Robert Marchand sigue haciendo rodillo cada día a los 108 años – Ciclismo Internacional

Robert Marchand sigue haciendo rodillo cada día a los 108 años

Por Oscar Trujillo Marín

Si usted está en cuarentena con serios problemas para motivarse cada día en procura de mantener su actividad física a niveles aceptables; o siente pereza apocalíptica, o le deprime horrores no hacerlo al aire libre, no poder salir a rodar al campo, no poder asistir al gimnasio… piense en Robert Marchand, quien a sus 108 años sigue haciendo rodillo en su casa, (en Amiens, Francia) cada día y de manera rutinaria.

No en vano es desde hace muchos años el ciclista más viejo del mundo. Marchand no es cualquier ciclista del montón, ya quisiera yo ver a potentes rodadores como Cancellara, Rohan Dennis o Toni Martin batiendo el récord de la hora para personas mayores de 100 años, (categoría que se vio obligada la UCI a crearla por él) hace tres años dejando para la posteridad la marca de 22.5 km que ya la quisieran la mayoría de ciclo turistas aficionados jóvenes barrigones y parsimoniosos del mundo. Y lo que es peor aún, ya quisiera yo verme a mi o cualquiera caminando al menos de forma autónoma y llegando medio bien siquiera a los ochenta años.

El abuelo ciclista y decano de los corredores en todo el mundo nació el 26 de noviembre de 1908. Digamos que ya tiene cierta experiencia en fines del mundo inminentes, pandemias como la terrorífica gripe española de 1918, que quieras que no con sus 60 millones de muertos en año y medio intimidaba un poquito, un par de guerritas mundiales en su haber, 45 años de guerra fría… en fín, que Robert está curado de espantos y no es fácil de asustar.

Su infancia estuvo marcada por el inicio de la gran guerra, la primera, en 1914. Fue separado de sus padres a los 4 años, enviado a una granja de unos familiares más lejana y segura al sur de Francia, ya que su casa en Amiens se encontraba en primera línea de combate. Tras el final de la contienda los volvió a ver, en pleno horror mundial por la influenza española, ya por esa época el niño que era Robert, completaba ileso dos confinamientos bastante inquietantes.

El joven Marchand siempre fue un entusiasta deportista ; primero boxeador, disciplina que abandonó pronto en favor de la gimnasia, en la cual incluso llegó a ser campeón de Francia en 1924, en la modalidad de pirámide. Incluso se ganó la vida por un tiempo como instructor de gimnasia. Cuando tenía 14 años y falseando su nombre y fecha de nacimiento (la carrera estaba restringida para mayores de 15) ganó su primera competencia ciclista.

No era malo para correr, solo que al ser demasiado bajo de estatura no fue tenido en cuenta para integrar equipos fuertes de la época, y terminó abandonando el ciclismo en plena crisis (una tragedia mundial más) provocada por la gran depresión de 1929. Solo volvería a la bicicleta muchos años después.

Luego su espíritu libre, transhumante y aventurero lo llevo por medio mundo trabajando en la más variopinta cantidad de actividades posibles: fue bombero en Paris de 1932 a 1936, pero su rebeldía e incendiario carácter al negarse a obedecer a un superior que lo requirió de mala manera, lo hizo abandonar el cuerpo anti fuegos; fue panadero, mecánico, se mudó a Venezuela en 1947 donde ejerció como granjero de pollos; operario industrial y hasta cultivador de caña de azúcar.

Retornó a Francia a comienzos de los 50’s, fue camarero de bar, dependiente de tienda, entre otras ocupaciones. Pero su inquieto y curioso carácter los hizo ir a parar a Canadá donde ofició como leñador por un tiempo. Regresó de nuevo a Francia en 1959 y se desempeñó desde entonces, vendedor de zapatos, jardinero y luego comerciante de vinos donde terminó ganándose las habichuelas hasta su jubilación, justo por esos días retomó su afición por la bicicleta, de eso ya casi 60 años ya.

A pesar de nunca haber sido deportista profesional en su vida, Robert ha hecho de la misma una aventura constante, un reto y un deseo de descubrir y probar lo inimaginable. Será corto de estatura, pero cuando muera no se va arrepentir de no haberlo intentado, ha llenado su existencia de una intensidad envidiable y de experiencias que pocos podrán siquiera imaginar.

Romuald Lepers, científico de la Universidad de Burgundy, Dijon, se interesó mucho por su extraordinaria condición física a tan avanzada edad, le ha estudiado en profundidad y declaró que Marchand tiene una función muscular y cardiorrespiratoria excepcional en comparación con otras personas de su edad. Como si esto fuera poco a pesar de no tener el típico cuerpo grande de portento ciclista -tipo Induráin-, su corazón bombea tanta sangre como el de una persona de mucho más talla, como lo analizó también la doctora Veronique Billat que sigue la “carrera” del chaval Robert desde que este tenía 100 años.

Hace un par de años los médicos le recomendaron que quizás seguir saliendo a correr en bici a la calle, el campo o en el velodrómo no era lo más recomendable ya… De todas formas 106 años es una edad relativamente buena para retirarse, puede que al igual que Contador fuera un adiós precipitado, pero hay vida más allá del ciclismo.

Aunque con los naturales achaques se conserva lúcido, y va por sus propios medios todavía bien sobre dos ruedas, esa ha sido la lógica recomendación. La UCI también le comunicó que ya no le podía avalar más sus récords por que ponía en peligro su salud, cosa que no le hizo mayor gracia al paisano de Macron, ya que ambos nacieron en Amiens, con la diferencia que la crítica a favor del abuelo ciclista suele ser unánime y con respecto al presidente más bien no.

Sin embargo, su tozuda determinación por mantenerse activo y pedalear lo hace subirse a la bici y hace una hora de rodillo cada día en plena cuarentena casi mundial. No parece Robert un hombre que se intimide por cualquier cosa a estas alturas de la vida. Preguntado acerca de la clave para su extraordinaria y vital longevidad el abuelo supersónico que ostenta el título de “mejor atleta centenario del mundo” confesó: “Toda mi vida hice deporte, siempre me he movido mucho, he comido mucha fruta y legumbres, no demasiado café, nada de cigarrillos, y poco alcohol. Bueno, luego no digan que no les avisamos.

Oscar Trujillo Marín

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1 pensamiento sobre “Robert Marchand sigue haciendo rodillo cada día a los 108 años

  1. Robert Marchand es un ídolo y motivación total. Pero no sólo como ciclista longevo, pues su vida ha sido una total y larga aventura. Ya vendrán el libro y la película. En otra entrevista dijo también que otra de las claves para mantenerse bien era el poco azucar, que, según él, “es un asesino”.

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