Opinión: Olvidar la general, el camino para un buen Tour de los latinoamericanos – Ciclismo Internacional

Opinión: Olvidar la general, el camino para un buen Tour de los latinoamericanos

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Por @amatiz12

Siete latinoamericanos buscarán dejar en alto a este lado del globo terráqueo en la carrera más importante del mundo, el Tour de France. Sin embargo, el camino para lograr tal consigna es uno diferente al acostumbrado, y que por el contexto actual de la carrera y de los mismos corredores, sigue siendo completamente honroso.

Esa última frase, aunque sea una obviedad, permite abrir paso a una breve pero necesaria aclaración. A esta afición la acostumbraron a ser protagonista en las disputas por los títulos de las citas de tres semanas en la última década y por tanto, se instaló la mediocre idea de creer que lo único que importa en las grandes vueltas -y en el ciclismo- son las clasificaciones generales. Y no, este es un deporte con un espectro más amplio que esa simpleza.

El hecho de que Colombia, ni Ecuador ni otra nación similar no exporten clasicómanos, velocistas o cazadores, no significa que esos apartados no tengan relevancia alguna o sean migajas. El ciclismo es una práctica tan diversificada, que permite gozar de atletas con un registro diferente de virtudes pero muy talentosos.

Por ejemplo, a modo de comparación simplista, Mark Cavendish -que corre su último Tour-, Mario Cipollini o Alessandro Petacchi dejaron una huella por ser los mejores rematadores en llegadas planas y veloces, pero eso no significa que sean menos o más que gente como Marco Pantani, Richard Virenque o Claudio Chiappucci que destacaron por ser brillantes escaladores.

En una prueba como el Tour ocurre algo similar. Sí, el vencedor es el que acapara todos los focos, pero existen otros logros admirables aparte de levantar la corona final que a la mayoría de los 176 ciclistas que compiten les fascinaría llevarse. Y para muchos de ellos, ganar una etapa, hacerse con los puntos o la montaña, puede ser el mayor éxito de sus trayectorias, por lo que implica el prestigio de la Grande Boucle y su grandeza no sólo en este ámbito de los pedales, sino a nivel deportivo global.

Nuestros más asiduos lectores tienen más que claro este concepto, pero para quienes apenas se están adentrando más en toda esta atmósfera y buscan comprender los factores que componen a este ejercicio, es importante explicárselos.

Dicho lo anterior, se da pie al punto que quiere desglosar este texto. Si los latinoamericanos desean sacar un Tour con nota alta, su mejor opción es buscar etapas y la clasificación de la montaña, dejando de un lado la lucha por la general. Remite al juicio emitido sobre INEOS en este espacio hace unos días y este artículo va por una corriente argumentativa parecida.


Opinión: La imperiosa necesidad de INEOS de reinventarse en este Tour de France


Ni Egan Bernal, Daniel Martínez o Rigoberto Urán están en condiciones de asaltar el podio -partiendo de que el título está reservado para Pogacar o Vingegaard- o si quiera de garantizar un top-10. Por obvias razones entran en esa bolsa Esteban Chaves, Harold Tejada o Andrey Amador. El único que realmente podría poseer tal aspiración es Richard Carapaz, pero del ecuatoriano hablaremos en breve.

Hacer una general en esta carrera implica básicamente ir a rueda de Jumbo y UAE y esperar que se determine un orden de fuerzas, que cada uno vea hasta dónde lo llevan sus piernas, algo que francamente sólo alcanza para una plaza intrascendente -excepto para Bernal, por el atenuante de su recuperación- y pasar desapercibidos cuando están en condiciones de lucirse más.

Martínez en su caso, no ha demostrado fiabilidad cuando le han entregado galones y sus síntomas físicos más recientes, indican que no va rumbo a cambiar esa historia.

Él ya registra un éxito parcial en la ronda gala y pese a que las generales todavía se le atoran, eso no significa que no tenga la calidad exigida para repetir lo que hizo en 2020. De hecho, en la última edición, donde estuvo convaleciente por enfermedad, estuvo en esa movida durante la tercera semana sin quedar muy lejos.

Con varios parciales montañosos en el menú, aunque no sean propiamente la expresión de trepadas puras, su perfil se adapta porque cuando está en gracia, tiene punch, cambio de ritmo, fondo y una marcha de más para tener a tiro un posible triunfo.

Incluso a Bernal le conviene, pues de un lado, se libera de cualquier responsabilidad o presión de responder por un objetivo mayor en pleno reacondicionamiento a su mejor versión y del otro, contaría con chances de embolsarse algo, porque lo demostrado hace semanas en Romandía o Dauphiné, da a pensar que al menos puede ser competitivo para ganar una etapa.

