Giro de Italia 2016: Conclusiones tras la cronoescalada

Por @pmpalermo

Si algo tiene de hermoso el ciclismo es lo cambiante que puede volverse, sobre todo, en carreras de tres semanas donde quien logra brillar un día no tiene nada garantizado al siguiente.

En ese marco, las grandes estrellas suelen alcanzar dicho status justamente por su capacidad para gestionar esfuerzos y descansos, sacando rédito de esa compleja ecuación, usualmente, sinónimo de título.

Pero el guión no se está cumpliendo del todo en la Corsa Rosa, donde los estelares padecen y los que aspiran a serlo enseñan sus atributos, brillando con luz propia frente a los atónitos tifosi, quienes aguardan que uno de los suyos recupere el cetro tras dos ediciones de dominio foráneo.

Y el 99° Giro parece encaminado a mantener la tónica, porque los más fuertes son extranjeros -Kruijswijk y Chaves- y el crédito local lució vulnerable, entregando medio campeonato en la cronoescalada tras haber limitado el daño un día antes.

Al respecto, es oportuno reconocer nuestro error, porque nunca esperamos una debacle semejante por parte de Nibali, quien no mostró una forma impresionante pero sí su carácter como patrón de la carrera de casa y buque insignia del ciclismo italiano. Lamentablemente para él, lo abandonaron las fuerzas el único día en el que ningún gregario podía salvarlo, y se notó.

De regreso en el análisis de la crono, las primeras conclusiones son evidentes:

• Kruijswijk tiene piernas y ventaja como para ser campeón
• Chaves es, probablemente, el más fuerte cuesta arriba
• Nibali da vida a un recuperado Valverde

Vamos a desglosar cada punto, comenzando con el líder, quien dicho sea de paso, se encamina a dar la mayor sorpresa en una de las grandes desde la hazaña de Chris Horner en la Vuelta 2012, casualmente, frente al capo de Astana.

Steven Kruijswijk puede jactarse de ser el más sólido de la carrera y jugará la última semana con un colchón más que interesante como para dosificarse. Esto es clave desde el momento en que, salvo por Roglic, no dispone de gregarios en la montaña, terreno en el que, además de sostener sus prestaciones, deberá rezar que la fortuna lo respete porque no tendrá una mano amiga cerca.

Otro punto a señalar es que no tuvo su día malo y, de llegar en lo que resta por disputarse, podría verse en serias dificultades. A nadie en el ambiente escapa que una pájara en la altura equivale a varios minutos de pérdida y sobran ejemplos de ello a lo largo de la historia.

Por contrapartida, es oportuno marcar que es un diesel y que, por ejemplo, el año pasado apenas si entregó tiempo en los compases decisivos y fue a manos del intratable Mikel Landa. El de LottoNL se encuentra frente a la chance de su vida y el maillot le dará alas, tal como ocurrió con Brambilla en la contrarreloj de Chianti. ¿Volará rumbo a lo más alto del podio el holandés?

Esteban Chaves se presenta como la alternativa y son varias las razones para sustentar esta afirmación. La primera, que está escalando mejor que nunca, no falló en ninguna ascensión en las 15 etapas disputadas y, en la cronoescalada, realizó 3″ más rápido que el líder la parte en subida, entregando un tiempo aceptable en meta y relegando a Nibali, en los papeles, superior en la especialidad.

El colombiano no tuvo aún el temido día malo pero hay que marcar que ya dejó atrás las cronos, su principal escollo en el deporte pedal. Está 2° a 2:12 y aventaja al “Tiburón” en 39″ y a Valverde en 1:17, márgenes importantes que cerca están de garantizarle el podio.

Ahora bien, el de Bogotá es una incógnita. Si tiene un resto para explotar en las tremendas etapas restantes, quizás consiga limar la brecha con el puntero, pero lucen muy igualados y deberá exprimirse (y exponerse) más en el mano a mano si apunta al título.

Eso si es que está interesado en arriesgar, porque lo más complejo está por venir y a nadie le sobra nada. ¿Qué queremos decir? Que Astana y Movistar, los dos bloques más potentes, van a poner presión en todos los terrenos y, antes que atacar, Chaves debe cuidar sus espaldas, principalmente porque no dispone de gregarios fiables en la altura.

