Las Clásicas de Flandes: la máxima exigencia sobre adoquines – Ciclismo Internacional

Las Clásicas de Flandes: la máxima exigencia sobre adoquines

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Las Clásicas de Flandes del ciclismo, también conocidas como las carreras flamencas, son aquellas que tienen lugar en Bélgica y el norte de Francia, y se caracterizan por su superficie llena de adoquines o ‘pavés’. Esto las hace ser muy exigentes y todo un dolor de cabeza para los corredores, pues hasta suelen producirse muchos incidentes durante sus celebraciones: desde bicicletas rotas a causa del terreno irregular hasta caídas que comportan el abandono de la prueba.

Este grupo está formado por cuatro citas de gran renombre, de las cuales destacan dos consideradas como ‘monumentos’. Una de ellas es el Tour de Flandes, centenaria y llena de curiosidades, que destaca por su largo recorrido de más de 260 kilómetros. Además de la superficie, parte de su dificultad está en las fuertes subidas por las que los organizadores hacen pasar a los ciclistas, aunque su trazado es muy cambiante y poca relación guarda con las cuestas que se subían hace un siglo.

Otra de las grandes carreras que forman parte de este grupo es la francesa París-Roubaix, uno de los monumentos más exigentes del mundo del ciclismo donde la lluvia y el barro es más que habitual. Tal es su importancia, que dos de los corredores del momento, precisamente los favoritos por las casas de apuestas Argentina para conseguir el tan deseado Tour de Francia, como son Tadej Pogačar o Jonas Vingegaard, han anunciado públicamente que la tienen marcada como un objetivo de futuro o al menos para conocerla.

Menos conocidas, igual de exigentes

Completan el grupo de Clásicas de Flandes dos carreras más. Una de ellas es la E3 Classic, también perteneciente al calendario UCI WorldTour. Suele tener lugar una semana antes del Tour de Flandes, pues es un escenario perfecto para que los protagonistas consigan el ritmo encima de los adoquines. Lleva celebrándose desde 1958 y tiene la costumbre de acoger a los mejores corredores del circuito internacional, no solamente aquellos de nacionalidad belga, algo que era habitual hasta mediados de los años 70.

Las clásicas flamencas se cierran con la Gante-Wevelgem, también en Bélgica, y con los ‘pavés’ como grandes protagonistas, aunque no los únicos. Otros de los obstáculos de la prueba son el viento y la lluvia, pues el recorrido suele exponer mucho a los ciclistas en tramos concretos como el Monterberg y Kemmelberg. A su vez, es ideal para los especialistas en el esprint, pues cuenta con un perfil muy llano, algo que hace que a nombres como Christophe Laporte o Wout van Aert se les dé especialmente bien.

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