Opinión: Un Van der Poel en la cabeza

Por @pmpalermo

El deporte está lleno de grandes rivalidades a lo largo de la historia. Y, aunque normalmente se trata de dos grandes atletas o equipos, normalmente hay uno que -incluso levemente- supera al otro estableciendo una suerte de “paternidad”.

Al tratarse de figuras o escuadras icónicas, ese que logra imponerse es engrandecido por la entidad del que pierde y viceversa. Pero a fin de cuentas a nadie le gusta perder. Es más, sobran ejemplos en los que el relegado luego supera al resto en todo tipo de escenarios. Es como si sólo tuviera menos que ese que -hablando popularmente- lo tiene de hijo o tiene su número. Usen la expresión que más les guste.

Para mayores ejemplos: en fútbol River Plate arrasaba en los 90 pero su archi rival -Boca Jrs- le ganaba casi recurrentemente y hasta jugando mal. En la NBA los Bulls de Jordan no tenían igual, pero se decía que los Houston Rockets de Olajuwon eran un problema para los toros. Y así, la historia está repleta de casos del género.

En el ciclismo actual, todo apunta a que la situación se está replicando con Van der Poel y Van Aert. Son dos cracks y debemos valorar el hecho de ser contemporáneos de tamaños pedalistas. Y trasladando el hilo del artículo a ellos dos, Van Aert se antoja más completo que el neerlandés, brilla en más terrenos y competencias que él pero, en el mano a mano de las clásicas -el gran objetivo de ambos-, es el de Alpecin quien tiene un dominio.

Sí, son sumamente parejos y a veces es un triunfo de MVDP con WVA 2do, pero es un triunfo al fin. Y entre los pedreros no hay nada que cuente más que los Monumentos. En ese ámbito, Mathieu clasificó por encima de su némesis en 8 ocasiones, mientras que el de Jumbo lo consiguió en 3. Adicionalmente, resaltar que el “tulipán” ganó 3 contra 1 de su colega.

Mientras que ambos ostentan la Milán San Remo en el currículum, Van der Poel puede lucir además la París Roubaix y el Tour de Flandes. Las dos clásicas adoquinadas top y justamente esas por las que Van Aert respira. Sin ir más lejos, esta campaña modificó su calendario (y sacrificó varias victorias) para estar aún más fino en esas dos fechas. También, hay que decirlo, el de Alpecin tuvo un febrero/marzo mediocre, probablemente haciendo lo mismo.

A fin de cuentas, MVDP tuvo un punto extra. Y si no se impuso en Flandes fue porque se topó con un extraterrestre como Pogacar con el que nadie puede.

En Roubaix Wout tuvo un pinchazo y eso trae a colación el factor suerte. Pero hay un refrán que dice que “a la suerte hay que ayudarla”. Y la psicología, aunque parezca increíble, también juega.

Pareciera como si el que empieza a gozar de un filo competitivo sobre su clásico rival se le mete en la cabeza. Y los nervios producen errores y también desgaste de energías. Desde un tiempo a esta parte, Van der Poel se le metió a Van Aert hasta en sus sueños.

Mathieu no tuvo nada que ver -técnicamente- en el pinchazo del líder de Jumbo, pero las cosas pasan por algo. Vaya a saber uno por qué, esas cuestiones de energías… pero lo real es que aún teniendo un bloque superior para las piedras, Van Aert corrió diferente en el Infierno del Norte, siempre de atrás y pegado a la estela de quien sería campeón.

Para Gilbert, Van Aert pinchó porque cometió un error

Ahí hay otra evidencia de cómo la cabeza juega. Porque por algo cambió las tácticas el belga, cuando en el resto del calendario es ofensivo al extremo o intenta anticiparse. El domingo, eso sí, Alpecin estuvo arriba de Jumbo, que tampoco tuvo fortuna en lo colectivo. Pero eso fue una excepción, usualmente es otro cantar.

En breve los clasicómanos saldrán de vacaciones y Van Aert brillará en el Tour, ganando etapas en todos los terrenos y catapultando a Vingegaard hacia el podio francés. Pero ni así dejará de pensar en cómo el nieto de Poulidor lo superó en las dos únicas citas en las que no debía hacerlo.

Hoy mismo inició algún tipo de proyecto/plan de Wout y Jumbo para la primavera 2024. De tener que ponerle un nombre sería “misión cambio de paradigma”, porque eso es lo que el belga necesita para revertir la tendencia.

Nadie pondrá en duda jamás el legado de estos dos ciclistas increíbles. Así como se resaltó siempre a quienes eran recurrentes subcampeones detrás de Froome, Indurain o Merckx, por citar algunos.

Incluso el mismísimo Poulidor, abuelo de Van der Poel, reconocido como el eterno segundón por subir ocho veces al podio del Tour sin poder conquistarlo. El 99, 9% del pelotón quisiera emular eso, siendo sólo superados por un crack fuera de época.

Aquí no se trata de restar méritos a Van Aert, sino de engrandecer todavía más los de su contrincante y marcar que éste sí tiene mejor palmarés mano a mano y un componente de superioridad psicológica que ya está confirmado.

Pablo Palermo

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