron un espectáculo pocas veces visto, aglutinando cifras siderales que se calculan entre los 7 y los 9 millones de espectadores.
-Cavendish, del cielo al infierno en minutos: se preparó todo el año pensando en la etapa inicial del Tour, que no sólo transcurría en su país sino que terminaba en la puerta de la casa de su madre. Una victoria allí le hubiera valido un triunfo inolvidable, emotivo y a la vez, su primera camiseta amarilla. Pero nada de eso ocurrió, ya que el de la Isla de Man se fue al suelo luego de pelear sobre la bici con Gerrans en una maniobra estúpida que acabó con los dos en el suelo y con el propio Cav lesionado seriamente. El sprinter de Omega se destrozó el hombro y aún no tiene fecha de regreso.
-El aviso de Sheffield: apenas comenzaba el Tour y Vincenzo Nibali, a la postre campeón, avisaba lo que vendría. La segunda etapa terminaba con un duro repecho y su posterior descenso rumbo a Sheffield, y allí el Tiburón dejó que los demás gallos se vigilaran mientras él se quedaba con la gloria gracias a su desatada agresividad y talento en la especialidad. Pero lo más importante al margen del parcial, fue el claro mensaje al resto: “tras meses contenido y recibiendo críticas, voy por todo”. Y así fue.
-La etapa de pavé, el día que Nibali ganó el Tour: apenas presentado el recorrido se supo que este día sería clave en el desarrollo final de la ronda gala, pero lo acontecido esta jornada superó todas las expectativas: Nibali 3° rodando como un clasicómano para sacar una minutada a sus rivales, todos retrasados a excepción de Froome, quién no llegó a pisar el pavé y se retiró antes mermado por las caídas. El Tiburón luego hizo lo que quiso las siguientes dos semanas pero los adoquines fueron, sin dudas, el punto en el que comenzó su gesta.
-Froome y Contador abandonan: Nibali arrasó el Tour y nadie lo discute, pero es innegable que las bajas de Contador y Froome modificaron el desarrollo y por eso sus lamentables accidentes forman parte de los momentos que marcaron la 101° edición. Señalados como los dos máximos favoritos al cajón en París, debieron dejar la competencia abruptamente: Froome en la quinta etapa y Contador en la décima, dando vía libre al de Astana, que nunca encontró oposición seria en el resto de los competidores.
-Andy Schleck toca fondo: el luxemburgués añadió otro capítulo triste a su periplo de desventuras, que lejos de terminar, se agravaron con otra lesión importante que acabó con su temporada y amenza su futuro. El de Trek besó el suelo en el transcurso de la tercera jornada y ya no pudo salir al día siguiente. A los 29 años, y con casi tres campañas anónimas a cuestas, tendrá complicado encontrar equipo ahora que termina contrato, pero sobre todo, regresar a su mejor versión, esa que lo llevó tres veces al podio en París.
-Gallopin tiene sus días de gloria: el francés de Lotto vivió una primera mitad de ensueño en el Tour 2014: fue 5° y 3° en dos etapas, se metió en una escapada de montaña que lo vistió de amarillo y no conforme con ello, finalmente obtuvo su parcial. El talentoso clasicómano tenía marcado el complejo descenso a Oyonnax, y además nunca se dio por vencido, ya que volvió a atacar cerca de meta cuando fue neutralizado por Sagan y sus “chuparuedas”. El hecho de haber liderado el evento hasta unas horas antes, lo complejo de la bajada y el pelotón llegando unos metros a sus espaldas, colaboraron para que Gallopin ingresara al destacado apartado de Momentos del Tour.
-Lluvia y más lluvia: no se trata de un momento en particular pero es imposible no mencionar la enorme cantidad de veces que el pelotón soportó los embates del clima durante la 101° edición. Curiosamente, no cayó una gota durante el paso por Inglaterra, pero apenas pisaron suelo galo, los corredores debieron sacar sus chalecos y encomendarse para salir ilesos de las incontables caídas que se produjeron en el húmedo asfalto francés. La tónica se mantuvo, y de hecho el agua volvió sobre el desenlace para despedir a los atletas, con un aguacero en la 19° jornada, y algunos chaparrones aislados en la 20° y 21°.
-Navardauskas: bajo la lluvia y con presión: terminado el paso por los Pirineos, sólo la etapa 19 regalaba oportunidades al pelotón, que tendría difícil hacer algo en la crono y los Campos Elíseos, etapas con previsible dueño. Así, con apenas 8 formaciones victoriosas, el mayoritario tomó la partida rumbo a Bergerac, una vez más bajo el diluvio. El trazado era extenso y llano, a excepción de una cota a 13 km de meta, y allí Navardauskas atacó tratando de salvar el horrible Tour de Garmin, algo que consiguió tras aguantar heroicamente en el complejo descenso con un enloquecido pelotón detrás. Los nervios, la caída del final y la desazón del todo el resto se unieron en un momento para recordar.
-Nibali “Caníbal”: cronoescalada de exhibición: no conforme con el abrumador dominio exhibido hasta entonces, el Tiburón decidió regalarse un paseo triunfal en la última etapa de montaña. Puso la escuadra a trabajar, neutralizó la fuga y atacó a 10 kilómetros de la cima en Hautacam, dejando a todos tirados y encaminándose a su cuarta victoria parcial. De ese modo, Nibali asestó otro golpe a sus disminuidos contrincantes, que se limitaron a pelear por el 2° puesto.
-Ag2r sin suerte/Nibali para el grupo: parece increíble pero el conjunto francés, el mejor de la carrera, padeció un calvario las dos etapas finales. Es que en la crono sus dos líderes sufrieron pinchaduras que, en el caso de Bardet significaron una posición en la general. Pero al margen de eso, en el paseo triunfal por los Campos Elíseos, Peraud se fue al suelo y durante varios minutos los nervios se adueñaron de todos puesto que no conseguía conectar, algo que finalmente logró cuando Nibali mandó parar el pelotón haciendo gala de su status de campeón.
-La estupidez humana no tiene límites: parece increíble pero es real que un espectador que aguardó incontables horas para ver a sus ídolos de cerca se de vuelta al paso del líder y no conforme con dejarlo ir, casi lo tire al suelo. Es que ese fue el lamentable caso que se vivió en Hautacam cuando una dama (por no llamarla de otro modo) se concentró más en saludar a la cámara con su teléfono en mano, que en disfrutar del privilegio de estar a centímetros del Tiburón; privilegio que pudo ser tragedia si el habilidoso atleta no hubiera conseguido esquivarla. De ese modo, lo que no lograron sus rivales sobre la bici, casi lo consigue ella, a quién seguramente sus allegados le decían lo bien que se veía por televisión.
Pablo Martín Palermo