Adam Hansen, un maratoniano muy particular
Por @pmpalermo
Lejos y en el tiempo quedaron las maravillosas gestas de los denominados ciclistas maratonianos, entre los que se puede destacar claramente a Eduardo Chozas o Marino Lejarreta, que no sólo completaban las tres grandes vueltas en un año sino que obtenían grandes resultados en las mismas.
Imposible olvidar aquel maravilloso 1991, cuando el madrileño de Orcasitas firmó un triplete irrepetible al acabar 10º en el Giro y 11º en Tour y Vuelta, camino de convertirse en el ciclista que más grandes ha terminado con 26.
Cambios en el almanaque mediante, los tiempos del hiper profesionalismo y algunos tramposos derivaron en que los corredores sólo preparen objetivos puntuales y por ello sus días de competición quedan sumamente acotados.
En ese contexto es de resaltar que haya pedalistas como el particular Adam Hansen, a quién se podría catalogar como el último de esta extraña raza de fondistas, puesto que cubrir todo el calendario es un objetivo para él y fue el único en 2012 que completó el triplete: 94º en el Giro de Italia, 81º el Tour de Francia y 123º en la Vuelta a España acumulando un total de 105 días de competición.
Lejos de ser una casualidad, en 2013 repitió y fueron 98 días de actividad, concluyó las pruebas 72º, 72º y 60º respectivamente y como si eso fuera poco, levantó los brazos en la séptima jornada del Giro en un memorable final bajo la lluvia en el que aguantó el pulso a un pelotón que encabezó Enrico Battaglin.
Es evidente que el aussie no tiene el talento de los mencionados Chozas o Lejarreta, pero es de aplaudir su empeño en realizar este tipo de programa cargado que tanto difiere de la media y trae a colación gestas del ciclismo épico de antaño.
Rodador potente y sobre todo un diesel incombustible, el fornido atleta es capaz de levantar el sprint a sus líderes, tal y como hiciera para Cavendish o Greipel, o de permanecer escapado durante horas como sucedió en el Tour 2012, en la maratónica jornada con final en Brive-la-Gaillarde cuando fue cazado por el pelotón en el último suspiro.
Tal vez parte de su secreto sea el afable carácter que lo llevó a publicar las fotos de su “cansancio fotográfico” en pre temporada, subir con una peluca multicolor el Angliru o quedar inmortalizado en otra imagen bebiendo una cerveza en la subida al Alpe d´Huez, en plena disputa del Tour.
“Al hacer las tres grandes vueltas tienes menos días de viaje y puedes estar más en casa entrenando y tener un período de descanso más largo. Otros beneficios son que se obtiene comida gratis, alquiler gratuito, lavandería gratuita.. (risas) . En ese sentido, es muy relajante también”, afirmó alguna vez casi que confirmado las conjeturas sobre su relajada forma de ser.
Pero la verdadera fórmula del nacido en Southport es el apoyo de su equipo para acometer un atestado cronograma y sobre todo, el descanso entre pruebas que, por ejemplo, le permitió luego de la ronda gala reposar una semana, y posteriormente hacer salidas suaves para recién apretar un poco en la previa de la competencia hispana.
Si es cierta la teoría lanzada en los últimos días que indica que los corredores asiduos a las competencias de tres semanas viven más, Hansen, el 32º en la historia conseguirlo, se encamina a la inmortalidad, algo que no llegará gracias a triunfos resonantes pero sí al gran cúmulo de kilómetros realizados por temporada.
Algo excedido de peso en su infancia, con destino de programador de computadoras, nuestro protagonista tomó otro rumbo a los 17 años cuando se inició en el triatlón y decidió correr más en bici para mejorar el que era su punto débil; desde entonces ha ido a más casi sin proponérselo, ya que las pruebas de esfuerzo que realizó en su época previa a T-Mobile maravillaron a propios y extraños y lo colocaron en la mira del conjunto alemán, que finalmente le hizo un hueco en 2007.
Con todos estos datos en perspectiva, no es una casualidad que el australiano residente en República Checa se haya convertido en vueltómano, puesto que su resistencia excede la media y otra prueba de ello es también su terrible accidente de 2008 en la Kuurne-Bruselas-Kuurne, del que se recuperó en menos de dos meses tras quedar casi muerto en el asfalto.
El afable y moderno maratoniano ha encontrado además un divertimento fuera de la bici y en los últimos años puso sus habilidades tecnológicas al día, diseñó un programa de logística para Lotto Belisol y otro para hacer sus propias zapatillas de competición, las ‘Hanseeno’, con las que por cierto, levantó los brazos en Pescara.
Así las cosas, y con la temporada 2014 en marcha, sólo queda esperar que la salud y la suerte respeten a nuestro hombre, quién ya se encuentra enfocado en el cometido de seguir sumando muescas a su particular conteo, algo que a los 32 años disfruta sobremanera y para lo que se ha convertido en un especialista camino de batir todos los récords.
Pablo Martín Palermo