Tour de France 2018: El adoquín, la obsesión de los jefes de fila

Por @pmpalermo

Los adoquines quedaron en el camino y el pelotón avizora el Giro de Italia en el horizonte. Pero en realidad, gran parte de la atención del mundo del ciclismo, sobre todo la de los aspirantes al Tour de France, sigue enfocada en las centenarias piedras.

Bardet, durante el reconocimiento al pavé en enero último | Foto: Pascal Bonniere

Como es sabido, la etapa 9 de la ronda francesa atravesará por parte del trazado de la París-Roubaix, algo que se antoja crucial en el devenir de las acciones durante julio próximo. Con hasta 21,7 kilómetros de adoquines repartidos en 15 sectores, los escaladores saben que la pasarán mal, especialmente si el clima es adverso.

Con eso en perspectiva, los jefes de fila han hecho todo lo posible para limitar daños. En algunos casos, reconociendo el pavés en carreras y entrenando. En otros, en alguna de las dos opciones por separado.

En ese contexto, a dos meses y medio del comienzo del Tour, la situación de los gallos respecto a los adoquines es bastante similar. En enero, Romain Bardet reconoció junto a sus compañeros parte del recorrido, probándose luego con un dorsal puesto, durante la Dwars door Vlaanderen.

Allí, estuvo varias veces por irse al suelo y afirmó haber padecido un calvario, pero se las arregló para acabar el día, lo mismo que Nairo Quintana. En el caso del colombiano, su toma de contacto con los adoquines fue en la misma carrera, con algo más de solvencia para padecer menos. A fin de cuentas, ambos ingresaron en el pelotón principal a 6:47 del vencedor.

Días después, Quintana, Landa y Valverde -de gran Dwars door Vlaanderen- visitaron Roubaix, testeando materiales y sensaciones. “Queríamos ver in situ el terreno, dónde están y cómo son las entradas de cada tramo, los sitios que pueden ser claves… Está claro que en carrera y dentro del pelotón todo va a cambiar mucho, pero seguro que a todos nos va a servir este reconocimiento”, comentaron.

Poco antes, Mikel Landa participó en la exigente E3 Harelbeke, probando en carne propia la imprevisibilidad de terreno en cuestión. Afortunadamente, salió ileso y cruzó la línea de meta a 14:05 (86° de 95 hombres que completaron el evento).

A todo esto, Chris Froome y Tom Dumoulin se lo tomaron con más calma. El primero hizo un breve reconocimiento -unos 120 km- junto a Thomas y Castroviejo. Posteriormente, el galés -gregario de lujo o líder alternativo- volvió a la zona para un repaso más profundo y, cosa no menor, disputó el “Infierno del Norte”.

Por su parte, Dumoulin replicó casi toda la etapa (NdR: menos 10 km) para estar preparado si es que decide estar presente en julio. En ese sentido, desde Sunweb insistieron en dejar claro que el holandés esperará al final del Giro antes de oficializar algo.

“Los adoquines apestan. Mis respetos a quienes hacen parecer fácil pedalear por aquí. No lo es”, escribió Richie Porte. El australiano, uno de los más fuertes en los puertos de la máxima competencia de ciclismo en los últimos años, admitió alguna vez sus flaquezas para la problemática superficie.

El “frágil” Ilnur Zakarin no quiso ser menos que sus colegas. Acompañado por Michal Kwiatkowski -con quien se cruzó en plena faena un día después de la Lieja- circuló sobre los rugosos y angostos caminos franceses. El ruso no tiene antecedente alguno del que valerse, puesto que no estuvo en las ediciones 2014 y 2015, últimas en las que ASO incluyó pavés.

También tras la “Decana”, Bauke Mollema y algunos de sus compañeros rodaron por la zona, entrenando con suavidad sobre 122 kilómetros, incluidos los 15 sectores que lo martirizarán en el verano.

Rigoberto Urán tuvo un guía de lujo en Sep Vanmarcke, uno de los tantos clasicómanos que oficiará de guardaespaldas para los vueltómanos. “Rigo” experimentó en el empedrado, donde dicho sea de paso, no le fue tan mal en 2015. En aquella jornada, ingresó a meta en la 13° plaza.

Finalmente, pero no por ello menos importante, Vincenzo Nibali viajó a Francia. Bahrain-Mérida descubrió que su capo rodó durante cuatro horas y en compañía de Franco Pellizotti, atravesando casi todos los sectores dispuestos entre Arras y Roubaix.

En resumen, la gran mayoría de los favoritos al título acudió a la zona donde podría desarrollarse una de las peores “batallas” ciclísticas de la temporada. Y aunque todos opinaron con optimismo, en su interior saben que el 15 de julio empezarán a ganar o a perder la prueba por la que respiran cada día.

Pablo Martín Palermo

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14 pensamientos sobre “Tour de France 2018: El adoquín, la obsesión de los jefes de fila

  1. No pintan nada los adoquines en el Tour. Lo único que pasará es que uno de los aspirantes pierda la carrera por un capricho absurdo del organizador.

    1. Sí pintan. Todos merecen tener terreno para lucirse, no es sólo montaña.
      Unzué es un llorón y a 3 meses del evento, dice que no iría si pudieran elegir.
      y con esa mentalidad, llevará a sus corredores al matadero.

    2. Algún día me gustaría que alguien se anime a dar razones esto y que la explicacion no invalide toda la actividad del ciclismo

      1. jajajajaja, ¡qúe malo eres Juan Martín! Dénos esperanzas a los colombianos por lo menos hasta la etapa 9. jajaja

    1. Hay una buena probabilidad que algunos de los mencionados o algunos de los candidatos dejen allí sus esperanzas. Etapa que dirá, para algunos, quien pierde el Tour.

  2. Este tipo de etapas deben ser obligatorias en estos eventos como tour de Francia, Giro o Vuelta a España; o por lo menos en el Tour, pues el palmarés y reconocimiento que obtiene el vencedor, son muy grandes y dignos de un ciclista que se desempeñe en todos los terrenos o de uno que se vea obligado a mostrar actitud ofensiva en su propio terreno para nivelar sus posibilidades de triunfo. Ese cuento de que son etapas infernales, monstruosas etc, pues sería aceptable si no tuvieran que afrontarlas todos los ciclistas, ganen o no ganen, sean gallos o no.
    Por eso mismo es que el ciclismo es un deporte épico, un deporte donde se pueden dar gestas extraordinarias que siempre quedarán en la retina del aficionado y en los libros de oro del ciclismo. Por eso también, todos los ciclistas y sus respectivos equipos, son enterados del recorrido para que puedan prepararse en la debida forma para afrontarlo o para desistir de competir. El Tour de Francia es un enorme monstruo que quiere engullir los sueños de los valientes que se atreven a enfrentarlo y del que solo salen vencedores aquellos que junto con la última de sus fuerzas,dejaron también en cada parte del recorrido una estela de gotas de sudor, producto del sufrimiento y pundonor deportivo. ¡ Bienvenido el pavé en el Tour de Francia ! Este año veremos a Rigo enfilándose en esa etapa, hacia la conquista de su primer tour de Francia.

  3. “A todo esto, Chris Froome y Tom Dumoulin se lo tomaron con más calma”. Creo que se refieren a Thomas. Saludos.

  4. Muy buen artículo. No he leído en otro medio, notas que analicen de este modo esa etapa clave. Bueno saber que Rigo no le va tan mal en estos terrenos.

Los comentarios están cerrados.

                      
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