Análisis: Contador, más peligroso que en su época dorada

Por @pmpalermo

Ya no alcanzan los adjetivos para halagar la generosidad en carrera de Alberto Contador. En tiempos cada vez más conservadores debido -en gran parte- a cuestiones tecnológicas y económicas, el líder de Trek-Segafredo sigue ejecutando gestas que perdurarán en la memoria más allá de cualquier resultado y que los fans del ciclismo agradecen sobremanera.

En una París-Niza marcada por los abanicos iniciales, la paridad de fuerzas y las bonificaciones, con puertos en su mayoría adversos para él y con tan sólo un gregario fuerte como Jarlinson Pantano, Contador quedó a dos segundos de lograr su tercera corona en el evento. Pero, más allá de eso y que sus acciones serán largamente recordadas, confirmó que es el ciclista más valiente del pelotón y el dueño de la llave para acabar con la hegemonía de Sky en la Grande Boucle.

Sus ataques a 50 kilómetros de meta, propios de épocas románticas, lejos estuvieron de ser cortinas de humo para enloquecer a sus seguidores. El primero de ellos, en la etapa 6, fue controlado por los rivales y quedó en nada; pero el segundo casi le vale un título y puso en jaque al maillot amarillo, quien incluso cruzó por la llegada creyéndose perdedor.

Lanzado por un espectacular Pantano, se despegó cuando todos sabían que iba a intentarlo. Sin mirar atrás, apretando los dientes en el duro recorrido hacia Niza, cedió ante un heroico Sergio Henao, algo inferior en la alta montaña y en la crono, pero más atento y afortunado en los abanicos y con un punto extra en los muros y en equipo.

Para mayores precisiones, el sudamericano aventajó a su escolta en 55 segundos en la jornada en la que el viento destrozó el lote, y se hizo con otros 15 (más 6 de bonificaciones) en Fayence, cierre ideal para él. Por su lado, el europeo recortó 29 segundos en la crono, 11 en el Col de la Couillole (y 6 bonificados) y 21 (con otros 6 extra) en la jornada conclusiva, donde la entrada de Bahrain a los relevos salvó la situación del campeón nacional colombiano.

Un peligro latente

Así y todo, la lectura más importante que se desprende de todo esto es la relevancia que tendrá Alberto en el Tour de France, algo que ya habíamos señalado en 2016 y no se cumplió por su abandono.

Sin ser el mismo en la montaña que en sus años de gloria, cuando se paraba en los pedales y los contrincantes quedaban tirados enseguida, el “Pistolero” se convirtió en el revulsivo allí donde toma la partida gracias a su valentía. Sin nada que perder o demostrar, regala espectáculo y, en el proceso, decora su palmarés con puestos de lujo en citas de renombre como la recién acabada Carrera del Sol, en la que no bajó del top 4 en sus últimas cinco apariciones.

Contador, quien siempre se caracterizó por su osadía para moverse a distancia, ha implementado aún más dicho recurso desde que volvió -más humano- de su suspensión, allá por 2012. De hecho, en la Vuelta de ese año, le birló el título a “Purito” Rodríguez en la recordada fracción de Fuente Dé tras un salto a una cincuentena de kilómetros del cierre, que ya forma parte de la historia grande del deporte pedal.

Más acá en el tiempo, con su declive físico para la montaña en evidencia y el estelar crecimiento de Froome y Quintana, el de Pinto profundizó en sus tácticas y, por ejemplo, le marcó el camino al jefe de filas de Movistar rumbo al Formigal con un asalto de bajada de bandera (a 118km de meta) que quebró al de Sky.

¿Más? En el último parcial del Dauphiné 2014 dejó atrás al “keniata” y le faltaron 27 segundos para llevarse la general, finalmente en manos de un Talansky oportunista que se aprovechó del marcaje de los gallos para alcanzar su máxima conquista hasta la fecha.

En la París-Niza 2016, obtenida por Thomas de la mano de un fenomenal Sergio Henao, el español dejó su marca con intentos similares a los reseñados o, más sobresaliente todavía y durante el Dauphiné, se lanzó en La Madeleine, a 80 kilómetros de meta, presionando como nunca a un Froome que salvó la situación pero quedó aislado.

Los ejemplos sobran y no hacen más que acrecentar su figura y leyenda. Aunque lo que realmente interesa de cara a la temporada actual, es lo importante que puede ser si está sano y fresco en julio, algo que por cierto no se ha visto desde 2010.

La llave

Si así sucede, Alberto podrá dar continuidad a lo que aquí decimos y expuso con un destello en la etapa 9 del Tour pasado cuando, enfermo y golpeado por las caídas, saltó en las primeras rampas del Port de la Bonaigua y desarboló por única ocasión en toda esa edición al poderoso tren británico.

El resto de la historia es conocida, pero la evidencia está allí y, quienes quieran lastimar a Froome y compañía deberán imitar al español o, como mínimo, seguir su estela cuando se mueva.

No en vano el “keniata” ha reconocido el temor que le tiene, y es la imprevisibilidad que tanto se le reclama a los demás capos la que convierte a Contador en la peor pesadilla del actual “Rey” de la ronda gala.

No debe subestimarse a Froome, aunque no es ningún misterio su fragilidad cuando pierde a sus gregarios, y quizás sea eso lo que suceda cuando el de Trek los sacuda lejos, lejísimos del arribo, dejándolo a merced de Quintana (el más fuerte de los aspirantes) o quien esté allí para recolectar los dividendos.

Difícilmente Contador se corone en los Campos Elíseos, los antecedentes del último lustro lo condenan y sus piernas no son las de antaño, pero si llega en esta condición al verano europeo, entonces será el ciclista que brinde el mejor espectáculo.

Posiblemente con los últimos tiros disponibles en su recámara, el “Pistolero” ratificó en la París Niza la tendencia que inició en 2012 y que, de no mediar ninguna tragedia, podría servir de llave para abrir las puertas del título a un nuevo campeón en la carrera más importante del mundo.

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