Vuelta a España: Conclusiones tras la etapa 9

Por @pmpalermo

La Vuelta se aproxima a su día de descanso y a la alta montaña posterior, pero antes, los corredores han calentado motores con una semana plagada de llegadas cortas, empinadas y nerviosas, como la de la novena fracción, en Cumbre del Sol.

Allí, acontecieron algunos hechos que vale la pena analizar:

*Froome empieza a carburar: tal y como anticipamos luego de la primera y única llegada de alta montaña (etapa 7), donde cedió tiempo, el keniata no está muerto. Hoy, luego de perder contacto en los primeros compases de la trepada a Cumbre del Sol, el campeón del Tour logró recuperarse y machacó a los oponentes.

Tampoco es que se lució como en julio o que sentenció algo de modo definitivo, pero sí les metió unos segundos en un terreno complicado y entregando buenas sensaciones, en lo que bien podría ser tomado como un mensaje al resto: “no me descarten”.

Pero nada de esto es magia o sorpresa. Luego del Tour, el capo de Sky se dedicó a eventos comerciales y a correr criteriums, pruebas cortas y explosivas, por lo que llegó a la Vuelta sin un descanso apropiado. La cuestión es que con el transcurso de las jornadas, el cuerpo empieza a tomar ritmo otra vez, apoyándose en el fondo físico previo.

Froome lo tiene y el resto pareciera que vendrá solo. La duda pasa por conocer sus reservas energéticas, algo de lo que se sabrá más en Andorra. Sin embargo, la primera semana puede brindar algunas pistas interesantes, ya que el británico rinde mejor en puertos largos y no en muros.

Así y todo, estas brutales rampas le han servido para cambiar el aire, algo que todo el que ha sufrido sobre una bici experimentó alguna vez y que se traduce en comenzar a sentirse bien tras haber estado al borde de quedar cortado o, incluso, tras haber explotado.

En resumen, Froome nunca estuvo descartado y tampoco es el máximo favorito a ganar la Vuelta hoy, porque las etapas que determinarán esas cuestiones aún están por llegar.

*El único error de Chaves: El colombiano es una de las sensaciones de la última grande del año y, a nuestro entender, el corredor de la semana. Pero, lamentablemente para él, perdió el maillot rojo a manos de Dumoulin.

El escarabajo habló de malas piernas, pero para nosotros, se trató de un error muy simple, propio de su juventud. Chaves debió vigilar a Dumoulin únicamente y no saltar como loco a los ataques del resto.

Es cierto, su status de líder exigía dicho protocolo, pero al no llegar como favorito al título y con tantas estrellas presentes, bien pudo saltear esa parte, apostando a que otros cerraran los huecos, como finalmente sucedió.

“Chavito” está en buena forma, ahora es 3° y más sabio, porque aprendió una valiosa lección de cara al futuro, cuando deba enfrentar situaciones caóticas vestido de líder en una competencia: marcar las ruedas que valgan la pena.

*El logro de Dumoulin: junto con Chaves, la gran luminaria de la primera parte de la Vuelta a España ha sido el holandés, quien salió del Tour lesionado en los compases iniciales y regresó aquí a la actividad con una forma notable.

Pocos saben lo difícil que es retornar a las carreras y, mucho más, tomar ritmo. Por eso, lo del hombre de Giant es impactante, puesto que se exprimió sobremanera entrenando para no dar ventajas y, finalmente, es él quien las ha sacado.

Dumoulin es líder nuevamente tras una exhibición en la etapa 9, porque al estar a 10″ de Chaves sabía que debía atacar, y no dudó. Dueño de una humanidad generosa (1.85 y 70kg), no tuvo temor para lanzarse en las empinadas cuestas, territorio más propio de Purito Rodríguez donde, sin embargo, impuso su ley.

El tulipán probó tres veces y recién en la última pudo despegarse, pero Froome y Rodríguez llegaron hasta él, comprometiendo sus opciones. O al menos eso pareció, puesto que sólo él pudo responder al último arreón del keniata, superándolo en la línea de llegada.

