España extrañará los “fracasos” de Valverde

Por @pmpalermo

Pocas actividades se prestan tanto al exitismo como el deporte, y el ciclismo no está exento de esta penosa actitud que implica sentirse partícipe de logros ajenos pero también la crítica feroz ante el fracaso.

Es en este contexto que se encuadra lo sucedido en torno a Alejandro Valverde, uno de los mejores corredores españoles, ya no de los últimos tiempos sino de la historia, a quién sus paisanos crucificaron ante la imposibilidad de obtener el triunfo, una vez más es cierto, en los mundiales de Toscana.

Si bien es real que a los mejores se les exige más, se lanzó sobre el jefe de filas de la rojigualda una crítica despiadada e irracional por no haber saltado tras Rui Costa, a la postre el ganador, cuando se definía la prueba.

Fácil es decirlo pero no hacerlo, sobre todo tras 7 horas y media de agonía bajo el agua y con toda una temporada encima, hecho que para los más objetivos, agranda la figura del murciano, quién ya acumula cinco podios mundialistas.

Lo que sucede con Valverde es que tiene mal acostumbrados a sus compatriotas, que no valoran los lauros del pupilo de Unzué, quién por cierto debutó en estas lides hace una década con el segundo lugar en Hamilton tras Astarloa.

Para entender mejor la situación, el de las Lumbreras es tan grande que los fans y también muchos periodistas, se olvidan de que es humano, que el deporte no es matemática y que ser tercero entre 205 pedalistas es un privilegio y no la deshonra que todos pintan.

Por si esto fuera poco, bien vale la pena mencionar que la gran mayoría de los integrantes del pelotón apenas levantan los brazos durante sus trayectorias, por lo que es una injusticia linchar a quién tantas alegrías brinda a sus país, un atleta al que cualquier seleccionador querría tener a sus órdenes.

La última arista es también el hecho de que los rivales cuentan, que Valverde se jugó la victoria frente a los mejores del mundo y no venció, quedando por ejemplo, el ganador del Giro y sub campeón de la Vuelta por debajo de él.

Rui Costa ganó el Mundial, no lo perdió España por más que el orgullo los haga decir lo contrario, y dentro de un tiempo cuando ni siquiera figuren en el top ten, algo probable ante la falta de relevo generacional, extrañarán los “fracasos exitosos” que según parece implica finalizar segundo o tercero, algo que su líder logró por quinta ocasión en diez años.

Pablo Martín Palermo