Quien menos encaja en esa labor cazadora es Urán, pues su estilo conservador y de aguante saca más réditos siguiendo la estela de los trenes poderosos, y para estar en fugas, con contadas excepciones, se debe ser más agresivo. No obstante, con innumerables top-10 en su haber y en el epílogo de su capítulo como profesional, le vendría mejor refrescarse y probar cosas como esta.

Nadie le va a restar mérito a sus logros, porque han sido concebidos por un motor muy humano y un talento trabajado, no innato y eso es de aplaudir, pero si se le debe encontrar un lunar a su historial, es su forma de correr, muy opaca y poco querible o simpatizante. Esta puede ser una oportunidad para contrarrestar esa imagen y demostrar que puede competir con otras maneras, aparte porque para la general EF tiene a Carapaz y le sirve más contar con una potencial victoria desde la escapada, que con una segunda espada que en la actualidad no es del mismo caché.

Respecto al carchense, su presencia constante en podios de Giro, Tour y Vuelta desde 2019 hasta la fecha son suficientes para no enterrar de entrada sus chances de podio. Sin embargo, el dato oculta que a medida que ha avanzado el tiempo, su nivel ha ido menguando. Cada vez menos fiable. Su derrota en Italia, dolorosa, frente a un cartel al que se creía era superior, confirmó su descenso y que ya no es garantía frente a  mortales como Hindley, O’Connor, Mas o Landa.

Con eso en mente, hay que hacerse a la idea de que ya no es ese súper favorito al cajón restante, que sí habría sido un par de campañas atrás. Con todo y que él mismo haya afirmado que incluso podría pelear por el amarillo. Eso por supuesto, no significa que no lo vaya a lograr, más le deja libre el camino a replicar lo que ya hizo por ejemplo, en la última Vuelta a España.

Lo que sí está certificado, es que todavía cuenta con una chispa y clase para ser de los mejores cazadores del mundo. Ostenta el fondo, la explosividad, tanque y lectura de carrera necesarios para conquistar hasta más de un parcial e incluso la misma montaña. Claro que en los últimos años, las pepas rojas han salido caras y desde 2020, las ha conquistado un general, por lo que es supremamente complicado que un pedalista diferente impere ante el hambre de victoria de Pogacar y compañía, que provoca que en el camino se roben los puntos disponibles.

El punto es que si Richie ve tempraneramente que le va a costar luchar por el 3º lugar, mejor abandonar ese camino y embarcarse en la tarea propuesta lo más antes posible, para que así sean mayores sus probabilidades de llevarse el gato al agua. En días donde el lote de licencia, él es más que capaz de lidiar con gente como Ciccone, Pinot, Woods o Yates.

Y personalmente, me gustaría más verlo en ese rol, porque si igual tiene opciones de acompañar a esloveno y danés en París, no podrá hacer mucho más que simplemente resistir hasta donde ellos se lo permitan, por más que él sea de un talante aguerrido y de los que no se esconden. En esto otro, sería más protagónico y como dato no menor, podría completar la trilogía de victorias en las tres grandes y ser de paso el primer ecuatoriano en ganar una etapa en el Tour de France. Es un premio muy gordo, no muy lejano al podio que de todos modos, ya atesora desde 2021. Si recibe el visto bueno para estar adelante, será la mejor y más fiable carta latinoamericana para ser 1º en alguna de las 21 jornadas.

Con un sólo éxito, el balance final ya será positivo. Si logran más de uno, la nota es excelente. Nadie más aparte del gran dúo, está para ser el mejor desde la general, los caminos para relumbrar son otros y ya con lo jodido que es ganar al menos una etapa en esta competencia, cualquier persona valorará a montones ese resultado. Todos sueñan con eso y desde acá es importante saber apreciarlo.

Alejandro Matiz

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3 pensamientos sobre “Opinión: Olvidar la general, el camino para un buen Tour de los latinoamericanos

  1. ¿Contemplan la idea de un cambio en el rendimiento (aunque sea leve) de un corredor al salir de un escuadra no vinculada al MPCC a otra que si lo está? o ¿solamente se plantea para el cambio de WT a PT?

  2. Buena noche señores. Si…. Muy malll, pero esto nos hará pellizcarnos. yo pensé en un top 10 con Egan o uran. Jajajaja… Que nivel hay que tener para estar en ese top 10. Bueno es hora de mirar que números manejan los extraterrestres y a mejorar esos números. Trabajo hay y para todos. Es increíble como 2 corredores están muy pero muy por encima de los mortales. Y eso que ahora sí empieza la montaña dura.. buena noche señores

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