A fin de cuentas, cualquiera que gane o se vista de líder debe ser reconocido, pero en el caso que tratamos, el mérito es mayor porque el atleta en cuestión viene de una lesión y sus características físicas no son las idóneas para el terreno transitado.

*Nairo espera su momento: el tunjano sigue corriendo tapado, tratando de limitar daños en los empinados muros de la primera semana, totalmente adversos para sus características de escalador puro e idóneos para los “puncheurs”.

En ese contexto, no llama la atención el tiempo perdido (1:17), sobre todo, porque reserva energías de cara a la alta montaña y prefiere no dar pistas sobre su forma real. Sí reconoció cierta fatiga, pero eso cuenta para todos los que hicieron el Tour.

La realidad es que el colombiano aguarda la llegada de los puertos largos, como los de la etapa de Andorra, para saltar a la pista y empezar a seleccionar la clasificación general, comenzando por el soberbio e inesperado líder, Tom Dumoulin, quien poco tendría que hacer contra el escarabajo cuando se presenten varios kilómetros de trepada sostenida.

Al igual que con Froome, Quintana no está muerto ni mucho menos. Simplemente, espera la ocasión ideal para destaparse, y así y todo, no asaltaría el rojo hasta el tramo final, ahorrando a sus gregarios la fatiga de tener que trabajar.

Mención aparte para Unzué, a quien hemos criticado durante el Tour pero, con todo respeto, aquí está haciendo las cosas mejor en lo estratégico, reservando a sus capos y alternándolos cuando es necesario atacar.

*Las pistas de Aru: la salida de Nibali y la pésima forma de Landa han revelado quién manda en Astana, pero no sólo por descarte, sino que por prestaciones, Fabio Aru demostró que tiene una marcha más y está listo para pelear.

El sardo lanzó un brutal ataque en la etapa 7 y ganó unos segundos, mientras que en Cumbre del Sol fue de los más activos, dejando en evidencia una forma excelente y más frescura que sus contrincantes.

El italiano cazó a Valverde en el segundo y más importante ataque del murciano para luego conectar con el grupo de punta, justo cuando Quintana secó el primer salto de Dumoulin y Chaves se cortó.

No conforme con eso, atacó a 1900 metros cuando hubo un parón y, tras se arrollado por Froome junto con el resto de favoritos, tuvo el resto para recuperarse y cruzar la línea de meta 4°, a 16″ de Dumoulin.

Todo esto invita a pensar que, si en vez de saltar a todo lo que se movía se guardaba un poco más, Aru estaría un poco mejor ubicado. Pero así y todo, luce fuerte y eso lo posiciona como uno de los aspirantes al maillot rojo en Madrid.

*Purito ya no es el mismo: el catalán terminó 3° en las empinadas rampas del puerto y ya es 2° en la general, pero en realidad, este no es el escenario imaginado en la previa. Es que con tantas llegadas cortas, plagadas de porcentajes imposibles, el de Katusha era el nombre puesto para brillar, tal como sucedió entre 2010 y 2013, cuando se cansó de festejar.

Pareciera que tras el accidente del Giro 2014 el español no volvió a ser el mismo, porque se aprecia que carece de la misma punta de velocidad letal de antaño, con la que hoy hubiera liquidado a Froome y Dumoulin en un terreno que era de su exclusividad.

Lo mismo se puede decir de las llegadas de Caminito del Rey y Sierra de Cazorla, donde encima se encontró con un Chaves sorprendente que ya no dejó lugar a la recuperación. Lamentablemente para Rodríguez, lo que viene es más adverso, puesto que llega la alta montaña y la crono.

No es que sea mal escalador pero sí que es inferior a Quintana, Aru o Froome en esas lides, mientras que ya es harta conocida su debilidad sobre la cabra, eterno Talón de Aquiles que lo ha apartado de ganar una grande durante su período de esplendor.

Purito sigue siendo un pedalista de elite, porque nadie gana dos parciales del Tour o se codea con los punteros de la Vuelta por accidente, pero echa en falta un puntito más de explosividad, el mismo que pareció encontrar en el País Vasco y que tantas alegrías le regaló durante su trayectoria.

Pablo Martín Palermo

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