Dylan Van Baarle se lleva un triunfo espectacular en la Paris-Roubaix

Por @amatiz12

Dylan Van Baarle (INEOS Grenadiers) se impuso en la 119º Paris-Roubaix, pactada sobre 257.2 kilómetros entre Compiègne y Roubaix, incluyendo 30 tramos de pavés que harían de la carrera todo un caos. El neerlandés se fajó un triunfo de calidad con un trabajo espectacular de su equipo, que rompió la carrera de entrada. Fue inteligente y empleó sus fuerzas en los momentos adecuados. 

No se cumplió con el libreto tradicional de una lucha por la fuga bien controlada por los equipos favoritos, pues el factor de los abanicos hizo que la prueba tomara un rumbo diferente de salida. Los INEOS siempre muy atentos, lideraron y produjeron el corte, donde metieron a la mayoría de sus corredores, al igual que Quick-Step o Bahrain-Victorious y contrario a gente como Mathieu Van der Poel (AFC), Wout Van Aert (TJV), Mads Pedersen (TFS) o Stefan Küng (GFC), rezagados en el segundo pelotón a 1’20”.

Desde el primer tramo de pavés la carrera se rompiendo aún más producto de las caídas y averías, que iban reduciendo unidades para los INEOS o Alpecin, además de obstaculizar la persecución que se estaba dando. Quien mejor sorteó los primeros sectores empedrados fue Niki Terpstra, que durante un rato estuvo como cabeza de carrera, aunque luego optara por dejarse alcanzar al estar un grupo grande y bueno en su caza.

Terpstra, Bodnar, Oss (TEN), Roosen, Teunissen (TJV), Ganna, Turner, Van Baarle (IGD), Ballerini, Lampaert, Sénéchal, Steimle (QST), Arndt (DSM), Langeveld, Bissegger (EFE), Molano (UAD) y Reynerds (SVB), eran los conformantes del selecto primer grupo tras el caos inicial. Resaltaba la ausencia de Matej Mohoric (TBV), quien perseguía a 30″ tras estar originalmente en el corte.

Lograría enlazar el esloveno, que encima atacaba en conjunto con Davide Ballerini (QST), Casper Pedersen (DSM), Laurent Pichon (ARK) y Tom Devriendt (IWG), sacando una renta de 30″ con el pelotón. Ese movimiento fue clave para aumentar las dudas del primer grupo y permitir que Van der Poel, Van Aert y compañía enlazaran tras una dramática persecución. Desde ese punto la carrera se tornó más tranquila, aunque no dejase de ser tensa.

La diferencia de los punteros creció hasta los 2’20” a medida que fue sufriendo cambios. En el bosque de Arenberg quedaba eliminado Ballerini por un pinchazo. Luego, Pedersen cedería ante el empuje especialmente de Mohoric, que se iba convirtiendo en una amenaza por su fuerza, renta y prestigio. Claramente en el paquete principal no se podían dormir.

Entonces fue cuando Jumbo decidió acelerar a 55 km de meta y mediante Wout, empezar a seleccionar definitivamente a los favoritos. Formaron un primer corte junto con Van der Poel, Lampaert, Sénéchal, Stuyven, Kung o Van Baarle, este último arrancaría en una zona de transición para anticiparse al previsible ataque de Van Aert en Mons-en-Pévèle (5 estrellas). Justamente el belga aceleró en ese duro tramo y logró abrir una brecha que sólo serían capaces de cerrar MVDP y Kung. Los Quick-Step quedaron cortados.

El nuevo trío atacante cazó a Van Baarle y Pichon, a quien habían reventado en el sector mencionado. Ahora ellos se localizaban a 30″ de Mohoric y Devriendt, que no dejaban de insistir. A pura fuerza regresarían los que no habían estado en el ataque de la estrella del Jumbo-Visma y justo ahí la mala suerte lo acechó. Un pinchazo, de esos tan comunes en Roubaix, lo dejaba por detrás obligado a gastar de más y con posibilidades de quedar fuera del juego. Mismo azar para Mohoric, que dejaba a Devriendt como único puntero.

Pero entre estos no iban a cooperar para cazar al hombre de adelante, pues se atacarían entre ellos. Mohoric lideró otra embestida a la que contestó Lampaert de inmediato. La nula cohesión de Van Aert y Van der Poel, hizo que Van Baarle decidiera arrancar por propia cuenta para enlazar con cabeza, donde ya hacían parte Matej e Yves. El cuarteto cogió 35″ y la carrera se le escapaba a los de atrás.

Ante el desespero, Stuyven cambió el ritmo y esta vez Van Aert sí respondió, al igual que Kung. El que si no estaba para esos roces era Van der Poel, claramente sin piernas ni tanque para salir a los ataques. Al no estar en ese, quedó eliminado de carrera. Curiosamente lo mismo le sucedió a Jasper, que sufrió un pinchazo que lo descartó cuando parecía resucitar.

En cabeza y afrontando el sector 4 de pavés, Van Baarle decidió que era hora de probar al todo o nada y con espectacular ataque se desprendió del resto de aventureros, embarcándose en una travesía de 15 km que lo podía llevar a la gloria. Abría rápidamente 43″ sobre sus máximos perseguidores y se mostraba muy fuerte, claramente tenía la carrera hecha, pero debía rogar con que la suerte lo acompañase en una cita en sí traicionera.

Para su fortuna, no tuvo inconveniente alguna, contrario a Lampaert que tuvo una fuerte caída que le quitó el podio que venía asegurando. En su entrada al velódromo, el neerlandés pudo relajarse y festejar con todo el mejor triunfo de su vida. En el embalaje por los cajones restantes -porque a Mohoric lo habían atrapado- la punta de velocidad de Van Aert y Kung predominó para así tener el consuelo ante la imposibilidad de hacer oposición a un tremendo Dylan.

Clasificaciones:

Alejandro Matiz

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