Strade Bianche: de candidatearse para la sexta monumento a ser duramente cuestionada
Su recorrido fue modificado el año pasado. Strade Bianche: de ser candidata a la sexta monumento a ser duramente cuestionada
Strade Bianche: de candidatearse para la sexta monumento a ser duramente cuestionada
Su recorrido fue modificado el año pasado. Strade Bianche: de ser candidata a la sexta monumento a ser duramente cuestionada

Con el espectáculo y los candidatos que presentaba, además de un recorrido de varios sectores en “sterrato”, Strade Bianche estaba empezando a llenar los casilleros para ser considerada como la sexta monumento, pese a ser relativamente reciente, creada apenas en 2007. No es algo subjetivo como parece ser: la UCI misma tiene confeccionada la lista con las cinco monumentos. Strade Bianche, no obstante, aún no fue considerada como tal.
Y, paradójicamente, ahora estaría más lejos de serlo. ¿Por qué?
Un equilibrio roto
Todo comenzó el año pasado. Los organizadores decidieron añadirle dificultad al recorrido con un circuito adicional en las zonas montañosas cercanas a Siena, llevándola de 184 kilómetros a 215 kilómetros y sumando más metros de altitud. Además, se sumaron más sectores de grava (y otro más en la edición de 2025). El objetivo era justamente, parecerse aún más a una monumento, intentando acelerar artificialmente un proceso que demanda años de inserción en la memoria colectiva del ciclismo. Pero parece que todo les salió mal.
Una prueba más que elocuente de cómo se rompió el equilibrio es como algunos corredores ya prefieren evitarla. Mathieu Van der Poel, quien adelantó su debut, no estará presente en esta edición, pese a que dos días después de Strade Bianche, hará la Tirreno-Adriático. Tampoco estará Wout van Aert y otros candidatos de clásicas. El agravante es que, entre los mismos escaladores tampoco hay nombres extraordinarios. Con la excepción de Pogacar, solo habrá uno del top 20 del ranking mundial. Lejos estamos del show que tuvimos en 2021 con Van der Poel, Van Aert, Pogacar, Alaphilippe, Bernal y Pidcock.
La respuesta es simple: ahora se parece más a una carrera como Lombardia. Para ganarla es casi una condición esencial ser un escalador. Antes podía apelar tanto a escaladores como puncheurs y clasicomanos. Y, a menos competencia, menos espectáculo. Seguramente es más interesante ver un duelo entre Van der Poel y Pogacar que una carrera que, a los cinco minutos de iniciada la transmisión, ya estaba decidida con la fuga solitaria de Pogacar a 70 kilómetros de la llegada, como ocurrió en la última edición. No es raro que múltiples fuentes alertan de la baja en la teleaudiencia en 2024 en varias de las clásicas.
Más difícil no implica mejor carrera
Esta opinión respecto a la dificultad del recorrido, paradojicamente, no solo es compartida por los analistas, sino también por los propios equipos y corredores. “Creo que tienen miedo de que se produzca un sprint masivo”, dijo Maarten Wynants, director del Visma Lease a Bike a Wielerflits. “Después de los 80 kilómetros en solitario (de Pogacar) del año pasado, este año añadirán una pista de grava adicional. Por un lado, es una pena que hagan la competencia aún más difícil. En términos de tensión, será aún más predecible”, comentó.
Y agregó: “El año pasado se añadió la vuelta local alrededor de Le Tolfe, por lo que fue una carrera de pura escalada. Ahora habrá un tramo adicional de subida de 9,5 kilómetros… Eso solo lo hará aún más difícil. Es tarea de la organización sacar conclusiones”.
En Q36.5, formación participará con Tom Pidcock, el director Michael Albasini, relativizó la cuestión e indicó que son los corredores “quienes determinan el curso de la carrera”. “Hay algo de escalada, sí, pero no lo llamaría una verdadera competición de escalada”, según el ex ciclista suizo. “Es una competición en sí misma. Se necesitan ciertas habilidades para competir y puede ser arriesgado si no estás en la mejor forma. Por eso puedo entender que algunos ciclistas no salgan. ¿Tienen miedo los equipos de Pogacar? No hay por qué tener miedo. Él es fuerte, pero si ya lo has perdido en tu mente, se vuelve aún más fuerte de lo que ya es. Pero Tom definitivamente asumirá ese desafío”.
“Podría ser una vergüenza para el púbico”
Lo mismo cree Marc Hirschi, que correrá este sábado como líder del Tudor y que ahora enfrentará a su ex compañero de equipo en el UAE, Pogacar, dice que “no hay secretos para vencerlo”. Aun así, admite que “se está convirtiendo cada vez más en una carrera para escaladores”. “Cada año la carrera también se hace más larga y más dura. Esto significa que el final comenzará incluso antes. Con todos esos medidores de elevación, realmente está hecho para escaladores. ¿Soy un escalador? No me atrevería a decirlo”, indicó Hirschi.
Por su parte, Bauke Mollema (Lidl-Trek), quién trabajará para Toms Skujins y Mathias Vacek, lamentó que no hayan “grandes nombres” más allá de Pogacar. “Esto podría ser una vergüenza para el público. Prefieren ver la batalla entre esos hombres en todas las carreras principales. Es una pena, será difícil vencer a Pogacar”, aseveró.
No mencionamos otro problema del recorrido: En los últimos 70,9 km hay solo 11,6 km de “strade bianche” en Strade Bianche. En cambio, en Roubaix, aproximadamente el 30% de la parte final es de adoquines. Si a este detalle le sumamos el hecho de que la televisación no es completa y solo se transmite los últimos 80-90 kilómetros (debido a que se comparten recursos con la carrera femenina), se trata de otro problema grave de esta competencia.
¿Strade Bianche volverá a sus orígenes? ¿O el perfil actual es más interesante? Se abre el debate.
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