Sep Vanmarcke termina contrato pero mantiene un optimismo a prueba de bombas

Por Oscar Trujillo Marín

Si usted mira el palmarés de Sep Vanmarcke, sin ser muy seguidor de las clásicas, no puede entender cómo tiene tan buena valoración dentro de los especialistas en pruebas de un día.

Excepto la Omloop Het Nieuwsblad en 2012 donde venció, su currículo de triunfos es bastante pobre. Cosa muy distinta cuando se miran los top 5 y los detalles de las principales clásicas del norte, las más prestigiosas y la más duras: 1 vez segundo y 3 veces cuarto en la Paris-Roubaix, 2 veces tercero en la misma Omloop… donde ganó. Dos veces tercero en A través de Flandes. Dos veces tercero en el Tour de Flandes. Segundo en dos ocasiones en Gante-Wevelgem. Por no hablar de los infinitos top 10.

Vanmarcke es una garantía para estar entre los elegidos, una apuesta segura de regularidad. A menos que se caiga rara vez queda fuera de los 5 primeros de cualquier clásica dura del norte que corra. Es un auténtico especialista, valiente y combativo al que la suerte no le ha hecho justicia a su tremendo protagonismo.

Esta temporada, tras haber empezado como profesor de abanicos y jornadas infernales con viento y nave nodriza para Sergio Higuita en Paris Niza, espera con ansias las pocas pruebas favorables para él que se pudieron salvar, de hecho, ya conoce su calendario: Tour de Polonia, después irá al Binckbank Tour, pasará por Gent-Wevelgem, el Tour de Flandes y la París-Roubaix. Además, (si no se cancelan) correrá el GP de Quebec y el GP de Montreal.

Pero lo hace desde la incertidumbre total: su contrato se vence a final del curso y su equipo está entre los más golpeados por la crisis, que se ha ensañado con su principal patrocinador. Complicado por donde se mire. Sin embargo, el gigante belga es un tipo tranquilo, no se estresa: permanece impasible:  “Mi preferencia en este momento es continuar donde estoy”.

“Las conversaciones acerca de esto se han detenido. Hace días que no escucho a mi gerencia. Sé que hay otros equipos interesados. Espero pacientemente”, declaró Vanmarcke a Het Nieuwsblad.

En teoría Vaughters, el manager de EF Pro Cycling, quitó importancia a las dificultades financieras de su patrocinador, y no teme por la continuidad del equipo, pero la crisis aún no acaba. Como no cesan los rumores de que la cosa es peor de lo que parece en su mecenas.

Sep reconoce que a su sponsor le ha tocado capear un temporal demasiado complicado: “nuestro patrocinador -Education First- vende capacitación y viajes. Están en el centro de las actividades más afectadas, donde caen todos los golpes, es lógico pensar que no será un buen año para las cifras de resultados. No tengo idea de lo que el equipo puede estar haciendo ahora”

Pero el gran clasicómano belga de 32 años que ha corrido buena parte de su carrera como profesional en esta estructura (desde uno de sus orígenes Garmin) ya ha pasado por esto muchas veces y salido ileso, está curado de espantos, confía en que todo se resolverá: “Tengo experiencia en estas lides, sí. Rabobank renunció, luego llegó Belkin y al poco tiempo renunció, estuvo Blanco, después Garmin se fusionó con Cervelo, Cannondale… y aquí seguimos”, explicó Sep con un optimismo a prueba de bombas que ya quisieran muchos.

 “Honestamente, todo ha funcionado bien antes. Asumo que será así de nuevo. Nunca me he apresurado ni rasgado las vestiduras cuando ocurre esto, ya habrá una solución”, sentenció el corredor belga. En un mundo que no termina de emparejar, con buena parte de la humanidad asustada, histérica a veces, con la moral por los suelos pensando en sus frágiles empleos, paralizados negocios o difuminado futuro, no está mal contagiarse un poco del estoicismo optimista-zen de Vanmarcke. Seguir pedaleando cada uno con pasión y ya llegará la luz al final del túnel.

Oscar Trujillo Marín

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