Si todo continúa por el mismo derrotero, el panorama más lógico es que el cafetero se dedique a seguir ruedas, secunde los intentos de mayor entidad y, si le restan energías, remate luego que los demás hayan realizado el gasto. El de Orica se encuentra satisfecho con el podio y podría darse el lujo de no atacar si así lo considera, situación diferente a la de Nibali y Valverde.

Con estos dos volcados al ataque como esperamos y con Kruijswijk defendiéndose, el simpático sudamericano sería el principal beneficiario, aunque el ‘tulipán’ tampoco le concederá un centímetro de libertad porque sabe que el diminuto atleta vuela.

Más a favor de Chaves: es el más fresco de los gallos, puesto que arribó a Italia con apenas 16 días de competición y es sólido, tal como enseñó en la Vuelta a España 2015, cuando controló las pérdidas y hasta recuperó tiempo en la jornada final de montaña.

Vincenzo Nibali y Alejandro Valverde se resisten al recambio generacional y pondrán a prueba los recursos de sus oponentes en una tremenda semana conclusiva que incluye tres finales en alto: Andalo, Risoul y Sant’Anna di Vinadio. Dichas fracciones esconden monstruos de la talla del Agnello (2.744 metros y 21 km al 9%), Col de Vars, Col de la Bonette (2.715 metros) y Colle della Lombarda, ¡brutal!.

A diferencia de Chaves y Kruijswijk, ya tuvieron su día malo y son expertos en carreras de tres semanas, donde la última tiene todas las claves del éxito. A modo de muestra, el murciano acumula 15 grandes terminadas, 14 de las cuales acabó en el top 10, en tanto que Nibali lleva 14 sobre los hombros con el prestigioso triplete en su haber. En la otra vereda, Kruijswijk va por la 9° y el “Chavito” atraviesa la 4°, una década de vivencias menos, que puede pesar en unos días.

¿Qué esperar?

Frente a un terreno tan duro, Nibali y Valverde pondrán sus poderosas escuadras a tope porque se juegan el podio, deben recortar y están obligados como estrellas. Sería un error por parte de los dos primeros de la general subestimar al “Tiburón”, reconocido por su arrojo, o al “Bala, que suele concluir mejor de lo que empieza y no tiene nada que perder.

De hecho, en un análisis previo hablábamos de un Giro para tres, y si Alejandro Valverde está de nuevo en la pelea -dijimos que podía volver a tener buenas piernas- es por su excelente crono pero también por la debacle del capitán kazajo, quien iba encaminado al desastre aún antes de la avería mecánica.

Kangert, Scarponi, Fuglsang, Visconti o Amador, se moverán a sus anchas sin que nadie diga lo contrario y, tanto Kruijswijk como Chaves, pueden encontrarse con una emboscada que mine sus reservas, igualando hacia abajo y abriendo las puertas a Nibali y Valverde.

El propio capo del Movistar no descartó una alianza con los celestes, y si eso sucede, los sublevados outsiders deberán pasar una prueba de carácter y resistencia tremenda, motivo por el que no debe darse nada por sentado. Hay que indicar que, por más que en la etapa “reina” incrementaron su renta sin un equipo alrededor, aún estaban tapados, no encabezaban la clasificación y Astana corrió en consecuencia, situación que se modificaría ante otras necesidades.

Obviamente que puede darse la situación en que el de LottoNL y el de Orica distancien a los demás nuevamente y, una vez adelante, unan fuerzas para terminar de sepultarlos y así garantizarse el tope del cajón. Pero eso está por verse.

En definitiva y con un devenir normal de las acciones, Kruijswijk tiene que flaquear en exceso y entregar el Giro para que se lo lleve otro, mientras que el bogotano está bien parado, es quien menos tiene que perder y hasta puede inclinar la balanza en uno u otro sentido. Sólo él y su equipo saben qué se trae entre manos, pero si juega bien sus cartas, difícilmente caiga del top 3 y conseguirá el logro más relevante de su corta trayectoria.

Queda mucho Giro en juego, los hechos demostraron que nadie está libre de una recaída y el dominador de la prueba, con todo el respeto que merece, genera una mínima desconfianza porque no es una estrella de gran entidad como los dos campeones previos. Veremos si el robótico tulipán tiene lo necesario para inscribir su nombre en la historia o si permite que sus perseguidores recuperen sensaciones para poner en entredicho su victoria.

Pablo Martín Palermo

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